Por las Montañas de Fuego, el inmejorable clima, las idílicas playas o la huella de César Manrique. Por todos estos motivos, la isla de Lanzarote podría ser única en el mundo. Sin embargo, existe otra curiosa razón que mucha gente desconoce y que convierte a la isla de los volcanes en un referente mundial: su reloj de sol analemático.
Creado hace más de diez años, en 1996, por Juan Vicente Pérez Ortiz, este reloj es el primero del mundo de este tipo que, por un lado, muestra la hora solar, y por otro, la hora media. Además, también indica el día y el mes en el que nos encontramos. En toda España ahora mismo existe una veintena de clones, repartidos en lugares también excepcionales como la Universidad de Santander, en La Laguna, en Tenerife o en el Puerto de Alicante, pero el de Arrecife, situado en el Castillo de San Gabriel, fue el primero.
En apariencia sencillo (no mide más de un metro y está formado por dos aros) sorprende su estricta precisión, "de un minuto", lo que significa que la sombra que proyecta el sol en su superficie avanza de forma constante, "minuto a minuto". Sinembargo, su principal utilidad no es la dar la hora. "Este reloj de sol no es para ver la hora sino para aprender astronomía", explica su creador. De hecho, como es natural, por la noche, se detiene, "pero de día tiene cuerda para siempre", apunta Juan Vicente. Gracias a este instrumento, los visitantes pueden aprender numerosos conceptos astronómicos tales como "cómo se mueve la Tierra, cómo se mueve el Sol o por qué el astro rey sube en verano y baja en invierno".
"Analemático"
El nombre científico de la creación de Juan Vicente Pérez Ortiz es "reloj de sol analemático". Pero, ¿qué significa analemático? "Analema es una ecuación que corrige la diferencia entre la hora solar y la hora media (que es con la que nos regimos)", explica Juan Vicente. Si nos guiáramos por el Sol, en cada punto del mundo existiría una hora diferente, incluso dentro del propio archipiélago canario. Esto es así debido a las diferentes ubicaciones geográficas y, sobre todo, a la inclinación del eje de la Tierra. Para evitar esta disparidad horaria, los astrónomos inventaron la hora media, que según los meridianos, divide el espacio en franjas horarias.
"La diferencia que existe entre la hora media y la solar está definida por una ecuación, que es una curva, y se llama analema", explica Juan Vicente. "Si colocamos esa curva en el lomo del reloj solar, corrige la hora solar y nos da la hora media", añade el astrónomo. Ahora mismo, existen relojes analemáticos que llevan el analema dibujado en la superficie de las horas. Sin embargo, el invento del astrónomo alicantino "lo lleva en el lomo".
"Científicamente, es el mejor y artísticamente, una joya", recalca Francisco González de Posada, presidente de la Academia de Ciencias e Ingeniería de Lanzarote y responsable de que Juan Vicente Pérez Ortiz decidiera presentar aquí su invento. "Este reloj establece un diálogo con las personas, explicándoles, por ejemplo, dónde se encuentra la Osa Mayor", afirma.
Vena creativa
Como cualquier artista ante sus obras, Juan Vicente Pérez Ortiz siente "un orgullo muy grande" cuando viene a Arrecife y contempla su reloj. Sin embargo, el hecho de que el Castillo sea hoy sala de exposiciones y no se permita observar el reloj a los visitantes, le transmite cierta tristeza. "Es como si expusiera en un museo que está cerrado", se lamenta.
Apasionado de la astronomía, sus conocidos afirman que "realiza un reloj solar con un simple cd". Pero la vena inventora del astrónomo no termina aquí. También ha diseñado un observatorio astronómico móvil, un camión que porta un telescopio y una cúpula con elque se puede observar el firmamento "desde cualquier parte". El original vehículo ha viajado por toda España y con él, Juan Vicente ha impartido cursillos de astronomía.
Así se gestó el invento
Alicantino de nacimiento, Juan Vicente Pérez Ortiz afirma con rotundidad que la astronomía es su "gran afición". Se trata de un hobbie tan fuerte que, allá por los años 70, mientras trabajaba en una caja de ahorros, sus directores se dieron cuenta de su enorme potencial y le pusieron al frente de un observatorio astronómico, que él mismo creó. La idea del reloj solar surgió de forma natural. Cuando el profesor Francisco González de Posada lo conoció en Alicante "me dijo que iba a montar un observatorio divulgativo en el Castillo de San Gabriel y que le gustaría que yo diseñara algo".
En ese momento, él se encontraba trabajando en el reloj solar y decidió que Arrecife era el escenario ideal para su puesta de largo. Desde 1996 y hasta 2004, Lanzarote se convirtió en un escenario glorioso para la actividad científica-astronómica. Sin embargo "a finales de 2004, el Cabildo decidió cerrar el Centro Cultural Blas Cabrera (propulsor de esta gran actividad cultural) y truncó esta buena época", se lamenta González de Posada. La Academia de Ciencias e Ingeniería de Lanzarote, que él preside, está intentando volver a impulsar esta "época gloriosa".