Las mentiras de la Federación Turística y ASOLAN ponen en peligro su condición de interlocutor público.

Alberto Acosta, presentador de La Destiladera en Radio Lanzarote

Alberto Acosta

Periodista y consultor de comunicación

17 de enero de 2024 (13:53 CET)

La patronal turística lanzaroteña ha hecho de la mentira y la desinformación una fórmula de relacionarse con las administraciones. 

La Federación de Turismo de Lanzarote y su máxima responsable Susana Pérez, también presidenta de ASOLAN, han convertido la mentira en una fórmula de relacionarse con las administraciones publicas, algo intolerable por completo. Llegados a este punto creo firmemente que ellos mismos se están inhabilitando como representantes con las instituciones. 

Vayamos al último ejemplo. El pasado mes de diciembre se anunció la subida de tarifas por parte de los Centros de Arte Cultura y Turismo de Lanzarote. Esto produjo una airada respuesta por parte de Asolan (Miembro de la Federación Turística) en el consejo de administración de los Centros Turísticos, donde tienen representación no se sabe muy bien porqué… La Asociación de Agencias de Viaje también se mostró muy contrariada a la subida. Ante esta situación la dirección política decidió celebrar una reunión donde se pusieran encima de la mesa las diferencias para intentar llegar a un acuerdo. 

La citada reunión se mantuvo el pasado 18 de diciembre. En ella asistieron Oswaldo Betancort, como Presidente del Cabildo; Angel Vázquez como Consejero de los CACT; La presidenta de la Asociación de Agencias de Viajes y Turoperadores de Lanzarote, así como su vicepresidenta; un técnico de la Federación de Turismo de Lanzarote y José valle Presidente de La Cámara de Comercio de la isla, como hombre de paz. En esa reunión nadie discutió la subida de las tarifas e incluso se congratularon de la buena sintonía y la capacidad para llegar a este acuerdo. El Presidente del Cabildo leyó el acta hasta en dos ocasiones. 

Esa misma tarde el Cabildo de Lanzarote hacía pública una nota de prensa en la que contaba el éxito del conclave y el buen tono del mismo. La sorpresa surge cuando al día siguiente una comunicación oficial de esta patronal “desmiente” el acuerdo. La nota de prensa dejaba al Cabildo Insular como mentiroso, y levantaba de nuevo la voz, generando una nueva discusión sobre el acuerdo ya tomado de los nuevos precios de los Centros. 

Este artículo no va a entrar en valorar las tarifas de los CAT, ya lo he hecho anteriormente, lo que quiero dejar claro es que la falta de seriedad de una patronal, que no sólo manipula datos, sino que se permite mentir sobre las reuniones a las que asiste, falseando la realidad, negando acuerdos existentes, incluso acusando de falaces a quienes dicen la verdad, lo invalida como interlocutor público.

Este tipo de comportamiento es desde luego reprobable y condena la relación institucional del mentiroso. El tema es de máxima gravedad ¿Cómo y para qué se va a sentar una institución con una patronal dispuesta a tergiversar el contenido de la reunión? ¿Cómo una patronal puede imprimir seriedad a sus acuerdos cuando miente sobre ellos? ¿Qué tipo de interlocutor es éste?

Por cierto, esto no es nuevo. Otro ejemplo fue la pasada feria de Berlín, en donde Susana Pérez se inventó que la entonces Presidenta del Cabildo de Lanzarote insultó al pueblo británico. Pusi en boca de la primera institución que su presidenta Dolores Corujo no quería más ingleses en la isla. Un disparate de proporciones bíblicas. En torno a esto se organizó una campaña sobre la mentira, sin importarle las consecuencias. En ese momento y para mayor gloria de la desvergüenza vivíamos una intensa precampaña. Muchos les rieron la gracia por intereses políticos. Hoy vemos que cuando la mentira se instala no lo hace en una sola dirección sino que convierte la falacia en herramienta de trabajo y presión. 

Es triste que lleguemos a este nivel, porque Lanzarote necesita una patronal turística verdadera, que aporte rigor a sus análisis, e incluso exija reivindicaciones lícitas. Lo que no necesita es una patronal caprichosa, que confunde la reivindicación en la mentira y la difamación. Ayer fue Corujo hoy es Oswaldo, mañana el que venga. La pérdida de credibilidad de la patronal es también la pérdida de valor del sector. Sin una interlocución medianamente respetable el buen empresariado (Que también existe) tendrá que buscar nuevas fórmulas si quiere que alguien se los tome en serio.  

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