La calculadora de CC

Lo malo de pedir, es que a veces te pueden dar algo que no te gusta. Y cuando la dirección insular de CC se dirigió a los máximos órganos del partido en Canarias, pidiéndoles su respaldo frente a las voces críticas de ...

26 de febrero de 2010 (07:23 CET)

Lo malo de pedir, es que a veces te pueden dar algo que no te gusta. Y cuando la dirección insular de CC se dirigió a los máximos órganos del partido en Canarias, pidiéndoles su respaldo frente a las voces críticas de ...

Lo malo de pedir, es que a veces te pueden dar algo que no te gusta. Y cuando la dirección insular de CC se dirigió a los máximos órganos del partido en Canarias, pidiéndoles su respaldo frente a las voces críticas de Lanzarote, corría el riesgo de que el remedio fuera peor que la enfermedad. Y a juzgar por la reacción de Jesús Machín, parece que así ha sido.

Ahora, el presidente insular asegura que ya son "mayorcitos" para resolver sus problemas solos, sin necesidad de que vengan a poner orden en la isla dos mediadores designados desde fuera. Y es que lo que él buscaba era un apoyo incondicional de Claudina Morales y Paulino Rivero, pero se ha encontrado con todo lo contrario.

De hecho, la designación de dos mediadores supone la legitimación de un sector de CC que, hasta ahora, Jesús Machín se ha esforzado en mostrar como residual. Y esto, demuestra una vez más que la corriente crítica no está compuesta sólo por tres o cuatro personas "indisciplinadas" o con "distintas sensibilidades".

El partido lleva meses haciendo más profunda una crisis que, a estas alturas, sí parece necesitar de mediadores. Porque al margen incluso del debate de quién tiene la mayoría numérica en la Ejecutiva, en el Consejo Político insular o en los distintos comités locales, los hechos demuestran que la situación es insostenible. Y no sólo para el partido, sino también para las instituciones.

Nueve meses después de que se rompieran los anteriores pactos entre el PSOE y el PIL en la mayoría de las instituciones de la isla, a raíz de la Operación "Unión", la dirección insular de CC sólo ha logrado sacar adelante su propuesta de pactos en el Cabildo de Lanzarote. En los otros cinco ayuntamientos que dependían de CC para recuperar la estabilidad, Jesús Machín no ha conseguido que prosperara su postura, pese a los meses de debate que han transcurrido. Y en lugar de eso, los comités locales han empezado a actuar, conformando por su cuenta nuevos grupos de gobierno y evidenciando aún más la fractura interna del partido.

Sin embargo, Jesús Machín insiste en que ostenta la mayoría y que va a imponerla a golpe de expedientes disciplinarios y de expulsiones. Pero la realidad es que CC está actualmente gobernando en Yaiza, tras expulsar al PIL a través de una moción de censura, y que la concejal de Tías lleva dos semanas formando parte del grupo de gobierno socialista en el Ayuntamiento de Tías. Y en este segundo caso, aún ni siquiera se le ha abierto expediente, o al menos no se ha hecho público.

Dos semanas después de que Jessica Suárez adoptara esa decisión, apoyada según sus palabras por el Comité Local del partido en Tías, sólo ha habido declaraciones públicas por parte de Jesús Machín y algún otro miembro de la dirección insular desacreditándola, pero ni una nota de prensa oficial, ni una reunión orgánica. Sólo un encuentro con Paulino Rivero y Claudina Morales, que no dio los frutos que Machín esperaba, y una rueda de prensa del secretario de Organización del Comité Local de Tías, asegurando que los que rechazan la decisión de la concejal son mayoría. Sin embargo, la falta de una actuación concreta contra ella evidencia que la concejal no actuó por su cuenta y riesgo, como pretenden mostrar, sino respaldada al menos por un importante sector de Coalición Canaria.

Y a esta situación hay que sumarle el fracaso de las negociaciones en San Bartolomé, donde el PSOE ganó de mano y logró cerrar una nueva mayoría, y el rocambolesco caso de Teguise, donde después de presentar una moción de censura junto al PSOE, para desbancar al PIL, CC decidió no incorporar a los socialistas al grupo de gobierno y terminó quedándose con un gobierno en minoría. Y ahora, Juan Pedro Hernández se ve con año y medio de legislatura por delante, pero con dos partidos en la oposición a los que, tras lo sucedido, el cuerpo les pedirá más venganza que pactos.

Y en este escenario, en lugar de buscar el apoyo de los órganos superiores del partido, la dirección insular quizá debería haber intentado asumir también sus errores. Y más si realmente querían resolver esto, como dicen ahora, sin injerencias externas. Porque es evidente que CC ha pasado de tener una posición estratégica para gobernar en casi toda la isla, a estar al borde de la ruptura y con situaciones institucionales complicadas. Y todo ello, mientras sus verdaderos adversarios en las urnas, como el PIL y el PNL, se frotan las manos.

La supuesta búsqueda de la unidad del nacionalismo no ha servido para sumar, sino para restar, consiguiendo una vez más dividir a Coalición Canaria. Y es que independientemente de quién ostente la mayoría, o de si dan o no los números para sacar adelante una decisión en algún órgano del partido, es temerario actuar ignorando tantos frentes de oposición. Porque ni se puede imponer el liderazgo, ni se puede presidir un partido con la calculadora en la mano.

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