Fortunas amasadas de la noche a la mañana; yates en manos de cargos públicos que venían de la nada cuando accedieron a la política; decenas de licencias concedidas de forma ilegal; un partido que se rompe a lo largo de varias ...
Fortunas amasadas de la noche a la mañana; yates en manos de cargos públicos que venían de la nada cuando accedieron a la política; decenas de licencias concedidas de forma ilegal; un partido que se rompe a lo largo de varias crisis, marcadas siempre por oscuras acusaciones entre los que se van y los que se quedan, y que tiene a su líder y oráculo en prisión... Todos estos elementos que forman la historia reciente de Lanzarote son una evidencia de que han pasado muchas cosas a espaldas de los ciudadanos de esta isla, y la cuestión es si la Operación "Unión" va a servir para romper esta dinámica.
Desde su inicio, hace ya cuatro meses, puso la isla patas arriba, con registros en dos ayuntamientos, en varias empresas y en estudios de arquitectos, y generó muchas expectativas entre los que sueñan con ver un día una isla saneada y regenerada.
Sin embargo, eso dependerá no sólo de que "caigan" los que tienen que caer, sino también de cómo asimile cada lanzaroteño, desde el camarero de un bar hasta el máximo responsable político de la isla, lo sucedido tras esta intervención judicial. De si se quiere o no aprender una lección.
Durante un año de escuchas telefónicas y seguimientos a los principales implicados en la presunta trama dedicada al cobro de comisiones ilegales, se consiguieron pruebas que el juez y la Fiscalía consideran determinantes para acreditar que cargos públicos, orquestados en la mayoría de los casos por Dimas Martín desde Tahíche, estaban cobrando supuestas comisiones ilegales a empresarios para concederles beneficios desde la administración.
Incluso, según informó en su momento la Guardia Civil, se llegó a pillar "in fraganti" a dos personas cuando estaban realizando la transacción económica, por valor de 100.000 euros. Y eso, pese a que los años dorados de vacas gordas han abandonado Lanzarote. Y eso, pese a que esto sucedió en plena crisis económica, con menos dinero en la calle y con una isla tan explotada urbanísticamente que parecería no tener posibilidades de más.
De hecho, la principal limitación a la que se enfrentará la Operación "Unión" es que llegó demasiado tarde. Porque si esos mismos medios, esos mismos esfuerzos y esos mismos agentes de la UCO hubieran llegado a la isla hace unos años, probablemente hubieran encontrado mucho más que comisiones de 100.000 euros.
Pero aún así, las encontraron. Mientras los ciudadanos de esta isla pasaban penurias, llenaban las colas del comedor social de Cáritas y luchaban por conseguir un puesto de trabajo y por llevar comida a la mesa de su familia, había políticos en esta isla que se dedicaban a enriquecerse a costa de las instituciones públicas, según la acusaciones del magistrado y la Fiscalía.
Será el juicio y el avance de la investigación lo que determine las responsabilidades y arroje luz sobre lo sucedido, pero hasta la fecha, hay al menos la friolera de 16 personas imputadas por cohecho. Es decir, por haber cobrado, pagado o prometido sobornos en el último año. Y ahí está el verdadero centro de la Operación "Unión": en una presunta trama dedicada al cobro de comisiones ilegales, con intereses también en los Planes Generales de Yaiza y Arrecife.
Ahora, lo primero que va a ir trascendiendo no es eso, sino las piezas que se están empezando a separar del sumario, derivadas de las escuchas telefónicas de la trama central. Presuntos actos delictivos ante los que los responsables de la operación no pudieron mirar para otro lado y les obligaron también a intervenir. Pero al margen de su importancia, que sin duda la tiene, esas "piezas separadas" no forman parte de lo que se perseguía cuando se inició esta investigación.
Esa trama central se irá conociendo en los próximos meses, cuando culminen las diligencias previas y se levante definitivamente el secreto de sumario. Y entonces, con todos los elementos en la mano, ya no habrá excusas ni justificaciones. Ahí será cuando Lanzarote demuestre si realmente quiere desterrar definitivamente lo peor de su pasado y empezar a construir un futuro sin el lastre de la corrupción.