Las navidades pasan factura a la isla, y es que desde el 24 de diciembre hasta hoy Lanzarote ha detectado un total de 1030 nuevos positivos, de los que 804 están activos. Asimismo permanecen ingresados en el hospital 32 pacientes por covid y han fallecido 2 personas hasta el momento en el que este artículo se redacta. Por otro lado la curva de contagio a 14 días se ha disparado por encima de los 550 contagios por 100 mil habitantes, cabe recordar que los límites de seguridad está en 50, once veces menos. En resumen, esta tercera ola está siendo mucho más devastadora que la de verano.
La gran pregunta: ¿Por qué?
Desde el servicio de rastreo del Hospital Molina Orosa se confirma que la gran mayoría de contagios se han producido en entornos familiares, las tres grandes efemérides navideñas reunieron a las familias en entornos de extrema relajación, sin mascarilla, con contacto físico y grupos multitudinarios.
¿Pero cómo es posible que la Covid entrara en las viviendas?
La población salió a entornos de fiesta, bares, restaurantes, pubs, etcétera. En estos entornos la relajación y la falta de control hizo que se el virus se propagara entre los asistentes. Estas personas después llevaron el Coronavirus a sus casas, y las viviendas actuaron como centrifugadoras. En los entornos familiares se producían contagios, luego la gente volvía a las zonas de ocio, donde se volvía a extender, y luego de vuelta a los hogares a celebrar la siguiente fecha navideña. Así estuvimos desde el 24 de diciembre, pasando por el año nuevo, hasta el 6 de enero. Un crecimiento exponencial que nos ha llevado a una crisis sin precedentes.
A esto hay que añadir que confundió grupos burbuja de 6 o 10 personas, con estar en muchos grupos de seis, o de diez. El concepto de grupo burbuja era pasar las navidades con los mismos constantemente, y sin embargo, los lanzaroteños quedamos con muchas pandillas de seis en seis, días diferentes, por lo que la medida nunca tuvo efecto. Se confundió evitar la multa con evitar la propagación de la enfermedad.
¿Cuándo dejará de arreciar los efectos de esta brutal tercera ola?
Todo son matemáticas y comportamiento social. Si la población acepta las medidas de confinamiento, y cumple con las tres M (Mascarilla 2 Metros y lavado de Manos), la curva tendría que normalizarse en tres o cuatro semanas, volviendo a los ansiados 50 casos acumulados en 14 días y 100 mil habitantes, de hecho el pasado jueves 14 disminuyó la velocidad de propagación del virus, justo el día en el que se alcanzó la mayor propagación con 125 positivos en un día, y hoy nos encontramos en la meseta de la curva para empezar a aplanarla.
Otra cuestión son los efectos hospitalarios, en este caso la curva de contagio va dejando cada vez más pacientes en el hospital, algunos llegan a la UMI y, lamentablemente, se producen fallecimientos de personas. Podemos bajar la curva y aumentar los ingresos hospitalarios. En este caso tenemos que tener en cuenta que la enfermedad surge de media 5 días después de que se produzca el contagio, y el ingreso hospitalario, otros 9 días más tarde de media. Las altas hospitalarias son difíciles de predecir porque dependen mucho de cada paciente. Y este dato es el que más tarde se corregirá. Nos quedan por delante días duros como sociedad.
¿Qué lección debemos de aprender?
El cansancio por una crisis tan prolongada, y por la situación económica, nos puede hacer creer que vivimos una realidad diferente a la que tenemos. El mundo está siendo devastado por una pandemia global que también nos afecta, exactamente igual que al resto de Europa. Tenemos que entender que mientras se propague la enfermedad en una sociedad no habrá ni salud ni economía, por lo tanto hemos de modificar nuestras conductas hasta que la población esté inmunizada en un 70% aproximadamente. Y, finalmente, debemos de entender que tenemos que hacer caso a nuestras autoridades sanitarias, y no discutir o interpretar las normas de forma tan ligera, en Asia (Japón, China, Korea, Vietnam…) se está controlando al enfermedad y la economía ha vuelto a renacer desde hace meses.
Finalmente, y como parte de la situación, gracias a Dios que tenemos el espectacular equipo de rastreo que tenemos, es responsabilidad de todos cuidarlo.
