“Si no hacemos nada, nuestros hijos y nietos verán la pérdida de enclaves como Famara o Puerto del Carmen”

El viceconsejero de Lucha contra el Cambio Climático analiza el escenario al que se enfrenta la isla, tras el “crudo” informe realizado por el Gobierno regional

3 de junio de 2022 (11:23 CET)
Actualizado el 3 de junio de 2022 (12:10 CET)
Miguel Ángel Pérez, viceconsejero de Lucha contra el Cambio Climático
Miguel Ángel Pérez, viceconsejero de Lucha contra el Cambio Climático

Las playas más emblemáticas de la isla y algunas de sus infraestructuras podrían sufrir los estragos del cambio climático antes de terminar este siglo. Así lo refleja un informe presentado recientemente por el Gobierno de Canarias, que sitúa en “riesgo alto” un total de 9 puntos de Lanzarote y uno de La Graciosa. El viceconsejero de Lucha contra el Cambio Climático del Ejecutivo Regional, Miguel Ángel Pérez, explica cuáles son los riesgos concretos a los que se enfrenta la isla.

 

El informe dibuja un escenario preocupante en toda Canarias, pero en particular en Lanzarote. ¿De qué posibles consecuencias estamos hablando exactamente? ¿Podrían llegar a desaparecer playas como Famara?

Lanzarote y Fuerteventura son las islas más orientales del archipiélago y las de mayor edad y, por tanto, las que han sufrido un proceso de erosión más pronunciado. Las playas de Lanzarote, sobre todo la de Famara, por la riqueza biológica que tiene, es quizá la zona que puede sufrir un daño ambiental mayor, sin olvidar otro tipo de zonas que también se verían afectadas. Si no hacemos nada desde las administraciones públicas y desde la sociedad en general, si no nos adaptamos al futuro cambio climático, ésa es la realidad que puede ocurrir en Famara y en otras. 

 

¿Pero hablaríamos de una pérdida total de lo que conocemos hoy en esos puntos de la costa?

Sí, sí. Evidentemente el nivel del mar subiría lo suficiente para que esa playa que conocemos hoy en día sería otra completamente distinta. 

 

Además de playas, el informe también sitúa infraestructuras, como las desaladoras y la central eléctrica de Las Caletas, en el punto de mira.

La realidad es que el proyecto habla de la subida del nivel del mar, y de cómo nos puede afectar a la zona territorial y a las infraestructuras asociadas a la costa. Ya no solo infraestructuras energéticas o carreteras que también pasan por la zona, sino a las zonas importantes de población costera en Canarias. Casi el 80% de la población en Canarias vive de 0 a 500 metros de altitud, y por lo tanto se vería de algún modo afectada si ese nivel se hace realidad y si la erosión, que sigue aumentando día a día, se ceba con esas zonas, que es donde está la mayor producción económica en Canarias debido al turismo. 

 

Y no hablamos de un horizonte tan lejano, ¿no? Porque la proyección del estudio es de los efectos entre 2050 y 2100.

Nuestros hijos y nietos verán los efectos. Repito, si no hacemos nada, verán la pérdida importante de enclaves que a día de hoy sería inimaginable que se pudiesen perder. No solo por la alta protección, sino zonas turísticas como Las Teresitas en Tenerife, o la zona de Adeje y Arona, o la zona de Puerto del Carmen, que se verían afectadas por la subida del nivel del mar. Estaríamos hablando de 0,60, 0,30 o 0,90 metros de subida de nivel que absolutamente colapsaría el sistema económico que vivimos en el archipiélago. 

 

Dentro del nivel de riesgo alto, el informe da distintas puntuaciones a cada una de las zonas más afectadas de la isla. ¿Qué implica cada uno?

Se han puesto cinco medidas, desde riesgo leve hasta riesgo extremo. Puerto del Carmen está a punto de estar en riesgo extremo, por la singularidad de la zona. Hay otros que están en “muy alto”, como Famara o Flamingo, que tiene un riesgo bastante alto. Hay otras zonas que no están nombradas pero sí tienen riesgo alto, como Playa Blanca, pese a que no está en el propio documento.

Se ha hecho una ponderación en base a criterios estrictamente científicos, donde se ha ponderado población, infraestructura, patrimonio, el hábitat y ecosistema. Y a partir de ahí sale un valor de riesgo. En Famara no es alto el riesgo de población, evidentemente, pero en ecosistema es muy muy alto. En Puerto del Carmen, sin embargo, sí hay un mayor problema por el tema población, debido a la población flotante y turista muy fuerte. La zona costera podría verse afectada por la subida del mar y tener un problema alto. 

Por ello, deberíamos de ir pensando cuál es futuro modelo de desarrollo turístico en la zona y la gran transformación que se tiene que hacer en Puerto del Carmen para que sigamos disfrutando de Puerto del Carmen, pero con una mentalidad diferente a la que conocemos actualmente. 

 

¿Y cómo se haría esa “transformación”?

Ese gran arenal de Puerto del Carmen se verá afectado por la subida del nivel del mar. Por lo tanto, hará que muchas de las viviendas de primera línea de playa se vean afectadas. Pero insisto, todo esto es si no hacemos absolutamente nada. Vamos a ser optimistas y vamos a creer que las administraciones públicas y la ciudadanía van a poner todo de su mano para que podamos seguir disfrutando de Puerto del Carmen, Famara y del resto de los puntos calientes. 

El informe final da una foto que puede suponer nerviosismo a mucha gente, pero es real y cruda como lo que está afectando al planeta, que es la subida innegociable de dos grados de la temperatura. Esto no hará solo que suba el nivel del mar sino que se pierdan hábitats importantes para el archipiélago canario. Por eso, hay que hacer todo lo posible para evitar esas consecuencias tan nefastas. 

 

Al margen de esa lucha global contra el cambio climático, al presentar el informe hablaban de realizar ahora estudios de detalle en cada zona de riesgo de Canarias para intentar tomar medidas en cada punto. ¿Qué se puede hacer realmente?

Hay medidas de adaptación, como lo que estamos haciendo en Garachico, Tenerife. Hay un proyecto de la Unión Europea, que se llama Life Garachico, que estamos invirtiendo 3,5 millones, aparte de uno de 6 millones más para reajustar todo el frente costero de las pleamares importantes que sufre Garachico. Es sabido lo peligrosas que son, y por lo tanto la redefinición de ese espacio costero pasa por una planificación del territorio, una implantación de medidas de prevención y, sobre todo, de adaptación de los elementos urbanos en las zonas de afección, las zonas de protección en los ámbitos de playa, donde diques sumergidos y sobre todo en la nueva estructuración urbana, dejando de construir en zonas que vamos a saber a futuro que se van a ver anegadas por la subida del nivel del mar.

 

Pero sería un trabajo titánico trasladar eso a los 80 puntos de Canarias que el informe sitúa en riesgo alto, ¿no? ¿Es viable, considerando que el plazo es de unas pocas décadas?

Sí, son decenios lo que nos queda. Por ello la importancia de tener armada toda la estrategia que está realizando el Gobierno de Canarias, porque no es un engaño. Llevamos diciéndolo desde 2019. Fue declarada en emergencia climática por el Parlamento de Canarias en enero de 2020, y con la aprobación de todas las fuerzas políticas para hacer todo lo posible para que las afecciones del cambio climático sean lo menores posibles. 

Ahora faltan muchísimos recursos y mucha concienciación, sabemos a dónde llegar, debemos adaptarnos lo mejor posible y perder la menor biodiversidad y la menor afección a la gente que vive en Canarias. 

 

Sin embargo, con el cambio climático también sigue habiendo negacionistas. 

Sí, aunque afortunadamente, por ahora en Canarias no han entrado los partidos radicales de extrema derecha, que niegan el cambio climático. Por esa parte, todos los partidos políticos representados en el Parlamento, así como la sociedad canaria, tenemos una conciencia de que nos la estamos jugando y hay que hacer algo, hacer mucho para evitar el problema que nos estamos enfrentando ahora.

Empezamos muy bien, en la primera década del siglo XXI, creando una infraestructura del Comisionado para el Cambio Climático, pero desapareció con la crisis y con el Gobierno de 2011. Ahora la hemos vuelto a retomar con la declaración de emergencia climática, con esa futura Ley de cambio climático, las estrategias de descarbonización, de transición justa tan importante.

Estamos haciendo todo lo posible para reajustar los tiempos y que con los objetivos de Desarrollo Sostenible en Canarias, tengamos alternativas a la foto fija de este proyecto. 

 

Hace unos días presentaban también un informe sobre la huella de carbono de las islas y Lanzarote de nuevo no salía bien parada, entre otras cosas por la escasa penetración de las energías renovables tanto en esta isla como en Fuerteventura. ¿Qué está fallando?

Es una realidad que hay, es el gran problema de la penetración en Canarias, pese a que hemos subido casi 10 puntos con respecto a 2019. Estamos en siete islas donde 5 de ellas son reservas de la biosfera, y por ello hay que hacer una planificación para la penetración de las energías renovables. 

Es mejor hacerlas bien, en acuerdo con el Cabildo, que estar imponiendo en el territorio una penetración de renovables que a día de hoy tampoco es factible que se pueda absorber toda con respecto a la planta de regeneración de energía fósil que hay en la isla. Por lo tanto, con el tiempo se mejorarán los datos y no me cabe la menor duda que de aquí a cuatro años mejorarán muchos los datos en Lanzarote. Ahí está el Plan de Transición Energética de Canarias trabajando, que está en evaluación ambiental estratégica, por lo que a final de año tendremos ese documento en el que se verán Lanzarote y en Fuerteventura cuáles son las zonas más idóneas para la energía eólica y fotovoltaica. Además de la eólica marina, que también va a jugar un papel importantísima en el archipiélago. 

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