En el año 1776, el monarca Carlos III ordenó realizar una fortaleza en Arrecife cuya construcción perseguía dos objetivos fundamentales.
En primer lugar, la creación de una fortaleza defensiva que diera resguardo a la población frente a posibles ataques de piratas.
Pero también la construcción de la fortaleza sirvió para conseguir que la población insular tuviera una fuente de ocupación para paliar la enorme hambruna que asolaba a Lanzarote a finales del siglo XVIII. Así, durante mucho tiempo este singular edificio se denominó coloquialmente la fortaleza del hambre.
Dos siglos después, el genio de Manrique convirtió un castillo prácticamente olvidado en un museo de arte con un restaurante panorámico singular, en el que destacan sus vistas sobre el puerto de Arrecife.
Paradójicamente, el que en su día fuera conocido como la fortaleza del hambre, hoy es uno de los lugares más recomendables para degustar de su exquisita gastronomía. Conoce la propuesta gastronómica del Restaurante del MIAC aquí.
Disfruta visitando una de las mejores vistas panorámicas de Arrecife, de su museo de arte contemporáneo y de una de las más importantes intervenciones espaciales de Manrique en el ambiente de una de una fortaleza histórica.