La imagen de Caleta de Famara como un pueblo pesquero, donde las calles sin asfaltar y el jable se combinan entre las construcciones de pequeñas casas blancas con sus ventanas y puertas pintadas de azul queda cada vez más lejana. Este idílico espacio situado junto a la playa de Famara sufre las consecuencias del turismo de masas y del plan de movilidad y señalización llevado a cabo por el Ayuntamiento de Teguise, que ha generado que los coches de alquiler se acumulen sobre zonas prohibidas, a pesar de las sanciones policiales para evitarlo.
El plan de movilidad de Caleta de Famara, elaborado en enero del año pasado, generó malestar entre los vecinos, que pidieron al consistorio no convertir este tradicional espacio costero en "un párquin". Antes de esas reivindicaciones, el consistorio, dirigido por Olivia Duque (CC), optó por sustituir uno de los carriles de entrada al pueblo por plazas de aparcamientos en batería y pintar una isleta, donde antes solo había asfalto para dividir otros dos carriles.
Es precisamente en esta isleta, localizada entre una cafetería local y la parada de guaguas del pueblo, donde se está generando el conflicto. Decenas de vehículos de alquiler se aparcan diariamente sobre este espacio, a pesar de la prohibición expresa de la Dirección General de Tráfico. Antes no había ninguna isleta que separase ambos carriles y no se producía esta situación. Esto no solo supone una infracción de tráfico, sino una afección al paisaje de este característico pueblo, donde la visión hacia el Risco de Famara queda completamente afectada por decenas de vehículos.
Asimismo, este pequeño pueblo costero es un ejemplo de gentrificación. Por ejemplo, a pesar de no estar regulado su uso cuenta con, al menos, 133 viviendas vacacionales inscritas en el Registro General Turístico de Canarias.