A lo largo de la historia, los campesinos y agricultores de Lanzarote se vieron obligados a idear diferentes técnicas para aprovechar al máximo la poca lluvia que caía. En la isla, donde el agua era y es un bien preciado debido a su escasez, se utilizaban los llamados 'nateros' a la hora de aprovecharla al máximo y evitar que se llevara la tierra hacia el mar.
Este tipo de infraestructuras suele ser típico de zonas de secano y, según explica Jesús Manuel Cáceres, historiador experto en la gestión del agua y el paisaje cultural de la piedra en seco, "su función es retener el barro que baja de las laderas de las montañas con las lluvias".
Este sistema "es muy parecido a las gavias, pero en el caso de los nateros se encuentran en los barrancos que, cuando se encharcaban, se podía llegar a plantar en ellos igual que en una gavia", explica Ignacio Romero, escritor y fundador de la iniciativa Senderismo Lanzarote.
En islas como La Gomera debido a su orografía se suele usar una estructura parecida llamada bancales, la cual "permitía aprovechar mejor el terreno en la montaña", señala el historiador. En el caso de los nateros, "se suelen construir al final del cauce del barranco y una zona donde se aprecian muy bien es en la Montaña de Guanapay, que fueron restaurados en los años 90 y se ve perfectamente cómo funcionan, ya que tienen un muro de piedra seco donde se va quedando toda la tierra que arrastra la lluvia", declara Cáceres. Además, luego de estos nateros se recoge toda la tierra acumulada para rellenar arenados.
Esto evitaba que la tierra que arrastraban las lluvias en los barrancos acabase en el mar como pasó recientemente con las lluvias torrenciales del pasado sábado 12 de abril, que llenaron de tierra las calles y carreteras de Costa Teguise y Arrecife y, además, también la Playa de Las Cucharas. De hecho, a día de hoy se puede ver todavía el agua de color marrón debido al barro y los sedimentos arrastrados por el agua.
Una posible solución a las lluvias torrenciales
El último episodio de precipitaciones fuertes que tuvo lugar en Lanzarote ha puesto de manifiesto la deficiencia de las infraestructuras y, además, ha puesto sobre la mesa la necesidad de tomar medidas en los cauces de los barrancos como lo hacían los antiguos campesinos de la isla. Las maretas y los nateros son dos ejemplos de una posible solución que mitigue el impacto de las lluvias torrenciales.
La mayoría de los nateros están en desuso en la actualidad. "En la zona de Teseguite, El Mojón, Guatiza y el barranco de La Horca en Teguise hay algunos que se mantienen", indica Romero
"Ahora mismo, con cómo llueve, se generan unos barrancos bastante importantes como por ejemplo en el Barranco de Mulión, cuya agua no debería llegar al barranco, sino que se quedaría en la Mareta de las Mares pero está inutilizada, lo que hace que el agua coja mucha velocidad y que afecte mucho a Costa Teguise", manifiesta el experto.
En este aspecto, Cáceres asegura que "se han descuidado por completo los pasos del agua con la construcción de nuevas carreteras, viviendas y demás", algo que se refleja cuando ocurren inundaciones. "Arrecife es uno de los puntos críticos, zonas como la del Cabildo o Cuatro Esquinas, el agua lo barre todo porque se ha perdido esa obra hidráulica", apunta.
Una de las grandes maretas que tenía la capital fue la que estaba situada en el barrio de Altavista, pero ya no existe actualmente, lo que crea problemas con las fuertes lluvias. "Al no estar esa mareta, toda el agua baja hacia la calle León y Castillo de la capital", explica.

Recuperación de las maretas
Uno de los proyectos en los que trabajó en 2020 Jesús Manuel Cáceres junto a la Dirección General de Patrimonio Cultural fue recuperar las maretas de Teguise porque "es la forma correcta que se ha utilizado en Lanzarote en lo que se refiere a la gestión del agua", indica el historiador. Desde la época prehispánica, los aborígenes ya utilizaban ciertas zonas del terreno para aprovechar el agua de un barranco a través de un hoyo con piedras alrededor. El tegue era la tierra que se utilizaba para ello al ser bastante impermeable.
"Solo en el municipio hay alrededor de siete maretas que podrían recoger el agua de la lluvia a través de pequeñas intervenciones en el arreglo de cauces de barrancos y limpieza", continúa.
Otra de las infraestructuras que se construyó en su momento con la esperanza de suponer una ayuda a los agricultores fue la presa de Mala. Sin embargo, este proyecto fracasó estrepitosamente y nunca se le sacó provecho desde su construcción debido, entre otras cosas, al suelo donde se encuentra. "El suelo no es impermeable, por eso nunca se ha podido usar, y se podría recuperar interviniendo de forma profunda la presa pero sale más rentable recuperar las maretas para, por ejemplo, la agricultura", explica.
La recuperación y conservación del agua tradicional es uno de los pasos que se deben dar para, en palabras de Cáceres, "evitar que las tierras de cultivo se pierdan en el mar cuando son arrastradas por las lluvias".
La infraestructura hidráulica que nuestros antepasados utilizaban en Lanzarote, dio paso a las desalinizadoras que garantizaron el suministro a toda la isla. Sin embargo, el tiempo ha dado la razón a los campesinos y agricultores más sabios porque Lanzarote vive diariamente con cortes en el suministro que ponen en peligro el consumo diario y las cosechas.
Asimismo, el abandono de los aljibes, las maretas, las eras, las gavias y los nateros ha provocado que se agrave aún más los destrozos que causan las lluvias torrenciales que, debido al cambio climático, cada vez serán mas frecuentes.
