"Conocí de oídas a este hombre, a través de las muchas referencias que de él hacía mi entrañable y querido amigo Manuel González Barrera. Además de haber sido su socio, junto con Gorgonio Martín (ya fallecido), en la aventura de la editorial Cíclope, Manolo y Félix Martín Hormiga son íntimos amigos.
A fuerza de oír a Manolo, me pico la curiosidad, y buscando a través de Internet, y con personas que conocían su historia, me informé de quien era este hombre del que todos hablaban con tanta admiración y cariño. Supe de su forma tan cálida de escribir, tan de dentro, tan suave en sus formas.
Este hombre sencillo, no pretende sentar cátedra al hablar. Sencillamente habla como hablaría un sabio al contarle a su nieto chinijo retazos de su vida.
Un día, por casualidad, empecé a ver una entrevista a un personaje barbudo y con el pelo cano, que estaba conversando con una atractiva periodista, al zoco de una ventana, por donde aparecía casi dibujado el "Puente de las Bolas". Al haber puesto la tele con la entrevista empezada, tan sólo me daba cuenta que por la forma de expresarse, de hablar, de contar todo lo que estaba contando a la guapa entrevistadora, y a pesar de no haber escuchado el nombre del entrevistado, no podía ser otro que Félix Martín Hormiga.
Escuché con verdadero deleite toda la entrevista-conversación. En días posteriores, se lo comenté a nuestro común amigo Manolo Barrera, contándome este a su vez un montón de anécdotas vividas en su larga amistad por los dos. Tiempo después tuve el placer y el honor de que Manolo me presentara a este hombre que sin conocerlo admiraba y puedo decir, sin ningún rubor, que me enganchó su conversación fácil y amena, tratándome como si me conociera desde siempre. Algo que agradecí profundamente, pues me sentía infinitamente pequeño, escuchando a dos monstruos de la literatura.
Un día acudí a un festival folclórico en Tías de los muchos que hay en la isla, pero este tenía la particularidad de que se le rendía un homenaje a Félix Hormiga. Pude volver a disfrutar de sus palabras, de sus vivencias, de esa forma tan particular de relatar lo que el llama "sus cuentos", escuchándole la deliciosa historia del marinero y su remo.
Soy peninsular pero enamorado de este pedazo de tierra caliente y árida hasta los huesos. No en vano, cuando alguien me pregunta ¿Qué has venido hacer tu aquí, en el declive de tu vida?. Invariablemente respondo de la misma manera: "He venido a morirme en esta isla".
Creo que cada día encuentro un nuevo motivo para ratificarme en mi decisión, y conocer que Félix es uno de ellos. Para mí, Félix Hormiga forma parte de la esencia de esta isla, una parte indisoluble del sentir y del vivir conejero.
No tengo la pretensión de afirmar que soy amigo de Félix, entre otras cosas porque no sería verdad. Soy sencillamente un conocido, y tan sólo deseo con estas letras manifestar mi admiración y respeto hacia el hombre que a mi juicio es el mayor baluarte que existe en la actualidad de la cultura lanzaroteña y por extensión de la canaria".