Aunque nosotros paremos, la Luna sigue brillando

Teresa Fajardo Negrín
8 de abril de 2020 (21:52 CET)

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Me veo otra vez sentada. Aquí estoy, ante mi portátil con las letras de mi teclado iluminadas. Las ilumino porque aquí, bajo la oscuridad de la noche y el resplandor de la Luna, lo necesito para ver que tontería va a ser la siguiente que escriba. Muchos no lo sabrán, pero llevo mucho tiempo sin inspiración, sin saber qué escribir, sin encontrar ningún suceso que me haga querer irme lejos con mi ordenador y teclear hasta cansarme. Sin embargo, hoy, he mirado la Luna. No se si ustedes se paran a ver la Luna, pero es 100% recomendable.  Hoy vivimos tiempos duros, no solo por el Estado de Alarma, la situación económica, social y médica en la que nos encontramos, sino por toda la pobreza que nos acontecerá después de esto. Y sin embargo, no es esta situación la que me ha llevado a sentarme bajo las estrellas.

Estoy aquí sentada porque hoy he mirado la Luna. La he observado. Está preciosa, llena  a rebosar, no cabe ni una gota más de luz. Imponente entre la oscuridad, desgarradora con su mejor atuendo. Y eso, es lo que me ha llevado a verme sentada ante este resplandor.  Entonces, cuando observándola se han fundido todos mis sentidos con ella, es cuando he recordado dónde me encuentro y qué está pasando.

Sin embargo, ajena a todo, ahí vemos a la Luna, parece que todo le da igual. Porque es así, está ahí para recordarnos, que aunque nosotros paremos, aunque la humanidad entera se paralice, aquí seguirá. Y entonces es cuando te das cuenta que tus problemas son insignificantes ante ella. El ojo que todo lo ve, aunque, la mayoría de las veces no nos sentimos ni observados, la olvidamos.

No voy a olvidarme de la Luna, hoy quiero quedarme aquí toda la noche hasta que desaparezca y tras ella salga el Sol. Y volver a esperar aquí todo el día, que anochezca de nuevo y pueda volver a observarla. Que felicidad siento dentro de mí. Es una sensación indescriptible, solo la puede descubrir cada uno al sentarse frente la Luna, porque lo que tú sentirás, será diferente a lo que yo estoy sintiendo.

A 384.400 km de distancia


Me siento atraída, parezco una sirena, tan absorta por la Luna que a momentos me asusta. Me transmite felicidad, asombro, miedo, respeto, incluso tristeza. Pero además, me siento sola, solo hay soledad a mi alrededor. Pero esta soledad no me da miedo, sino paz y tranquilidad. Tan blanca, tan reluciente. A 384.400 km de nosotros, está  tan lejos, pero la siento tan cerca, que parece que está en mi oreja susurrándome cada palabra que escribo.

Creo que la palabra adecuada para describir todo lo que estoy sintiendo es agradecimiento. Estos días estamos viviendo la empatía en estado puro, donde el agradecimiento es la moneda más valiosa. Estoy agradecida de estar aquí bajo el oscuro cielo observando el astro blanco. Y lloro, por todas las personas que se están perdiendo este momento maravilloso. Lloro por todas aquellas que no están aquí para poder ver lo que estoy viendo. Mi corazón llora y mis manos sangran, la rapidez de los sentimientos que fluctúan ahora por mi cabeza parecen viajar a la velocidad de una de esas estrellas que desde aquí parecen ni inmutarse, y plasmarse directas en mi folio vacío. Tanta injusticia repartida bajo la Luna... no debería estar permitido. No debería estar permitido sentirse infeliz, asustada, vigilada, enfadada, angustiada. Hay tantas cosas que no deberían estar permitidas, que por el contrario pasan día a día, que ya ni nos inmutamos. Como cuando pasamos bajo la Luna, ni si quiera nos tomamos un momento para mirarla. Porque siempre está ahí, y creemos que siempre estará. Como todas las desgracias que ocurren a nuestro alrededor, nos tienen tan saturados que ante las mayores atrocidades ni nos inmutados. Y eso, mucho más que sentirme sola en la noche, me aterroriza.

Observarla es observarnos a nosotros mismos


Deberíamos tomarnos un momento en la noche para admirar la Luna, porque observarla no es coger un telescopio y estudiar su apariencia. Observarla es observarnos a nosotros mismos, en lo más profundo de nuestro ser. Y entonces, es cuando veremos la Luna, cuando nos fijaremos en nuestro alrededor, cuando reflexionaremos sobre la vida que vivimos, cuando nos sentiremos llenos y vacíos a la vez. Por todo esto y mucho más, deberíamos VER a la Luna.

"Me gusta pensar que la luna está ahí, incluso si no estoy mirando" (Albert Einstein).

Blog: https://teresasabeescribir.wordpress.com/2020/04/08/aunque-nosotros-paremos-la-luna-sigue-iluminando/

Fotografías: Noah Vocker (Instagram @nvockerphoto).

Me gustaría recomendarles un video con el que podrán reflexionar sobre lo que vivimos en la actualidad. Montaje por Santiago López (Instagram @santlpz)
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