En sus inicios, hacer una compra por Internet era algo novedoso, de lo que muchos desconfiaban y por los que otros tantos no se atrevían a dar el paso de hacer compras mediante el ordenador.
¿Ahora? No sólo es que podamos encontrar casi cualquier producto o servicio en la red. Es que esta nueva forma de comprar nos ha calado tanto que en algunos casos sería impensable recurrir a una tienda física.
El problema está en que la oferta es tan amplia y variada que nadie tiene tiempo de buscar todo lo que se nos ofrece.
Todos hemos sufrido presencia de los comerciales. Ya sea puerta a puerta o de forma telefónica, nos pillan siempre en el peor momento del día, justo cuando queremos estar tranquilas con nuestra familia.
Por suerte, este tipo de prácticas están llegando a su fin gracias a Internet.
La aparición del comparador de productos bancarios online
Es aquí cuando hace su aparición uno de los servicios más útiles del nuevo comercio electrónico: la figura del simulador y comparador de productos bancarios online. Estos nos permiten ver de un simple vistazo las cualidades y características de un producto determinado, así como sus precios en diferentes proveedores. En algunos casos, incluso permiten efectuar la compra desde su mismo web.
Vuelos de avión, paquetes vacacionales, seguros de vida, seguros de coche, hipotecas y otros productos bancarios… la variedad de productos entre los que podemos elegir cada vez es mayor, y la responsabilidad de recabar información ya no recae —del todo— en nosotros como consumidores.
Sin embargo, este auge de los comparadores no está exento de polémica: asociaciones como la OCU critican que, en el caso de los seguros, estas páginas "ni encuentran todo ni encuentran lo más barato". Desde asociaciones como ésta nos recomiendan llamar directamente a las aseguradoras, usando las webs sólo para hacernos una idea de los precios.
De todas maneras, aunque las ventajas de estos portales sean innegables, no es recomendable que nos encomendemos a ellas sin valorar otras opciones. Hay casos —contados— en los que es preferible encomendarse a un profesional en un establecimiento físico.