Después de cuatro jornadas de juicio del caso Stratvs, continúa siendo un misterio quién elaboró y diseñó el restaurante que se levantó junto a la bodega, ya que nadie se ha hecho cargo de esa intervención ni ha aparecido el proyecto, pese a que es indispensable para ejecutar cualquier obra. El único que consta fue realizado años después de construirse el restaurante, cuando incluso ya había sido precintado por el Ayuntamiento de Yaiza, y su autor ha declarado este martes como testigo.
"No tengo muy claro por qué estoy aquí", ha comenzado afirmando el ingeniero Óscar Galván, pese a que ya declaró en fase de instrucción de esta causa e incluso participó en la vista de medidas cautelares que se celebró en 2013, que terminó con la orden de cierre de todo el complejo. De hecho, después él mismo ha reconocido que Juan Francisco Rosa le encargó el proyecto para aportarlo en esa vista y para intentar "legalizar" la instalación, que se había inaugurado hacía años.
En el caso de la bodega, quien elaboró el proyecto fue el arquitecto Miguel Ángel Armas Matallana, que además era dueño de una parte del terreno y también está acusado en la causa junto a Juan Francisco Rosa. Sin embargo, en su declaración aseguró que él no había tenido ninguna intervención en la construcción del resto del complejo. De esta forma intentó desvincularse de esa parte de las obras, que no tienen ningún tipo de cobertura ni permiso. Y es que la licencia solo autorizaba la rehabilitación de una casa y la construcción de una bodega-almacén de 900 metros -aunque también la propia bodega terminó triplicando el tamaño autorizado-, pero no autorizaba ni el restaurante, ni la tienda, ni las terrazas, ni el resto de salas e instalaciones.
"Me lo encargaron para regularizar la situación"
"Me lo encargaron para regularizar la situación", ha declarado Óscar Galván. Respecto a si había un proyecto de obra anterior al suyo, que debió realizarse para llevar a cabo la construcción, ha asegurado que lo desconoce y que "no recuerda" si se lo mostraron en su día.
"A mí se me pide porque al parecer no había proyecto o no estaba en el Ayuntamiento", "entiendo que si hubiese habido otro anterior, no hubiera hecho falta el mío", ha respondido a preguntas de la fiscal y de la acusación popular, pese a que toda obra requiere un proyecto para definir cómo va a ejecutarse. Además, ha asegurado que él no participó en la construcción ni en ningún proyecto previo y que se limitó años después a "estudiar" lo que ya había construido y a "revisar" y a "comprobar lo que estaba bien o lo que estaba mal" para acometer obras si fuera necesario.
"Un proyecto es una idea y se quedó en un mero proyecto", ha añadido, defendiendo que es "habitual este tipo de trabajo" para "legalizar" obras. No obstante, esta práctica extendida entre promotores de obras ilegales -que después presentan proyectos para intentar legalizarlas- no explica el misterio de cómo se levantó entonces el restaurante de Stratvs. Y es que ninguna obra puede realizarse sin un proyecto que guíe los trabajos, y en este caso ni ha aparecido el documento ni nadie ha asumido su autoría ni la dirección de esa parte de las obras.
Testigo de la defensa pero rebate sus tesis
Además de ese proyecto del restaurante elaborado en 2013, este ingeniero también tuvo otras intervenciones en Stratvs. De hecho, su citación como testigo fue solicitada por la defensa de Miguel Ángel Armas Matallana, que le ha empezado preguntando por su firma en el "certificado final de obra de las instalaciones" del complejo en 2007. "Ese certificado solo era de una instalación de gas", ha precisado el testigo.
Así, aunque ha reconocido que eso sí se hizo bajo su dirección, ha insistido en que era "un proyecto muy específico", "una instalación muy concreta" de gas, "para alimentar unas calderas para calentar agua". Sin embargo, en contra de lo que pretendía sostener la defensa, ha afirmado que "no puede asegurar" que el resto de obras de Stratvs hubieran terminado en 2007. La importancia de la fecha está en la estrategia que marcaron los acusados desde el primer día del juicio, cuando sus defensas alegaron que los delitos habrían prescrito. Por su parte, la acusación no solo niega este extremo, sino que además sostiene que los trabajos continuaron hasta muchos años después, y que además se realizaron otros trabajos posteriores para ampliar las instalaciones levantadas en suelo protegido.
"Mi informe no hablaba de si había contaminación"
Por su parte, el abogado del que era gerente del Consejo Insular de Aguas, José Juan Hernández Duchemín, le ha preguntado por otro proyecto que firmó, relativo al sistema de aguas residuales de Stratvs. "Mi informe habla de tuberías y poco más. No de tratamiento ni de vertidos", ha respondido el testigo, restando también importancia a ese documento. "Concluye que eran correctas en ese momento, pero es sobre un sistema de evacuación de aguas, no es un sistema de tratamiento. De contaminación no habla el informe", ha reiterado, en referencia al delito contra el medio ambiente por el que están acusados el propio Rosa y Duchemín, por haber autorizado ese sistema de vertidos pese a los informes públicos que advertían de los altos niveles de contaminación.
Sobre este punto, la abogada de la acusación, Irma Ferrer, ha hecho hincapié en que ese proyecto se realizó cuando la obra llevaba cuatro años ejecutada y cuando el restaurante ya hacía sido cerrado por orden del Ayuntamiento. "¿Cómo pudo ver pozos y fosas sépticas si está bajo tierra, bajo cimientos, y además el restaurante estaba precintado?", le ha preguntado.
"A ver, yo entré en el restaurante cuando hice el proyecto, lo tengo clarísimo. Sí que es verdad que no había público, pero yo entré para hacer el informe", "yo recuerdo haber abierto tapas de arquetas para ver cuál era el recorrido de las tuberías, recuerdo haber contrastado con otros proyectos que me entregaron", ha respondido. Respecto a esos proyectos previos que le entregó la propiedad, la letrada ha recordado que uno de ellos reconoce que la bodega tiene una superficie total de 2.543 metros, cuando solo se habían autorizado 900, y ha insistido en preguntarle al testigo si se trataba de una bodega industrial, que es una de las cosas que niega la defensa.
"No sé el uso", ha afirmado el testigo, que ha intentado esquivar la pregunta en varias ocasiones, repitiendo que lo que él hizo era un proyecto de saneamiento. "¿Y para hacer un informe no distingue usted si es una vivienda, una bodega artesanal o una industria?", le ha preguntado la abogada de la acusación. "Si ésa es la pregunta, yo diría que es una bodega industrial", ha terminado respondiendo.