"El Canario" y "el Gallego" son sólo algunas de las casi 200 personas que pasan a diario por el Centro de Atención al Drogodependiente de Arrecife. Sus historias hablan de una difícil batalla por abandonar el mundo de las drogas, que les ha arreba

Vidas tras la droga

Los programas de desintoxicación son tratamientos muy severos y largos, donde sólo un 15% de las personas logra una recuperación total, porque las recaídas suelen ser bastante habituales

8 de septiembre de 2006 (05:18 CET)
Vidas tras la droga
Vidas tras la droga

Apostado bajo un árbol, ‘El Gallego' observa el trajín constante que se respira en el Centro de Atención al Drogodependiente. Y es que en los días de más actividad pueden pasar por allí unas 200 personas en busca de la dosis de Metadona, sin contabilizar los que se acercan para pasar consulta con los especialistas o para recibir otro tipo de tratamiento. Aunque, este joven, que debe su apodo por su lugar de procedencia, sólo ha venido a acompañar a su amigo.

Después de intentar durante más de una hora que alguien nos cuente brevemente su dramática historia, ‘El Gallego' nos mira y afirma, "yo te contesto, ¿qué es para un periódico? Así, de esta forma tan natural, comienza a relatar su vida. "Con la droga lo pierdes todo, desde tu familia, tus amigos, tu trabajo e, incluso, tu dignidad, todo. Te va comiendo por dentro y te anula como persona". Con esta contundente declaración, ‘El Gallego' nos sumerge en el lado humano de las estadísticas sobre drogodependencia, a la que todos ya estamos acostumbrados.

"Sólo un 15% de las personas que acuden al centro consiguen una recuperación total", afirma Rosa Torres, coordinadora del Área de Drogodependencia de la consejería de Servicios Sociales del Cabildo. Aunque este dato es muy relativo porque los objetivos que se marcan cuando una persona llega nueva al centro es que deje de consumir psicotrópicos. "Entonces el porcentaje aumenta porque, después de terminado todo el tratamiento, nuestros pacientes están libres de estupefacientes, lo que no quiere decir que luego se produzcan recaídas".

"La droga te cambia la personalidad, te vuelve de santo a demonio. Por muy bueno que seas, terminas convirtiéndote en un asqueroso" continúa diciéndonos ‘El Gallego', que a sus 32 años, lleva más de 15 inmerso en este mundo. Como él, hay muchas personas en la misma situación. La vida de estos enfermos no es fácil, ya que detrás del abuso del consumo de estupefacientes se esconden graves casos de integración social. Dos jóvenes que encontramos en el Centro de Atención al Drogodependiente (CAD) nos comentaron que han pasado por prisión en un par de ocasiones, "porque a veces llegas, incluso, a robar para conseguir el dinero para comprar porque sólo piensas en consumir", explicó uno de ellos.

Todas las personas que encontramos en el CAD confirmaron que el proceso para abandonar el mundo de la drogodependencia es muy duro. Normalmente son programas que duran de dos a tres años en los que se producen muchas recaídas. "Yo llevo seis años con la Metadona y sin ella, comenzaría a consumir de nuevo", explicó un toxicómano que no ha querido dar a conocer su identidad.

‘El Canario', que acudió al centro acompañado de su amigo, sin embargo, nos comenta que aunque lleva pocas semanas en tratamiento no quiere volver a realizarlo con Metadona porque, según afirma, "el ‘mono' de la Metadona es muy duro, yo lo pasé muy mal cuando tuve que dejar de tomarla porque ingresé en prisión". Ahora, ‘El Canario', que ha vuelto ha intentar la desintoxicación hace 20 días, está luchando por "salir de esta mierda", como él dice, gracias a unas pastillas. "Las pastillas me van bien, me relajan y me quitan el síndrome de abstinencia".

¡Necesito ayuda!

Casi todas las personas con las que nos encontramos en el Centro de Atención al Drogodependiente nos relataron que comenzaron a consumir drogas a una edad muy temprana. Eduardo, por ejemplo, a los doce años ya estaba fumándose sus primeros porros y bebiendo los primeros cubatas. Otros dos toxicómanos, que prefieren mantenerse en el anonimato, explicaron que probaron la heroína a los 16 o 17 años. "Cuando éramos pequeños no sabíamos lo que producía la droga y cuando nos dimos cuenta, ya era tarde. Como nosotros hay muchas personas", explicó uno de ellos.

A pesar de estas declaraciones, los toxicómanos tardan en darse cuenta de que necesitan ayuda. "Yo sabía que tenía un problema hace tiempo, pero realmente fue hace dos años cuando pedía ayuda", dijo Paula. ‘El Gallego', por su parte, se percató del problema cuando ya estaba ‘enganchado', "cuando pasa de ser una diversión a convertirse en una necesidad, cuando ves que un día te falta y comienzas a sentirte mal. Entonces te das cuenta de que ya no es un juego".

Rosa Torres, la coordinadora del Área de Drogodependencia de Servicios Sociales del Cabildo, nos explicó que al CAD puede acudir todo tipo de personas que presenten un abuso del consumo de una sustancia. "En los últimos años se está produciendo un aumento del número de personas que acuden por consumo de cocaína y de alcohol". En concreto, en el 2005, el Centro de Atención al Drogodependiente registró un 29 % de los casos por consumo de cocaína, un 27 % por problemas con el alcohol, y detrás, con un 10 % de los casos se sitúa la heroína. "Últimamente, también se está observando que la iniciación a las drogas se produzce en edades más tempranas y, paralelamente, que tratemos casos de personas cada vez más mayores, de 50 años, e incluso, alguno de 60".

Muchas de estas personas acuden al centro por sus propios medios porque se ven en una situación extrema, aunque otros, según cuenta Torres, son acompañados por familiares, amigos o responsables, que, a veces, les obligan a iniciar el tratamiento. A pesar de que se comience, no siempre se obtienen buenos resultados, ya que una de los principales requerimientos para el éxito es que el toxicómano esté concienciado de que quiere dejar de consumir. "Yo lo he intentado varias veces, pero si no estás convencido no te sirve de nada", nos comentó ‘El Gallego'. La coordinadora del Área de Drogodependencia explica que en las recaídas influye mucho la propia personalidad del sujeto y el círculo en el que se desenvuelva, "ya que si se relaciona en un ambiente donde no hay consumidores es más difícil que se produzca una recaída. A pesar de esto, también hay personas que no son capaces de superar las dificultades sin recurrir al consumo".

Centro de Atención al Drogodependiente

El área de Servicios Sociales del Cabildo de Lanzarote tiene instalada un servicio de atención a toxicómanos. La coordinadora de esta área, Rosa Torres, nos explicó que atienden a los drogodependientes a través de tres centros: el Centro de Atención al Drogodependiente (CAD), donde se llevan a cabo varios programas, el Centro de Día y la Comunidad Terapéutica.

En el CAD es un centro ambulatorio donde se encuentra los programas de Mantenimiento con Metadona, el de Libre de Drogas, uno específico para Menores y el de Reinserción en la sociedad. Dentro de este centro se realiza la desintoxicación de los toxicómanos, "esto significa limpiar el cuerpo de los estupefacientes", especificó Rosa Torres. Para ello, "además del tratamiento que les prescribimos, les hacemos venir por aquí para que asistan a consultas con psicólogos, asistentes sociales y, además, les realizamos analíticas periódicamente para comprobar que realmente no están consumiendo". El siguiente paso es conseguir una deshabitualización, es decir, que abandonen los hábitos de consumo que tienen adquiridos. Para ello, la coordinadora del Área de Servicios Sociales nos explica que alojan a los toxicómanos en la Comunidad Terapéutica. "Allí acogen a chicos que no pueden estar en la calle porque no pueden controlar su deseo de consumo". En esta comunidad, pasan aproximadamente unos siete meses, que es el periodo donde se ha realizado la deshabitualización. "Una vez finalizada esta fase, en vez de mandarlos directamente a la calle, lo que hacemos es ingresarlos en el Centro de Día, donde están de ocho de la mañana a ocho de la tarde", nos comentó Torres, que también nos explicó que en este centro se realizan talleres orientados a la reinserción social y a la búsqueda de empleo.

En el Centro de Atención al Drogodependiente también se suministra la Metadona a todas las personas que lo necesiten. Rosa Torres nos comenta que éstas vienen diariamente a por su dosis, "pero cuando una persona está estable con la Metadona, no le obligamos a venir diariamente, sino que primero le decimos un día si y otro no, luego dos veces por semana y al final una vez cada semana".

Lo ideal, según la coordinadora es que cuando estén normalizados ir poco a poco reduciendo la dosis de este fármaco hasta llegar al consumo cero. Pero parece ser que es muy difícil de conseguir, ya que en el centro existen personas que llevan más de diez años con la Metadona. "Esto es una vergüenza porque a ellos no le interesa que nos pongamos bien porque así siguen recibiendo dinero", nos comenta un toxicómano que se encontraba a la cola para recoger su dosis semanal.

La problemática de la drogodependencia es compleja, pero aún así cabe preguntarse si los programas que se ofertan están bien orientados para ayudar a este colectivo, que aunque, a veces, puedan tener voluntad, hay que enseñarles a saber canalizarla. Por lo pronto, ‘El Gallego', que ahora no quiere someterse a un tratamiento, nos comenta que está en la calle, "como un vagabundo, encima "yonqui", sin un puto duro y con los brazos reventados".

"EL GALLEGO", QUINCE AÑOS ENGANCHADO AL CABALLO

"La primera vez que probé la heroína fue porque se la vi a un amigo que la estaba fumando. Le dije que me diera un par de caladas para ver cómo sabía. Me sentó muy mal, vomité y me quedé medio dormido, pero el colocón me gustó mucho, me sentí muy relajado, me olvidé de los problemas y de todo, es para lo único que ayuda". ‘El Gallego' tiene 32 años, y a pesar de su juventud, ha perdido los mejores años de su vida. Lleva más de quince ‘enganchado al caballo'. Aunque ha vivido en muchos sitios, ahora está en Lanzarote, según él, "por avatares de la vida". Vive en la calle, está solo, no tiene trabajo y sólo tiene como apoyo un par de amigos. "Me gano la vida como puedo, hoy he estado recogiendo chatarra, otros días pido y, a veces, vivo de lo que me dan mis amigos cuando me ven muy chungo".

‘El Gallego' no está siguiendo, actualmente, ningún tratamiento de desintoxicación, aunque afirma que si lo ha intentado en alguna ocasión. "He estado en el Proyecto Hombre y en una Granja, pero cuando salí y me puse a trabajar, lo fastidié". Y es que el proceso es duro y las recaídas son muy habituales. "Hay que tener mucha fuerza de voluntad y ganas de vivir para no recaer. Ahora no quiero internarme porque si no estás realmente convencido de salir de este mundo, los tratamientos no te sirven de nada. Tienes que autoconvencerte a ti mismo de que quieres salir de la droga". Aunque él aún no quiere iniciar otro tratamiento, la amistad hacia su amigo ‘El Canario' hace que, en el momento de realizar el reportaje, le encontráramos acompañando a su colega hasta Centro de Atención al Drogodependiente para recoger su medicación.

ESPERANZAS RENOVADAS DE "EL CANARIO"

‘El Canario' no debe su nombre al color rubio chillón de su pelo, sino a su procedencia isleña. Vive en Lanzarote, a pesar de ser de Las Palmas. Su historia es parecida a la de muchas personas que se encuentran en su misma situación. "Probé la heroína por primera vez con 25 años porque tenía familiares en casa que la estaban consumiendo, pensé que por unas caladas no me iba a enganchar, pero caí". Ahora tiene 42 años, está iniciando un tratamiento de desintoxicación y ha encontrado trabajo en la construcción.

Aunque la vida de ‘El Canario', como la de muchos otros toxicómanos, no ha sido fácil, ya que ha estado en prisión en un par de ocasiones. La tarde que le abordamos, llevaba sin consumir 20 días y había acudido al Centro de Atención al Drogodependiente en busca de su medicación, pero no se la suministraron porque no pudo asistir a la consulta que tenía prevista. "Esta mañana no he podido venir porque tenía una entrevista de trabajo y ahora resulta que si no está mi médico no me pueden dar las pastillas. Entonces que hago yo ahora porque si no tomo la medicación corro el riesgo de volver a tener una recaída y no puedo venir mañana porque es mi primer día de trabajo". A pesar de estos pequeños inconvenientes que, para él, suponen un gran problema, ‘El Canario' tiene esperanza de que en esta ocasión "consiga salir de esta mierda".

PAULA Y EDUARDO MIRAN AL PRESENTE

Paula y Eduardo tienen un único proyecto de futuro al terminar el tratamiento de desintoxicación, "vivir día a día y no volver a consumir". Se conocieron en Valencia, en el Proyecto Vida, y allí surgió el amor entre ellos. Ahora viven en Lanzarote.

Paula lleva diez meses sin consumir y asegura que el Centro de Atención al Drogodependiente ha cambiado su vida. "Empecé de joven, por probar y por pasármelo bien de fiesta, luego te vas metiendo poco a poco sin darte cuenta. Terminé consumiendo de todo, heroína, cocaína, alcohol, de todo". Aún le quedan unos 16 meses para conseguir el alta, aunque espera que se produzca antes, "ya que depende de tu evolución".

Eduardo, sin embargo, nunca ha probado la heroína, aunque su adicción por el alcohol, los porros, las pastillas y la cocaína comenzó a muy temprana edad. "A los doce años ya estaba consumiendo porros y alcohol". Al igual que Paula todavía le queda más de un año para recibir el alta, aunque asegura que está "haciendo las cosas bien porque todo el tiempo que llevo no he consumido".

La vida de Eduardo tampoco ha sido fácil. Ha vivido en la calle porque su familia lo echó de casa. "Entonces me di cuenta de que necesitaba ayuda porque no tenía dinero y sólo pensaba en consumir. Ahora peso 70 kilos pero he llegado a pesar 47". A pesar de las dificultades, la vida comienza a sonreír a esta pareja.

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