Rofe, el perro "salvavidas" que recorre Lanzarote ayudando a niños y mayores

La Asociación Dejando Huella Lanzarote impulsa este proyecto en la capital con el que a través de los peludos, trabajan capacidades como la cognición, el lenguaje y la socialización

26 de octubre de 2025 (07:40 WET)
Actualizado el 26 de octubre de 2025 (08:10 WET)
El perro de asistencia Rofe junto a Elisa Sanz, su guía canino. Foto: Michael Valdivia
El perro de asistencia Rofe junto a Elisa Sanz, su guía canino. Foto: Michael Valdivia

Rofe, un border collie de cuatro años, y Cartucho, un springer spaniel de uno, son dos perros de intervención que forman parte del Proyecto Rofe, una iniciativa impulsada por la Asociación Dejando Huella Lanzarote. Actualmente recorre los colegios de Arrecife para mejorar la vida de los niños, sobre todo de aquellos que con necesidades específicas de apoyo educativo (NEAE) y de Aula Enclave.

Sin embargo, este proyecto también trabaja con personas mayores y con aquellas con problemas de salud mental promoviendo el bienestar animal. "Está demostrado que desarrollando la empatía hacia los perros, la desarrollamos también hacia las personas, es así... si nos sensibilizamos con los animales, nos volvemos más humanos", manifiesta Elisa Sanz, guía canino en intervenciones asistidas con perros y responsable de Dejando Huella.

Sanz cuenta en una entrevista con La Voz que este camino "comenzó por un vínculo humano-animal muy fuerte entre Rofe y yo porque en un cumpleaños con niños, una de las madres vino llorando y fue porque una de las niñas que tenía una discapacidad muy grande movió un poco su cuerpo".

A partir de esta situación, Sanz decidió dar el paso y formarse en intervenciones asistidas con animales. Gracias a ese gesto, desde hace dos años Dejando Huella constituye una ayuda fundamental que se canaliza a través de dos peludos de cuatro patas, que han sido educados para ello.

La formación de los perros de intervención es vital a la hora de trabajar con personas para este tipo de terapias. "Se preparan para que ellos solos sean capaces de vincular con las personas de la manera que los elijan", explica.

A Rofe, por ejemplo, no le gusta mucho el contacto, algo contrario a Cartucho. Por ello, Rofe "vincula a través del juego, como tirar objetos, traer cosas o a través de las miradas". Por su parte, las actividades sobre bienestar animal están dirigidas a los cursos de 5º y 6º de Primaria, en las que se trata el respeto a los animales.

Durante estos talleres, el alumnado trabaja conceptos como One Health (“una sola naturaleza”), aprende a comportarse de forma cívica con los animales en entornos públicos, conoce los beneficios físicos y emocionales que aportan los perros, y descubren cómo interpretar su lenguaje corporal para evitar conflictos y fomentar relaciones respetuosas.

 

Actividades con niños con necesidades especiales

El trabajo con el alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo (NEAE) y de Aula Enclave en los centros escolares tuvo "una gran acogida el año pasado", cuando se ejecutó en todos los municipios de Lanzarote. A pesar de que el Cabildo no quiso continuar con el proyecto, ha sido el Ayuntamiento de Arrecife quien ha optado por seguir la iniciativa.

Uno de los puntos que más destaca la guía canino es que "los niños se ponen muy contentos cuando ven a Rofe, una alegría que les dura durante toda la actividad". Los maestros destacan que, gracias al proyecto, "los niños son capaces de prestar atención a una actividad y, solamente por estar presente Rofe, la prestan y consiguen estar tranquilos en ese tiempo".

Sanz y Rofe trabajan con menores que tienen afectadas las áreas de la cognición, el lenguaje y la socialización, muy importantes para las relaciones humanas. "Se sigue escuchando la expresión de que los niños con autismo están en su mundo, pero se sabe que no es así, están en este y los perros les ayudan a conectar más con él y a estar más presentes", señala.

"Los niños con los que trabajamos no saben lo que es el turno y se lo saltan siempre que pueden, por lo que los perros les ayudan a aprender a esperar, jugar y compartir", prosigue Sanz.

Durante las actividades con los perros, lo más importante es que se construya un vínculo. "Como guía canino, tengo que saber lo que le gusta a mi perro y lo que no, siempre priorizamos el bienestar animal", apunta. "Además de hacer algunas actividades y manualidades, a los niños con necesidades especiales les damos juguetes de colores y con diferentes formas que lanzan para que Rofe se los traiga, son juegos en los que ambas partes conectan y se divierten", detalla la profesional.

La socialización que crean desde Dejando Huella se refleja en anécdotas como la que cuenta Elisa Sanz, donde "solo los niños de Aulas Enclave recibían las intervenciones asistida por perros y llamaron la atención del resto de los alumnos, que empezaron a interactuar con ellos".

El perro de asistencia Cartucho junto a su guía canina. Foto: Michael Valdivia
El perro de asistencia Cartucho junto a su guía canino

 

Trabajo con personas mayores y con problemas de salud mental

Rofe y Cartucho también trabajan con personas mayores que, en este caso, depende de lo que quieran fomentar desde los centros, como la movilidad o la cognición. "Desde actividades con dados y cálculos numéricos hasta paseos activos o lanzar cosas", explica.

Recientemente, han impulsado otro nuevo proyecto en el que unen salud mental y personas mayores en el que forman a los jóvenes con problemas de salud mental sobre cómo se trabaja con perros de intervención en centros de mayores. Tras la formación y bajo supervisión de Elisa Sanz y la psicóloga del centro, ellos mismos realizan las propias dinámicas de las sesiones con el perro.

Dejando Huella, que también está empezando a operar en Fuerteventura, tiene como objetivo continuar con este proyecto de cara al futuro y con la mirada puesta en aumentar la plantilla animal y humana.

El perro de asistencia Rofe. Foto: Michael Valdivia
El perro de asistencia Rofe. Foto: Michael Valdivia
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