Los Ranchos de Pascuas, la "tradición vital" de los municipios de Lanzarote

Estas formaciones, particulares del territorio conejero, acercan la Navidad a los pueblos interpretando canciones durante los meses de diciembre y enero

Nerea de Ara

20 de diciembre de 2022 (12:24 CET)
Actualizado el 20 de diciembre de 2022 (13:37 CET)
Rancho de Pascuas de Teguise. Foto: Norberto de León
Rancho de Pascuas de Teguise. Foto: Norberto de León

Durante el pasado siglo XVI, los franciscanos introdujeron en Canarias los Ranchos de Ánimas, grupos numerosos de gente que recorría los pueblos cantando canciones que, con frecuencia, recordaban a los difuntos.

Estas agrupaciones, surgieron de las cofradías en las que los fieles oraban y celebraban misas por sus "ánimas" -del latín, "alma"-, para ayudarlas a salir del purgatorio, y en su recorrido por las diferentes calles recogían ofrendas o dinero, para poder realizar estas reuniones por los difuntos.

De esta forma, los Ranchos de Ánimas comenzaban su recorrido la víspera del día de Todos los Santos y seguían hasta el 2 de febrero, día de la Candelaria. Sin embargo, los cánticos lastimeros y las oraciones por los difuntos se convertían en canciones más alegres durante la Navidad, surgiendo así los Ranchos de Pascuas, una tradición que, a día de hoy, solo se conserva en Lanzarote durante el período navideño.

 

Teguise, el más antiguo de Lanzarote y entre los más longevos de Canarias

Y también es en esta isla, concretamente en el municipio de Teguise, donde se encuentra uno de los Ranchos de Pascuas con más historia del archipiélago.

Teniendo como punto de partida el mismo momento en el que los franciscanos trajeron los de ánimas, se creó una agrupación que hoy, cinco siglos después, continúa realizando su recorrido durante las fechas navideñas para anunciar el nacimiento de Jesús. En el caso de esta localidad, su rancho está caracterizado por contar con una indumentaria propia y por ser el único que tiene baile.

Adrián Villalba se unió a este grupo cuando tenía unos 8 años. Ahora, 25 años después, continúa ligado al proyecto como presidente: "Entré en lo que se conoce como el Rancho Chico, donde está la cantera, y sobre los 16 o 17 años pasé al Rancho Viejo", explica a La Voz.

Y como el miembro, muchas otras personas pasaron anteriormente por este mismo proceso, ya que como él mismo reconoce, mantener durante cinco siglos una tradición de este tipo no es baladí. "Hemos conseguido traerla hasta el presente con muchas ganas, y siempre recordando que nos gusta lo que hacemos y no queremos que se pierdan las costumbres de nuestro pueblo".

 

Archinech de Tinajo, alrededor de medio siglo de historia

En el caso de la localidad de Tinajo, los Ranchos de Pascuas llegaron bastante tiempo después, datando los primeros rastros de 1974. Estaban conformados por siete u ocho personas y, tras algunos años en activo, desaparecieron debido a la emigración de sus miembros a otras islas o Venezuela, personas que, con su regreso a Lanzarote, trajeron esta práctica de nuevo consigo.

Este Rancho se diferencia porque no solo anuncia el nacimiento, sino que también realiza melodías para los amigos o la tierra.

Aunque se encuentran separados por tres siglos, al igual que en el caso de Teguise, el Rancho Archinech de Tinajo también, en la actualidad, tiene claro que "se debe mantener esta costumbre ancestral de nuestros antepasados, que siempre nos han inculcado la necesidad de mantener el legado de sus padres y abuelos", indica Urbano Hernández, miembro de la agrupación.

Urbano se introdujo en este mundo sobre los doce "cuando me vino a buscar un componente que también había empezado hacía poco" y hoy tiene 48 años. "Cuando llegué allí y vi a aquella gente mayor, que se dejaba la piel para mantener la tradición que habían iniciado sus antiguos familiares, supe que tenía que ayudar a que no desapareciera", recuerda.

 

La gente joven, concienciada con la importancia de la tradición

Para que no se pierda, se hace esencial incorporar a gente joven. Sin embargo, Urbano defiende que esta inclusión y mezcolanza entre edades no se hace difícil: "Los más pequeños se encuentran a gusto con los mayores, desde que se llegan se integran porque aprenden rápido que están luchando por conservar el patrimonio canario".

En el caso de Teguise, Adrián comenta que "hay mucha cantera", hecho que han conseguido en parte gracias a la puesta en marcha de un proyecto para recorrer los centros educativos del municipio, invitando a niños a unirse a esta experiencia.

Y, al igual que ellos, el público también continúa valorando esta tradición y acudiendo cada año, tanto locales como extrajeros.

Urbano rememora cuando, durante los inicios de los Ranchos, "si alguno no pasaba por alguna casa, al día siguiente el dueño se quejaba, y terminaban yendo a cantarle". Hoy en día "mucha gente sigue mateniendo este vínculo especial, y echan en falta los cantos cuando no se tienen, como ocurrió durante el periodo de pandemia", expone Adrián.

 

"Queda mucho por analizar sobre los Ranchos de Pascuas"

Por ello, aunque ambos reconocen que institucionalmente los Ranchos de Pascuas están muy bien valorados, tanto a nivel regional -con la pasada entrega de una medalla de oro por parte del Gobierno de Canarias- como local -donde, por ejemplo, en Teguise delante de la iglesia hay una escultura que promociona este emblema del pueblo-, sigue siendo necesario investigar sobre ellos.

"Queda mucho que analizar y escribir, porque en cada barrio había un grupo de este tipo, y aún nos falta mucha información", expone Urbano.

Sin embargo, lo que sí ha conseguido evidenciarse -y mantenerse- es el carácter especial de este acervo cultural, que diferencia e individualiza a la isla de Lanzarote, ya que, a juicio de Adrián, los Ranchos son la Navidad: "Sin los Ranchos de Pascuas esta celebración no sería lo mismo".

Por su parte, Urbano se retrotrae al momento de su infancia en el que vio a "aquellos maestros tocando: allí me di cuenta de que eso era un documento oral que nos estaban dejando, libros abiertos que hay que escuchar y sobre los que aprender dónde ensayaban, cómo tocaban".

"Un pueblo tiene que mantener su cultura, porque si no pasa por la vida tener una tradición, algo propio, que los diferencie", concluye el miembro de la agrupación tinajera. 

*Fotos del Rancho de Pascuas de Teguise: Norberto de León

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