Miles de personas han llevado hoy ramos de flores a las tumbas de los camposantos en toda la Isla

Lanzarote rinde homenaje a sus difuntos

El Día de Todos los Santos se celebra hoy en toda España el Día de Todos los Santos. Mañana miércoles, por otra parte, se conmemora según el calendario religioso el Día de los Difuntos, fecha en la que los muertos han de ...

1 de noviembre de 2005 (14:14 CET)
Lanzarote rinde homenaje a sus difuntos
Lanzarote rinde homenaje a sus difuntos

El Día de Todos los Santos se celebra hoy en toda España el Día de Todos los Santos. Mañana miércoles, por otra parte, se conmemora según el calendario religioso el Día de los Difuntos, fecha en la que los muertos han de ser honrados y recordados por los vivos. La tradición manda que sea mañana cuando los familiares y amigos visiten a sus seres queridos perecidos. Sin embargo, la costumbre de los españoles es acercarse a los cementerios el 1 de noviembre, Día de Todos los Santos en el santoral católico.

Los cementerio de todo el país y de toda Canarias, sin excepción de la Isla de los Volcanes estaban ayer a rebozar de gente, fieles seguidores de las tradiciones que no han dudado en acercarse a los sepulcros de sus muertos.

Flores a las tumbas

Cientos y cientos de personas, miles en toda Lanzarote, han llevado hoy ramos de flores a las tumbas de los camposantos en toda la Isla. Un ambiente de bullicio sereno y triste sobrecogió ayer los cementerios de Lanzarote. Rosas, claveles, lirios y gladiolos, entre otras muchas flores, inundan el lugar de descanso eterno de miles de personas.

Los españoles, la verdad sea dicha, no son para nada amantes de visitar muy a menudo los cementerios. La muerte, en una cultura predominantemente de ocio, no tiene para los habitantes de este país un significado y una trascendencia tan arraigadas y seguidas como en otras partes del mundo cristiano, como lo podría ser en la cultura ortodoxa. Y es por ello, precisamente, que un día como ayer cobra tanta importancia para la población, sobre todo creyente, que vuelcan todas sus emociones respecto a los fallecidos en un único día al año.

Un homenaje a los antepasados

La visita a los cementerios se realiza el 1 y el 2 de noviembre. Es un rito de recuerdo y homenaje a los antepasados. En todas las iglesias se ofician misas en memoria de estos seres queridos que sirven para acortar los supuestos años de purgatorio en el más allá. La estancia de los familiares en el camposanto será más larga si la muerte se ha producido recientemente. En cualquier caso, no puede decirse que sea un hábito generalizado, pues la población que visita los cementerios suele ser la de mayor edad.

Muchos españoles sienten una profunda aversión ante cualquier situación relacionada con la muerte y optan por ignorarla, tal vez con la esperanza de que esa actitud consiga alejarla de sus vidas. En todo caso, los familiares visitantes encienden velas durante toda la noche y el cementerio permanece abierto. Ninguna tumba queda desprovista de luz y flores.

Celebraciones religiosas

En España, una gran parte de nuestras tradiciones son al mismo tiempo tradiciones religiosas y nuestros días festivos en su mayoría son al mismo tiempo celebraciones festivas religiosas. El porqué de todo esto reside en que el catolicismo se ha hecho cultura en nuestra sociedad y como forma parte de nuestra cultura, de nuestras tradiciones, todos los ciudadanos se preparan para celebrar estas celebraciones religiosas populares.

Debido al talante cultural, los comportamientos religiosos populares se transmiten de una generación a otra, por ello los que han nacido en la sociedad que los celebra, sienten y viven estas tradiciones como algo propio, algo que les pertenece, sean creyentes o no.

Una inmensa plaza pública

En las sociedades urbanas la religión no es un elemento de cohesión social, porque son sociedades que han alcanzado un alto grado de experimentación y la religión deja de ser el único recurso teórico explicativo de la realidad. Tampoco la dimensión festiva goza de las funciones que posee en las sociedades rurales. Son fiestas programadas y controladas y tienen una nueva función que es la de liberar de la rutina del trabajo.

El cementerio, en estos dos primeros días del mes de noviembre, es la inmensa plaza pública donde asoman las más inusitadas manifestaciones y los más extraños encuentros entre vivos y difuntos. El bullicio de las grandes ciudades contrasta con los cementerios rurales que se convierten en lugar de múltiples reencuentros. En este día se expresa la máxima del sentir popular "más vale llevarse bien con los muertos".

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