La primera denunciante de los bingos "clandestinos" y jugadora asegura que algunos cartones tienen los números sueltos para moverlos según conveniencia. "En una buena noche se pueden cantar premios por un total de 600 euros"

La presunta "trampa" del bingo al descubierto

Gumersinda, una señora de mediana edad y vecina de Valterra, tenía un plan y por eso no dudó un segundo, el pasado 11 de marzo, en llamar a la Policía cuando "se armó el follón". "Yo no permito que nadie me estafe en ...

28 de abril de 2008 (21:55 CET)
La presunta trampa del bingo al descubierto
La presunta trampa del bingo al descubierto

Gumersinda, una señora de mediana edad y vecina de Valterra, tenía un plan y por eso no dudó un segundo, el pasado 11 de marzo, en llamar a la Policía cuando "se armó el follón". "Yo no permito que nadie me estafe en mi propia cara", explica indignada Gumersinda, "y por eso me levanté y destapé el engaño", adelanta.

Con premeditación

Esa noche iba a ponerles una trampa a algunas de las asiduas al club del barrio, como ella, para demostrar que algo en el funcionamiento del juego no era correcto. "Una señora un día se llevó seis bingos seguidos y no es normal tanta suerte", argumenta. Por eso, esa noche acudió al local con un cartón "especial". "Mi amiga me prestó la cartilla que una de las organizadoras le había dado con un escrito en la parte trasera augurándola buena suerte", explica Gumersinda. Era un cartón premiado.

Esa noche, como por arte de magia, todos y cada uno de los números de su cartilla fueron saliendo consecutivamente del saco que utilizan a modo de bombo ocasional. Y Gumersinda cantó "bingo", ante su sorpresa, al unísono con otra de las asistentes. "Esa cartilla no es tuya", dice Gumersinda que le gritó con rotundidad una de las presentes. "Ahí fue cuando me di cuenta de que no era normal", comenta.

El truco

"La encargada de sacar las bolas en el sorteo reconoce por el tacto el número de cada una y tiene una cartilla con los números sueltos y los mueve con sus propias manos según le convenga", dice Gumersinda mostrando "la trampa" entre sus manos. "Esa fue una gran prueba para mi ante la policía", resalta triunfante tras desenmascarar la presunta estafa. Para ella, el juego allí se ha acabado: "Ahí no vuelvo, me siento estafada e indignada por la cantidad de mentiras que dicen", lamenta enfadada.

Algo más que un juego

El hecho no pasaría de ser la típica riña común entre vecinas sino fuese porque, según el informe de la Policía Local, en una de sus visitas al lugar, fueron contabilizadas "más de cien personas". Algo que corrobora también Gumersinda: "A veces se juegan buenos bingos. Cuando hay mucha gente una mano puede ser de 170 euros", dice, aunque añade que la partida puede estar habitualmente entorno a los 80 o 90 euros y que se juegan unas 6 o 7 manos cada noche. Todos los días el club está abierto hasta las doce y media o una de la madrugada según el presidente. Hagan cálculos. "En una buena noche se pueden cantar premios por un total de 600 euros", dice la presunta agraviada.

Las quejas

Varias han sido las llamadas y denuncias que ha recibido la Policía Local de Arrecife en los últimos meses. La mayoría relacionadas con las molestias producidas por lo ruidos dentro del club, aunque algunas, entre ellas las de Gumersinda, denunciaban "que las habían engañado con el dinero de los premios además de las trampas en el citado juego", según rezan los informes policiales. Asimismo, la Policía Local, que no tiene competencias en el tema, reseñaba en los escritos de sus intervenciones que "la persona encargada del local en ese momento y que realizaba el juego del bingo no tenía ningún tipo de licencia o autorización para llevar a cabo la actividad", añadiendo además que "infringe el Decreto 85/2002 de julio que dice: quedan prohibidos los juegos que constituyan modalidades del juego del bingo...excepto los constitutivos de carácter social o familiar siempre que no sean objeto de explotación lucrativa para los jugadores o por las personas o entidades ajenas a ellos".

Por eso y por ser avisados con anterioridad en repetidas ocasiones, los agentes de seguridad y los inspectores de juego realizaron una "redada" en el local el pasado jueves, 3 de abril, y requisaron los cartones del sorteo a las ociosas vecinas del barrio, al tiempo que informaban de la ilegalidad, dando parte de la incidencia. Por otro lado, el informe del subcomisario jefe menciona "la peligrosidad en cuanto a medidas de seguridad", ya que según escribe "la capacidad de aforo del local se veía claramente superada, con el peligro que ello supone si se produjese cualquier incidente". El club carece según el agente de "medidas de protección contra incendios y de puerta de salida de emergencia".

La otra cara de la moneda

El presidente del club de fútbol Santa Coloma que se encarga del local tiene otra visión de lo ocurrido. Según él, por las noches entre aquellas paredes "se juegan cuatro duros las cinco viejas de 70 y 80 años que van allí a pasar el rato" y considera que las denuncias "son boberías de una señora que nosotros no queremos que vaya allí porque no es socia del club". Sobre las presuntas irregularidades en el dinero de los premios y el juego, el presidente bufa y resta importancia a las cantidades jugadas. "Pero qué trampas se van a hacer allí si eso vale diez centimillos el cartón y no pasa de 35 personas las que participan cada noche", argumenta.

Aún así, reconoce que esos temas los lleva su abogado que "me arregló lo de la otra vez". En 2004 el antiguo presidente fue denunciado por una vecina y, según el actual, tras el juicio el pasado mes de octubre, la sentencia del juez les dio la razón. "En la sentencia el juez dice que podemos jugar allí tranquilamente. Por eso comenzamos a jugar nosotros hace cinco meses", alega. En Arrecife hay otros cinco o seis locales como este donde la gente va a echarse la partida todos los días según el testimonio de Gumersinda y el presidente del club, en los que, deacuerdo a los escritos, la Policía realizará un posterior seguimiento.

Lugares de encuentro para los mayores o locales de juego ilegales son el espacio de reunión de muchas vecinas de la ciudad, según Gumersinda "porque no tenemos donde ir a divertirnos". Muchos siguen acudiendo al local cada noche "porque el precio del cartón es más barato y los premios son más altos que en el bingo legal", asegura Gumersinda que no se cansa de hacerlo público.

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