La hariana que ha repartido la suerte: “Es una alegría. Piensas que nunca va a tocar, hasta que toca”

Aunque Eloína ya había vendido otros premios, nunca había repartido El Gordo de Navidad

22 de diciembre de 2020 (13:21 CET)
Actualizado el 22 de diciembre de 2020 (13:29 CET)
Eloína y su hermano celebran haber repartido un pellizco de El Gordo
Eloína y su hermano celebran haber repartido un pellizco de El Gordo

Eloína lleva años regentando una administración de Lotería en Haría junto a su hermano, pero este martes ha repartido el mayor premio. O al menos, el que más ilusiones concentra: el Gordo de la Lotería de Navidad.

“Es una alegría muy grande. A nivel personal porque se haya repartido aquí, pero una alegría para todos en Haría. Piensas que nunca va a tocar, hasta que toca”, afirmaba poco después de haber escuchado a los niños de San Idelfonso cantar uno de los números salidos de su administración.

Entrada de la administración de lotería de Haría donde se ha vendido el décimo agraciado
Entrada de la administración de lotería de Haría donde se ha vendido el décimo agraciado

El Gordo, el 72897, se ha distribuido en 22 administraciones de varias comunidades de España y en ésta solo se ha vendido un décimo, pero supone 400.000 euros para el agraciado. Y según Eloína, se trata de una familia de la isla.

“En un municipio tan pequeño, en una isla perdida en el Atlántico, piensas que nunca te va a suceder”, insiste, aún sin poder creerse que el nombre de Haría y el de su administración vayan a salir en toda España por este 'pellizco' del sorteo más esperado del año.

Los responsables de la administración de lotería de Haría celebran haber entregado El Gordo         

Además, también espera que suponga un impulso, porque las consecuencias de la crisis también han llegado a este sector. “Las ventas han bajado mucho”, comenta.

En su caso, ya había repartido antes otros premios, incluyendo uno hace cuatro años en la Lotería de Navidad, pero entonces fue el quinto. “El Gordo nunca”, subraya satisfecha, mientras algunos vecinos se van acercando a su establecimiento a preguntar, y la pequeña tienda se va llenando también de periodistas, fotógrafos y cámaras de televisión.

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