El Roscón de Reyes es el dulce típico de esta jornada y las pastelerías han elaborado miles de unidades que se distribuirán por toda la geografía lanzaroteña

El bocado más delicioso del Día de Reyes

El Día de Reyes es un día lleno de ilusión y alegría para los más pequeños de la casa, y los que no lo son tanto. Una jornada donde los juguetes y regalos son los protagonistas del día, ...

5 de enero de 2007 (06:20 CET)
El bocado más delicioso del Día de Reyes
El bocado más delicioso del Día de Reyes

El Día de Reyes es un día lleno de ilusión y alegría para los más pequeños de la casa, y los que no lo son tanto. Una jornada donde los juguetes y regalos son los protagonistas del día, aunque también lo es su dulce típico: el Roscón de Reyes. Un postre que alberga sorpresas, ya que según manda la tradición, a quien le toque el rey será coronado como tal. Diferente suerte correrá quién tenga el haba, ya que tendrá que pagar el roscón el año que viene.

El dulce estará desde la tarde del jueves en las pastelerías lanzaroteñas. Por ello, en Lolita llevan una semana preparándolo. Más de treinta personas han participado en la elaboración de las 3.000 unidades que venderán en el día de Reyes. Un Roscón que tiene una pinta deliciosa y que está relleno de nata, trufa o crema.

Esta pastelería lleva diez años horneando Roscones de Reyes y según como comenta su encargado, Ricardo Martín, tienen un secreto especial. "El Roscón de Lolita se diferencia del de otras pastelerías porque además de realizarlos con ingredientes naturales, lo importante es el amor que se pone en su elaboración".

Pero además del amor con el que se hacen los Roscones de Reyes, la labor artesanal y los ingredientes utilizados son los verdaderos responsables de su delicioso sabor. "El dulce se hace con una masa de levadura, huevo y azúcar, de modo artesanal", comenta Martín. "Además, también le añadimos una pequeña decoración que se basa en una selección de frutas confitadas".

Después de amasarlos, decorarlos y hornearlos, los Roscones de Reyes se cortan por la mitad y se rellenan de nata, trufa o crema. Un proceso que culmina con la colocación estratégica de las sorpresas que alberga: el rey y el haba. Después estos postres son trasladados hasta las cámaras frigoríficas donde reposan a una temperatura de menos 20 grados para asegurar su correcta conservación. Un bocado delicioso que terminará en muchos de los hogares lanzaroteños, presidiendo la tradicional mesa del día de Reyes.

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