Pregón de las Fiestas de San Ginés 2010

Excmo. Sr Alcalde, señor Concejal de Festejos, Miembros de laCorporación Municipal, vecinas y vecinos de Arrecife, visitantes yamigos. Muy buenas tardes a todos. Es para mí un placer estar hoy ...

13 de agosto de 2010 (00:36 CET)

Excmo. Sr Alcalde, señor Concejal de Festejos, Miembros de la

Corporación Municipal, vecinas y vecinos de Arrecife, visitantes y

amigos. Muy buenas tardes a todos.

Es para mí un placer estar hoy aquí con ustedes y le doy las

gracias al Sr. Alcalde, Don Cándido Reguera, por brindarme la

oportunidad este año de dar el Pregón de las Fiestas de San Ginés,

Patrón de esta Ciudad en la que he nacido y en la que tanto he

vivido.

La protohistoria de esta clara y alegre ciudad se remonta, tras la

exploración fenicia y romana por Canarias, a la época de los majos,

como lo atestiguan los restos de anzuelos encontrados en el Charco,

muy similares a los utilizados por los berebere del norte de

África. Pero su historia amanece en el s. XV en el barrio de La

Puntilla, junto al Charco de San Ginés. Allí fue donde, según se

cuenta, desembarcó en 1630 el comerciante francés Francisco García

Santaella, que comerciaba con este puerto y, seguidamente, erige

una ermita bajo la advocación de S. Ginés, tras haber arribado a

sus aguas una pintura del santo, el obispo francés de Clermont. Es

aquí, en torno a la ermita, donde se creó el primer burgo que

constituyó el embrión de la ciudad. En el Charco, caldera volcánica

llena de las aguas del Atlántico y hermana gemela del Charco de los

Clicos, en este mar interior y refugio pesquero es donde se

instalan los primeros pescadores y marinos que han de enfrentarse a

la mar.

Arrecife es un puerto natural, el mejor de Canarias, de enorme

belleza, resguardado y protegido de los vientos y del mar de

fondo, con ensenadas e islotes.. El trazado urbanístico de sus

calles deja mucho que desear y así hay quien ha llegado a

decir:"los ingenieros autores de este pueblo han sido las mismas

cabras que a su paso iban trazando las calles"

Contrasta con la belleza actual de esta ciudad porteña el que sus

primeras casas eran sencillas, en palabras de Agustín Espinosa:

"casas bajas, como aplastadas contra la tierra como hato ovejil

bajo la tempestad", que nada tienen que ver con las ricas

casonas, almacenes de grano, bodegas, destilerías o lonjas que se

levantan en la calle Real y su entorno durante los siglos XVII y

XVIII, fecha en que surge una amplia burguesía favorecida por el

florecimiento de un próspero comercio. A lomos de camellos, por

el Camino Real, productos tan nuestros como la sal, la

cochinilla, la cebolla y el vino llegaban a nuestro puerto en

busca de otros mercados que ya entonces los codiciaban.

La fisonomía de Arrecife queda reflejada en su incomparable bahía

y resaltada por una serie de construcciones de ingeniería, tales

como el Puente de las Bolas, el Castillo de San Gabriel, o el de

San José. Atrás quedan los ataques y las razzias del corsario moro

Calafat de El Turquillo o del Morato Arráez. Mención especial

merecen los muelles y puertos, no en vano Arrecife fue antes

puerto que ciudad. El Muelle Chico se construye a principios del

siglo XVIII cuando la barrilla estaba en su etapa álgida, y, a

finales del siglo XIX, se convierte en el Muelle de Las Cebollas.

Al resultar éste insuficiente para la flota pesquera, la

alternativa estaba en la Bahía de Naos, verdadero puerto natural

de nuestro litoral, en la que se construye el Muelle de Naos que

iba a albergar la flota pesquera más importante de Canarias. Más

adelante los pescadores financian el Muelle de la Pescadería para

barquillos de vela y botes de remo.

El patrimonio arquitectónico de Arrecife es muy rico, así tenemos

la Iglesia de San Gines (1630), la Casa de la Aduana., del s XVII

(conocida como Casa Arroyo), La Recova, la Casa de la Cultura

(1850), el Mercadillo (Sede de la Antigua Democracia) (1850), La

Casa de Pereyra (1916), el Cabildo Insular (1927) y muchos otro

inmuebles. Son también patrimonio Las Salinas de Puerto Naos con

sus molinas y cocederos y , cómo no, los puentes: ¡ Cómo me

gustaría que éstos también nos unieran en las ideas y proyectos

de futuro!.

Un especial recuerdo guardo del Instituto, primer Centro de

Enseñanzas Medias de la Isla, pues fue en él donde me formé,

cursando estudios desde el año 1928. Tengo pues el orgullo de

haber sido uno de sus primero alumnos ya que éste fue el año de su

creación, teniendo entonces como Director a D. Agustín Espinosa,

quien me impartió clases de Lengua y Literatura y quien, como

insigne escritor que fue, nos dejó una pieza maestra en el ámbito

de la literatura surrealista con su obra: "Lancelot 28º-7º". El

edificio no era más que una casa terrera situada en Las Cuatro

Esquinas, que más tarde fue derribada y hoy forma parte de un

recodo del Charco de San Ginés.

Haré ahora un esbozo, una intrahistoria, del devenir de aquel

Arrecife desde los años 40-60 con sus añejos barrios de La

Puntilla, El Lomo, La Destila y La Vega, hasta nuestros días: La

población que era de siete mil setecientos habitantes en 1940 ha

pasado a ser de más de 59.000 vecinos que habitan hoy la nueva

ciudad, distribuidos en los barrios ya citados y los de Argana,

Titerroy, Valterra, Maneje, Altavista y San Francisco Javier, entre

otros. Espectacular crecimiento urbanístico se produce con la

amplia Vía Medular, verdadero pulmón de la ciudad. Fue también el

Parador de Turismo un componente destacado en el avance de este

proceso. Pero este desarrollo no ha sido ni fácil ni cómodo, sino

logrado por el entusiasmo y contumaz esfuerzo de sus vecinos.

También contribuyó a este auge la actividad pesquera en el Banco

Canario- Sahariano, especialmente de corvina y sardina, que

propiciaron las instalaciones de las factorías de Lamberti, LLoret

y Linares, Ojeda, Afersa y Garavilla que tanto trabajo y riqueza

ofrecieron. Hito importante en esta evolución fue la instalación de

la primera desaladora canaria por los hermanos Díaz Rijo, la cual

impulsará todos los sectores económicos insulares. Anteriormente

nos ayudaban al suministro del agua los correíllos "La Palma",

"León y Castillo" y "Viera y Clavijo", agua que después se repartía

a través de barricas cargadas en camellos y carros con bidones y

latas. Por último, el nuevo muelle de "Los Mármoles", obra del

ingeniero D. Ruperto González Negrín, le dio el impulso definitivo

a la actividad económica. Actualmente arriban a nuestro puerto

grandes transatlánticos en sus rutas de Crucero, que constituyen

una importante fuente de ingresos para Lanzarote.

Echo en falta, sin embargo, más Centros Culturales y de Recreo

donde disfrutar de una sesión de teatro, una ópera , un concierto,

un ballet?, espero y deseo que nuestro querido y estimado Alcalde y

la Corporación lo logren.

Si atendemos al aspecto social, existían entonces las sociedades de

recreo: El Casino, con sus bailes de disfraces, La Democracia, El

Culantro (escindido de la Sociedad Democracia por divergencias

entre sus socios) y, con posterioridad, la sociedad

".Torrelavega",. La Democracia y el Culantro se disputaban el éxito

y la duración de sus festejos, plasmando su rivalidad también en

los partidos de fútbol. Y así, el "Culantro" que contaba con

figuras como: Manuel Garrido, Narciso Fábregas, Jaime Marrero, Pepe

Toledo, Caraballo, Nicolás Martín, Guillermo Toledo competía con el

equipo de La Democracia, llamado el " Fénix" formado por: Gregorio

Armas, Modesto Armas, Pepito Miranda, Emilio Cabrera, Pepe Prats,

Carlos Díaz, Rafael Clares, Daniel Cabrera, Paco Fierro, Juan Pérez

y Justiniano Perdomo. con D. Manuel Camejo de entrenador.

Había conejeros que preferían entretenerse con el deporte

cinegético. Se cazaba especialmente en el Volcán de Tahiche y,

para perseguir a los conejos, D. José Saavedra se ayudaba de su

perro "Colón" y D. Rafael Ramírez de "Tigre". Muy comentadas eran

también las regatas de balandros y de jolateros, pero más

sorprendentes las peleas de gallos, a las que era tan aficionado

mi amigo Emilio Sáenz. El bando Norte, capitaneado por D.

Francisco Delgado, con Miguel Gopar de corredor, se enfrentaba al

bando Sur con D. Andrés Fajardo y D. Fernando Rocha. Los gallos

mejor cuidados eran los del primero, que salieron victoriosos en

la mayor parte de las riñas. El "Pollo", de Perico Fierro, tuvo

también destacadas intervenciones.

Hay algo que, a mis 95 años, no puedo o no quiero olvidar: Aquellos

Carnavales que conocí de pequeño y que están tan arraigados en

nuestras costumbres, aunque no tengan que ver exactamente con las

Fiestas que nos congregan hoy aquí.

Para la gente de mar este festejo era un imperativo vital como

refleja la copla:

Desde que llega febrero

Los marinos van llegando

Y para carnaval

Los buches inflando

En Las Cuatro Esquinas confluían las animadas máscaras y las

nutridas parrandas amenizadas con acordeones, timples y guitarras.

Desde El Lomo descendían hacia La Calle Real, allí se encontraban

gran número de enmascarados con sus buches (vejiga de pescado

curtida e inflada) y solían producirse los primeros saludos,

bromas y combates:

Pleito en Las Cuatro Esquinas

La salsa del carnaval

Ya se oyen los buchazos

Por" toíta" la ciudad

Pero la Fiesta por excelencia siempre fue "San Ginés". Todos los

arrecifeños esperaban esos días con especial ilusión. El día grande

amanecía con el baile de Gigantes y Cabezudos, y hacia las doce se

celebraba la misa solemne, a la que se asistía con las mejores galas

recién estrenadas.

Ya por la tarde, la zona marítima comenzaba a animarse con la

afluencia masiva de personas de toda la isla, además de otros

visitantes de diferentes zonas de Canarias. La visita a la Feria era

imprescindible, ¿Quién no sufrió el vértigo del tobogán, o sintió el

vaivén de la ola marina? ¿Quién no se emocionó alguna vez al acertar

al tiro al blanco o al ganar en la ruidosa ruleta?

Todo era un continuo ir y venir. A partir de las nueve de la noche

se encontraban los amigos en los ventorrillos para "jincarse" un

ron, tomarse unas carajacas y hablar de lo divino y lo humano.

Aparte de la verbena a cielo raso y los bailes en las diferentes

sociedades, un capítulo muy importante en las fiestas era la

elección de las Mises. Las Mises de antes tenían la misma ilusión

que las de ahora. Como ven, la tradición continúa y espero que por

muchos años. Todos estos son los elementos que, para mí, conforman

la Fiesta de San Ginés. Siempre se ha dicho que el arrecifeño es

abierto y jovial, muy dado a la cháchara y al comentario jocoso,

sabía disfrutar y participar de la fiesta a pesar de la escasez de

medios que había en aquella época y que, lamentablemente, también

tenemos en el momento presente. Por eso, en estos días les invito

al jolgorio y al goce y también me permito aconsejarles la

participación en los actos religiosos en honor a San Ginés para

rogarle por la salud y el bienestar de todos.

Gracias por acompañar este acto con tan amable presencia. ¡Felices

Fiestas!

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