Excmo. Sr Alcalde, señor Concejal de Festejos, Miembros de la
Corporación Municipal, vecinas y vecinos de Arrecife, visitantes y
amigos. Muy buenas tardes a todos.
Es para mí un placer estar hoy aquí con ustedes y le doy las
gracias al Sr. Alcalde, Don Cándido Reguera, por brindarme la
oportunidad este año de dar el Pregón de las Fiestas de San Ginés,
Patrón de esta Ciudad en la que he nacido y en la que tanto he
vivido.
La protohistoria de esta clara y alegre ciudad se remonta, tras la
exploración fenicia y romana por Canarias, a la época de los majos,
como lo atestiguan los restos de anzuelos encontrados en el Charco,
muy similares a los utilizados por los berebere del norte de
África. Pero su historia amanece en el s. XV en el barrio de La
Puntilla, junto al Charco de San Ginés. Allí fue donde, según se
cuenta, desembarcó en 1630 el comerciante francés Francisco García
Santaella, que comerciaba con este puerto y, seguidamente, erige
una ermita bajo la advocación de S. Ginés, tras haber arribado a
sus aguas una pintura del santo, el obispo francés de Clermont. Es
aquí, en torno a la ermita, donde se creó el primer burgo que
constituyó el embrión de la ciudad. En el Charco, caldera volcánica
llena de las aguas del Atlántico y hermana gemela del Charco de los
Clicos, en este mar interior y refugio pesquero es donde se
instalan los primeros pescadores y marinos que han de enfrentarse a
la mar.
Arrecife es un puerto natural, el mejor de Canarias, de enorme
belleza, resguardado y protegido de los vientos y del mar de
fondo, con ensenadas e islotes.. El trazado urbanístico de sus
calles deja mucho que desear y así hay quien ha llegado a
decir:"los ingenieros autores de este pueblo han sido las mismas
cabras que a su paso iban trazando las calles"
Contrasta con la belleza actual de esta ciudad porteña el que sus
primeras casas eran sencillas, en palabras de Agustín Espinosa:
"casas bajas, como aplastadas contra la tierra como hato ovejil
bajo la tempestad", que nada tienen que ver con las ricas
casonas, almacenes de grano, bodegas, destilerías o lonjas que se
levantan en la calle Real y su entorno durante los siglos XVII y
XVIII, fecha en que surge una amplia burguesía favorecida por el
florecimiento de un próspero comercio. A lomos de camellos, por
el Camino Real, productos tan nuestros como la sal, la
cochinilla, la cebolla y el vino llegaban a nuestro puerto en
busca de otros mercados que ya entonceslos codiciaban.
La fisonomía de Arrecife queda reflejada en su incomparable bahía
y resaltada por una serie de construcciones de ingeniería, tales
como el Puente de las Bolas, el Castillo de San Gabriel, o el de
San José. Atrás quedan los ataques y las razzias del corsario moro
Calafat de El Turquillo o del Morato Arráez. Mención especial
merecen los muelles y puertos, no en vano Arrecife fue antes
puerto que ciudad. El Muelle Chico se construye a principios del
siglo XVIII cuando la barrilla estaba en su etapa álgida, y, a
finales del siglo XIX, se convierte en el Muelle de Las Cebollas.
Al resultar éste insuficiente para la flota pesquera, la
alternativa estaba en la Bahía de Naos, verdadero puerto natural
de nuestro litoral, en la que se construye el Muelle de Naos que
iba a albergar la flota pesquera más importante de Canarias. Más
adelante los pescadores financian el Muelle de la Pescadería para
barquillos de vela y botes de remo.
El patrimonio arquitectónico de Arrecife es muy rico, así tenemos
la Iglesia de San Gines (1630), la Casa de la Aduana., del s XVII
(conocida como Casa Arroyo), La Recova,la Casa de la Cultura
(1850), el Mercadillo (Sede de la Antigua Democracia) (1850),La
Casa de Pereyra (1916), el Cabildo Insular (1927) y muchos otro
inmuebles. Son también patrimonio Las Salinas de Puerto Naos con
sus molinas y cocederos y , cómo no, los puentes: ¡ Cómo me
gustaría que éstos también nos unieran en las ideas y proyectos
de futuro!.
Un especial recuerdo guardo del Instituto, primer Centro de
Enseñanzas Medias de la Isla, pues fue en él donde me formé,
cursando estudios desde el año 1928. Tengo pues el orgullo de
haber sido uno de sus primero alumnos ya que éste fue el año de su
creación, teniendo entonces como Director a D. Agustín Espinosa,
quien me impartió clases de Lengua y Literatura y quien, como
insigne escritor que fue, nos dejó una pieza maestra en el ámbito
de la literatura surrealista con su obra: "Lancelot 28º-7º". El
edificio no era más que una casa terrera situada en Las Cuatro
Esquinas, que más tarde fue derribada y hoy forma parte de un
recodo del Charco de San Ginés.
Haré ahora un esbozo, una intrahistoria, del devenir de aquel
Arrecife desde los años 40-60 con sus añejos barrios de La
Puntilla, El Lomo, La Destila y La Vega, hasta nuestros días: La
población que era de siete mil setecientos habitantes en 1940 ha
pasado a ser de más de 59.000 vecinos que habitan hoy la nueva
ciudad, distribuidos en los barrios ya citados y los de Argana,
Titerroy, Valterra, Maneje, Altavista y San Francisco Javier, entre
otros. Espectacular crecimiento urbanístico se produce con la
amplia Vía Medular, verdadero pulmón de la ciudad. Fue también el
Parador de Turismo un componente destacado en el avance de este
proceso. Pero este desarrollo no ha sido ni fácil ni cómodo, sino
logrado por el entusiasmo y contumaz esfuerzo de sus vecinos.
También contribuyó a este auge la actividad pesquera en el Banco
Canario- Sahariano, especialmente de corvina y sardina, que
propiciaron las instalaciones de las factorías de Lamberti, LLoret
y Linares, Ojeda, Afersa y Garavilla que tanto trabajo y riqueza
ofrecieron. Hito importante en esta evolución fue la instalación de
la primera desaladora canaria por los hermanos Díaz Rijo, la cual
impulsará todos los sectores económicos insulares. Anteriormente
nos ayudaban al suministro del agua los correíllos "La Palma",
"León y Castillo" y "Viera y Clavijo", agua que después se repartía
a través de barricas cargadas en camellos y carros con bidones y
latas. Por último, el nuevo muelle de "Los Mármoles", obra del
ingeniero D. Ruperto González Negrín, le dio el impulso definitivo
a la actividad económica. Actualmente arriban a nuestro puerto
grandes transatlánticos en sus rutas de Crucero, que constituyen
una importante fuente de ingresos para Lanzarote.
Echo en falta, sin embargo, más Centros Culturales y de Recreo
donde disfrutar de una sesión de teatro, una ópera , un concierto,
un ballet?, espero y deseo que nuestro querido y estimado Alcalde y
la Corporación lo logren.
Si atendemos al aspecto social, existían entonces las sociedades de
recreo: El Casino, con sus bailes de disfraces, La Democracia, El
Culantro (escindido de la Sociedad Democracia por divergencias
entre sus socios) y, con posterioridad, la sociedad
".Torrelavega",. La Democracia y el Culantro se disputaban el éxito
y la duración de sus festejos, plasmando su rivalidad también en
los partidos de fútbol. Y así, el "Culantro" que contaba con
figuras como: Manuel Garrido, Narciso Fábregas, Jaime Marrero, Pepe
Toledo, Caraballo, Nicolás Martín, Guillermo Toledo competía con el
equipo de La Democracia, llamado el " Fénix" formado por: Gregorio
Armas, Modesto Armas, Pepito Miranda, Emilio Cabrera, Pepe Prats,
Carlos Díaz, Rafael Clares, Daniel Cabrera, Paco Fierro, Juan Pérez
y Justiniano Perdomo. con D. Manuel Camejo de entrenador.
Había conejeros que preferían entretenerse con el deporte
cinegético. Se cazaba especialmente en el Volcán de Tahiche y,
para perseguir a los conejos, D. José Saavedra se ayudaba de su
perro "Colón" y D. Rafael Ramírez de"Tigre". Muy comentadas eran
también las regatas de balandros y de jolateros, pero más
sorprendentes las peleas de gallos, a las que era tan aficionado
mi amigo Emilio Sáenz. El bando Norte, capitaneado por D.
Francisco Delgado, con Miguel Gopar de corredor, se enfrentaba al
bando Sur con D. Andrés Fajardo y D. Fernando Rocha. Los gallos
mejor cuidados eran los del primero, que salieron victoriosos en
la mayor parte de las riñas. El "Pollo", de Perico Fierro, tuvo
también destacadas intervenciones.
Hay algo que, a mis 95 años, no puedo o no quiero olvidar: Aquellos
Carnavales que conocí de pequeño y que están tan arraigados en
nuestras costumbres, aunque no tengan que ver exactamente con las
Fiestas que nos congregan hoy aquí.
Para la gente de mar este festejo era un imperativo vital como
refleja la copla:
Desde que llega febrero
Los marinos van llegando
Y para carnaval
Los buches inflando
En Las Cuatro Esquinas confluían las animadas máscaras y las
nutridas parrandas amenizadas con acordeones, timples y guitarras.
Desde El Lomo descendían hacia La Calle Real, allí se encontraban
gran número de enmascarados con sus buches (vejiga de pescado
curtida e inflada) y solían producirse los primeros saludos,
bromas y combates:
Pleito en Las Cuatro Esquinas
La salsa del carnaval
Ya se oyen los buchazos
Por" toíta" la ciudad
Pero la Fiesta por excelencia siempre fue "San Ginés". Todos los
arrecifeños esperaban esos días con especial ilusión. El día grande
amanecía con el baile de Gigantes y Cabezudos, y hacia las doce se
celebraba la misa solemne, a la que se asistía con las mejores galas
recién estrenadas.
Ya por la tarde, la zona marítima comenzaba a animarse con la
afluencia masiva de personas de toda la isla, además de otros
visitantes de diferentes zonas de Canarias. La visita a la Feria era
imprescindible, ¿Quién no sufrió el vértigo del tobogán, o sintió el
vaivén de la ola marina? ¿Quién no se emocionó alguna vez al acertar
al tiro al blanco o al ganar en la ruidosa ruleta?
Todo era un continuo ir y venir. A partir de las nueve de la noche
se encontraban los amigos en los ventorrillos para "jincarse"un
ron,tomarse unas carajacas y hablar de lo divino y lo humano.
Aparte de la verbena a cielo raso y los bailes en las diferentes
sociedades, un capítulo muy importante en las fiestas era la
elección de las Mises. Las Mises de antes tenían la misma ilusión
que las de ahora. Como ven, la tradición continúa y espero que por
muchos años. Todos estos son los elementos que, para mí, conforman
la Fiesta de San Ginés. Siempre se ha dicho que el arrecifeño es
abierto y jovial, muy dado a la cháchara y al comentario jocoso,
sabía disfrutar y participar de la fiesta a pesar de la escasez de
medios que había en aquella época y que, lamentablemente, también
tenemos en el momento presente. Por eso, en estos días les invito
al jolgorio y al goce y también me permito aconsejarles la
participación en los actos religiosos en honor a San Ginés para
rogarle por la salud y el bienestar de todos.
Gracias por acompañar este acto con tan amable presencia. ¡Felices
Fiestas!