La cruz franquista de la Plaza de las Palmas, conocida como cruz de los caídos, y colocada junto a las iglesia de San Ginés, ha regresado este lunes a su ubicación después de haber sido retirada durante las obras de rehabilitación de este espacio público y tras anunciar el Cabildo de Lanzarote que no volvería a colocarla por estar contra la Ley de Memoria Histórica.
El Partido Popular de Lanzarote ya se había sumado a la formación de ultraderecha Vox para pedir que se repusiera esta cruz en la Plaza de Las Palmas y mostró su "indignación" por su retirada.
El alcalde de Arrecife, Yonathan de León (PP), y también vicesecretario de organización del PP en Lanzarote, y el consejero insular de de Obras Públicas del Cabildo de Lanzarote, Jacobo Medina (PP), se han fotografiado junto a la cruz para celebrar que ha vuelto a ser colocada.
Un informe jurídico solicitado por el Área de Patrimonio Histórico del Cabildo de Lanzarote señalaba la obligación de retirar el monolito y las bolas de piedra de la plaza de Las Palmas, lo que incluye el pedestal, las placas y las gradas, junto a la retirada de la cruz franquista.
Una cruz colocada por la visita de Franco a Lanzarote
Esta cruz de los caídos se erigía sobre un monumento con una placa en honor al medio centenar de fallecidos del bando nacionalista durante la sublevación militar que desencadenó la Guerra Civil Española (1936-1939) y que derivó en casi cuatro décadas de dictadura franquista
En los años siguientes a la Guerra Civil Española, "una gran cruz negra pintada en la pared y una lápida adosada" a la Iglesia de San Ginés homenajeaba a los arrecifeños del bando nacional que murieron durante el conflicto bélico. En los años 50, durante la remodelación de la Iglesia y de la plaza de Las Palmas, esta cruz se eliminó para abrir una puerta central en la fachada de la parroquia. La desaparición de la cruz "causó revuelo entre la población local", según una investigación de 2018 sobre la memoria histórica de la plaza a la que ha podido acceder este medio.
Durante la remodelación de la plaza por parte del artista multidisciplinar César Manrique, la Delegación del Gobierno franquista ordenó al Ayuntamiento de Arrecife construir esta cruz en la plaza y el consistorio se comprometió a tenerla lista para la visita del caudillo a Lanzarote el 29 de octubre de 1950. Esas obras fueron financiadas por el Ejecutivo español en la isla.
Aluden a una retirada provisional y obvian la Ley de Memoria Democrática
Según han defendido ambos miembros del Partido Popular en un comunicado, y en contra de la versión de su socio de Gobierno, Coalición Canaria, "la cruz fue retirada de manera provisional por recomendación técnica", ya que la utilización de "grúas, maquinaria pesada y movimientos de tierra generaba riesgos para su estabilidad".
"Desde el primer momento, los especialistas coincidieron en que la mejor forma de preservarla, conservarla y protegerla era desmontarla temporalmente hasta que las fases más complejas de la obra estuvieran superadas". Sin embargo, fuentes del Cabildo de Lanzarote informaron a La Voz de que iba a ser retirada por incumplir la Ley de Memoria Democrática.
Asimismo, ambos han resaltado que "ya no existe ningún riesgo para la pieza patrimonial, lo que ha permitido su reposición con total seguridad".
El alcalde Yonathan de León destacó este lunes que la plaza, junto a la obra artística de César Manrique, "simbolizan el avance de la recuperación del patrimonio de la ciudad, que se une a otros proyectos municipales en marcha".
Un acuerdo plenario de Arrecife
Además, el primer edil de Arrecife ha asegurado que han cumplido con la legalidad: "Cumplimos con el acuerdo de la Junta de Gobierno y con el acuerdo plenario que establecían que la cruz y el monolito debían mantenerse en su lugar original." La actuación de restauración de la plaza, acordada por las junta de Gobierno del Ayuntamiento de Arrecife, se " centraría exclusivamente en el pavimento , parterres, farolas, jardinería,y aljibe de la plaza. Ese compromiso se ha respetado desde el primer día”.
El alcalde ha subrayado además que “esta obra era necesaria para dignificar un espacio histórico que durante años reclamaba una intervención integral” y ha asegurado que “la casuarina histórica de la plaza se ha mantenido, tal y como estaba previsto y como era voluntad de la institución y de los vecinos”.
Asimismo, ha agradecido al consejero de Obras Públicas del Cabildo “la coordinación permanente y el trabajo conjunto desde el Área de Obras Públicas que ha permitido que esta rehabilitación avance con firmeza y dentro de los plazos previstos”.
Por su parte, el consejero insular de Obras Públicas del Cabildo, Jacobo Medina ha mantenido que las razones técnicas que motivaron la retirada y posterior reposición de la cruz: “Desde el inicio de la obra, los técnicos determinaron que la pieza debía protegerse ante el uso de grúas y los movimientos de tierra. Lo fundamental era garantizar su integridad y evitar cualquier daño”.
Medina ha añadido que “con la intervención ya muy adelantada y sin riesgos de afección, la reposición se ha realizado de forma segura, respetando el valor simbólico e histórico del elemento”.
El consejero ha insistido en que “la rehabilitación de la Plaza de las Palmas era una actuación necesaria, muy demandada y que permitirá dotar al centro histórico de Arrecife de un espacio más accesible, más amable y plenamente renovado”.
“En unos días —ha añadido— se procederá a la recepción técnica de la obra, y los vecinos podrán volver a disfrutar de una plaza cuidada, moderna y puesta al día después de décadas sin una intervención de este alcance”.
La obra de rehabilitación, que se encuentra en su semana final, supone una mejora integral del entorno, incorporando nuevo mobiliario urbano, accesibilidad universal y una renovación completa del espacio público respetando sus elementos históricos y simbólicos.
Finalmente, el Ayuntamiento de Arrecife ha recordado que el proyecto ha sido financiado por el Área de Planificación y Proyectos del Cabildo de Lanzarote, que gestiona la vicepresidenta y consejera de Hacienda y Contratación, María Jesús Tovar, a través de fondos europeos Next Generation.












