El sábado pasado se celebró en Tiagua la XLVII partida de pelota fiestas del Socorro 2025, fue una partida de muchas anécdotas, como que no se hizo el ponche, a la que asistieron muchos jugadores que ya no jugaban, con el compromiso de seguir (buena señal), se jugó con el bote que se usó en 1978. Se concentraron el juego pelota, jugadores de distintos lugares de Lanzarote, la mayoría de Tiagua y Soo, por ser estas localidades donde mayor número de personas juegan a la pelotamano actualmente.
También se encontraba presente José Cáceres, octogenario jugador de Soo, uno de aquellos jugadores que allá por 1978 participó en la primera partida del Socorro. Estos jugadores hacen las veces de hombre bueno, figura que existe en el juego de pelotamano al no existir árbitro, cualquier duda que se de en el juego se le consulta a él, y su decisión es respetada.
Otra curiosidad es que por primera vez acuden a participar jugadores del norte de la isla; uno de los participantes de Haría, el jugador y entusiasta de la pelotamano el Joven Darío Hernández R., profesor de educación física, fabricó un bote y la imparte en su instituto, pero la gran curiosidad para la historia de la pelotamano, es que cuando era un niño veía por la casa de sus abuelos unas pelotas y se preguntaba que para que sería aquello, y no obtuvo respuesta hasta ahora que conoció la pelotamano.
La pelotamano antes de la guerra civil (1936 -1939) se jugaba en toda la isla y ahora que estamos en vísperas de fiestas de Los Dolores, les diré, que los jugadores de Haría venían en camellos a la fiesta y traían las pelotas, donde jugaban sus partidas con el resto de jugadores de Lanzarote que se encontraban en Mancha Blanca en la fiesta.
Otra persona que participó fue Inma, no conocía mucho el juego, pero estamos seguro que la próxima vez no le hace falta explicación alguna, hace falta personas como ella que se integren para que ayuden al rescate. Decir que la mujer antiguamente no participaba en el juego de forma directa, sin embargo, si padecía las consecuencias, como la ausencia del marido o novio. Decía Juan Guillen el jugador de Yuco: era tanto el vicio, que cuando iba a ver a mi novia y estaban jugando a la pelotamano, amarraba el burro y no llegaba a la casa de mi novia”. Algún día habrá que reconocer ese gesto a tantas mujeres y novias.
El resultado es lo de menos, el interés siempre sería el ganar, pero el objetivo de estas partidas es la recuperación del juego de pelotamano; lo que era conocido de antaño para los chinijos, hoy es el gran desconocido. La partida la terminó ganando el combinado A por un chico a cero. No quiere decir que el combinado B no hiciera ningún chico, sino que una característica de esta modalidad de pelota es: cuando uno de los partidos (equipos) hace un chico lo anota en la piedra de la falta y al hacer el otro partido (equipo) otro chico, se descuenta, es decir, se quedarían cero a cero.
Mientras la partida se iba desarrollando, la afición comentaba y recordaba anécdota de otras partidas, ¿cuánto duraba la partida? El famoso ponche, si era fuerte o flojo,etc. Se estuvo jugando 90 minutos, se hacían explicaciones a los noveles jugadores y se corregían fallos, para evitar esos vicios en partidas sucesivas, resumiendo una partida pedagógica.
Al final, el responsable del Bar del local Socio Cultural invitó un refrigerio a los asistentes, donde se oía todo tipo de comentarios sobre el juego y quedaron emplazados para una nueva partida en Soo.
