Más de un centenar de historias concursan ya en el XIII Certamen de Microrrelatos de Radio Lanzarote

Los participantes podrán seguir enviando sus obras, un máximo de 5 por persona, hasta el próximo 31 de agosto

14 de agosto de 2023 (09:21 CET)
Actualizado el 20 de noviembre de 2023 (09:12 CET)
XIII edición del Concurso de Microrrelatos
XIII edición del Concurso de Microrrelatos

La Voz ha recibido ya más de un centenar de microrrelatos que competirán en la XIII edición de este certamen literario. En esta ocasión, el concurso homenajea al escritor canario Alexis Ravelo, fallecido el pasado 30 de enero. Como en anteriores ediciones, la extensión máxima de los relatos tendrá que ser de 100 palabras, incluido el título en el caso de que lo hubiere.

Un año más, los Centros Turísticos colaborarán con el certamen, cuyo plazo de participación se extenderá hasta el 31 de agosto. 

Asimismo, todos los relatos tendrán el mismo título : “Un personaje pierde a su autor” y el mismo comienzo: “Eladio Monroy entró, como casi siempre, a las doce, en el bar Casablanca. Pidió un cortado y se sentó a leer el periódico. En la portada estaba la noticia: Ha muerto a los 51 años el escritor Alexis Ravelo...” 

A partir de este comienzo los participantes deben imaginar la reacción de Eladio Monroy, protagonista de las seis novelas de la serie dedicada a las aventuras de este personaje, al conocer la muerte de su creador. 

Cada autor podrá enviar un máximo de cinco relatos, que podrá firmar con pseudónimo, aunque deberá indicar siempre un nombre y un teléfono de contacto. Todos aquellos que deseen participar pueden enviar sus relatos a concursorelatos@lanzarotemedia.net.

Los relatos serán leídos en el espacio de "Lectura en la Radio" de Radio Lanzarote (90.7), y publicados en La Voz de Lanzarote. Tanto la publicación como la lectura estarán supeditadas a las disponibilidades de espacio y tiempo de ambos medios.

Del fallo del certamen, que se hará público en la segunda quincena de septiembre, se encargará un jurado formado por periodistas de Radio Lanzarote-Onda Cero y La Voz de Lanzarote, que elegirán tres relatos ganadores y siete finalistas.

El ganador del primer premio conseguirá una cena para dos personas en el restaurante del Castillo de San José, mientras que el segundo premio es una de las experiencias insólitas para dos personas de los Centros de Arte, Cultura y Turismo del Cabildo de Lanzarote. Por último, el tercer premio es una comida para dos personas en el restaurante del Monumento al Campesino. Todos los premios son para personas adultas..

Un personaje pierde a su autor

Eladio Monroy entró, como casi siempre, a las doce, en el bar Casablanca. Pidió un cortado y se sentó a leer el periódico. En la portada estaba la noticia: Ha muerto a los 51 años el escritor Alexis Ravelo...

Un largo escalofrío recorrió su cuerpo, pues su creador había muerto. Terminó su cortado cogió el período y salió a la calle, no tenía tiempo que perder, a partir de ahora le tocaba a él hacer el trabajo de Alexis y llegar a los corazones de los demás. Eladio sabía que un pedacito del alma de Alexis estaba en su interior, y era la hora de hacerlo llegar a los demás en honor a su creador.

Un personaje pierde a su autor

Eladio Monroy entró, como casi siempre, a las doce, en el bar Casablanca. Pidió un cortado y se sentó a leer el periódico. En la portada estaba la noticia: Ha muerto a los 51 años el escritor Alexis Ravelo...

-¡Coño, Alexis! ¿Cómo nos haces esto?

En el fondo Eladio le tenía cierta tirria, aunque fuera buen tipo, porque se empeñaba en meterlo siempre en fregaos. Sabía que desde hace tiempo Alexis quería matarlo, que le había puesto los cuernos escribiendo una novela histórica en La Palma y otra fantástica sobre un "negro" que algo tenía que ver con un mirlo. ¡Pero morirse tan joven y cuando por fin era conocido! ¡Eso no se lo perdonaría!

A partir de ese momento, tendría que cargar con el peso de mantener a su autor más vivo que nunca. ¡Menuda putada, jodío!

Un personaje pierde a su autor

Eladio Monroy entró, como casi siempre, a las doce, en el bar Casablanca. Pidió un cortado y se sentó a leer el periódico. En la portada estaba la noticia: Ha muerto a los 51 años el escritor Alexis Ravelo...

Hay que ver precisamente la semana pasada terminé de leer una de sus novelas, y pensé, que buena narrativa utiliza, parece que revive la historia como parte de los personajes; y hoy ya ha partido definitivamente de este mundo.

Todos nacemos con un Don impreso en nuestro ser, aunque a veces no lo tengamos en cuenta y no lo sacamos a relucir; pero en este caso solo le bastó con un bolígrafo y un folio en blanco para deleitar a todos nosotros con sus increíbles narraciones y hacernos pasar un buen reto tumbados en el sofá de nuestra casa.

Un personaje pierde a su autor

Eladio Monroy entró, como casi siempre, a las doce, en el bar Casablanca. Pidió un cortado y se sentó a leer el periódico. En la portada estaba la noticia: Ha muerto a los 51 años el escritor Alexis Ravelo...

Al socaire de un verso suelto, inquirido por una silla que comenzó a revolverse y ante la noticia seca que recibieron sus ojos, Eladio extrajo lágrimas negras que depositó sobre la imagen de un Alexis que bailaba al compás de sus añorados personajes. Dudaba si seguir con el rito de consumir el cortado y dejar el penúltimo poso para otorgarse el último sorbo, pero decidió que no. Se levantó, cerró el periódico y salió al mundo brindando con el sol la fuga de su mejor y más querido enemigo de páginas en blanco y negro.

Un personaje pierde a su autor

Eladio Monroy entró, como casi siempre, a las doce, en el bar Casablanca. Pidió un cortado y se sentó a leer el periódico. En la portada estaba la noticia: Ha muerto a los 51 años el escritor Alexis Ravelo...

Cogió la taza y comprobó que el pulso le traicionaba. No eran los nervios, era la enfermedad que le pisaba los talones.

—Es peligroso ver que tus deseos se cumplen —dijo a la mujer que lo acompañaba, que disimuló no ver el café agitándose en la taza como un mar embravecido.

—¿Y ahora?, preguntó ella.

—Ahora, me cuidarás a mí, como lo cuidabas a él.

—¿Sospechas de alguien?

—Que encontraran el cuerpo en las obras del parque eólico dice mucho. Es un buen inicio de la investigación.

—Y de la nueva novela.

Salieron de la mano, la suya aún temblorosa.

Un personaje pierde a su autor

Eladio Monroy entró, como casi siempre, a las doce, en el bar Casablanca. Pidió un cortado y se sentó a leer el periódico. En la portada estaba la noticia: Ha muerto a los 51 años el escritor Alexis Ravelo...

Aunque no lo había edulcorado, comenzó a marear el café con la cucharilla mientras divagaba.

-Entonces… ya me puedo retirar con dignidad, ¡y cobrar una pensión completa! Mi no tan viejo amigo, creo que es la situación más complicada en la que me has involucrado. Eras tú quien me guiabas, pero ahora… ¿qué hay que hacer para jubilarse?, y, ¿para heredar? Que mi salud me ha costado, bueno, la tuya, y no quiero fracasar por primera vez, así que tendré que espabilar y darme vida… la burocracia lleva su tiempo, y aquí, con una hora más de retraso.

Un personaje pierde a su autor

Eladio Monroy entró, como casi siempre, a las doce, en el bar Casablanca. Pidió un cortado y se sentó a leer el periódico. En la portada estaba la noticia: Ha muerto a los 51 años el escritor Alexis Ravelo...

Transcurría la tercera semana de enero, así que no podía tratarse ―concluyó― de una inocentada. Mientras se planteaba qué consecuencias podía tener para él aquel insospechado suceso, levantó la vista y observó que en el local había tres personas más: el camarero tras la barra, uno de sus amigos apurando una cerveza y una joven desconocida leyendo el periódico. ¡Todos ellos inmóviles, como si fueran figurantes de una película súbitamente detenida! Eladio intentó en vano ponerse en pie, brazos y piernas no respondían a su voluntad. Un segundo después, perdió toda noción del tiempo y del espacio.

 Un personaje pierde a su autor

Eladio Monroy entró, como casi siempre, a las doce, en el bar Casablanca. Pidió un cortado y se sentó a leer el periódico. En la portada estaba la noticia: Ha muerto a los 51 años el escritor Alexis Ravelo...

Levantó la vista hacia los parroquianos del bar, ajenos al dolor que acababa de fulminarle. Súbitamente creyó percibir el olor a gasoil de los cargueros, como si el fallecimiento de Alexis le hubiera retrotraído a su condición de exmarinero. Nunca más sería un investigador perspicaz y algo truhan. Sí, ahí estaban, el ronroneo de los motores, el relente de las noches trajinando en cubierta, el tráfago por puertos de medio mundo.

La muerte de Alexis Ravelo también era la suya. <Eladio Monroy muere dos veces>, musitó con resignación, <qué buen título para un libro que nunca se escribirá>.

Un personaje pierde a su autor

Eladio Monroy entró, como casi siempre, a las doce, en el bar Casablanca. Pidió un cortado y se sentó a leer el periódico. En la portada estaba la noticia: Ha muerto a los 51 años el escritor Alexis Ravelo...

La lluvia que caía sobre Las Palmas arreció repentinamente. Eladio buscó instintivamente su cajetilla de Marlboro en la chaqueta. Esfuerzo inútil, estaba empapada; los cigarrillos formaban una amalgama inutilizable de papel y hebras marrones. Levantó el diario, pero las palabras se desvaían en gotas negras que resbalaban por las hojas chorreantes modelando un amasijo informe entre sus dedos. Del techo comenzaron a caer goterones sobre su mesa, que se desleía como un azucarillo. Fue entonces cuando Eladio comprendió. <Se acabó mi tiempo>, alcanzó a pensar instantes antes de que sus recuerdos se ahogasen como un náufrago en el mar.

Un personaje pierde a su autor

Eladio Monroy entró, como casi siempre, a las doce, en el bar Casablanca. Pidió un cortado y se sentó a leer el periódico. En la portada estaba la noticia: Ha muerto a los 51 años el escritor Alexis Ravelo...

No leyó más.

- Carmelo, tráeme una ginebra.

El tal Carmelo infringió el código de conducta de todo camarero: aquello de oír sin escuchar y servir sin preguntar.

- Y eso, ¿está ruin el cortado?

- No. Solo que mi padre acaba de morir.

- ¿Cómo dices?

- Se llamaba Alexis.

El camarero se quedó plantado; decididamente no tenía su día.

- Pero tu padre murió hace muchos...

Eladio no le dejó terminar. Blasfemó, «totufo, bobomierda», y salió a toda prisa.

Nadie ha vuelto a ver a Eladio nunca más en el Casablanca ni en ningún otro sitio.

Un personaje pierde a su autor

Eladio Monroy entró, como casi siempre, a las doce, en el bar Casablanca. Pidió un cortado y se sentó a leer el periódico. En la portada estaba la noticia: Ha muerto a los 51 años el escritor Alexis Ravelo...

-¡Pero si el chopped no puede ser tan malo para la salud!-, soltó a los parroquianos.

Levantó la vista y se quedó abobado con el reflejo de su calva en el cristal -a imagen y semejanza de su creador-, pensando... A un escritor se le admira, o se le lee gozándolo, o se le lee sin más o se le olvida, pero no se le manda para las Chacaritas.

No sabía por dónde empezar la investigación. Llamaría a Gloria para cancelar el guachinche de cochino negro en el sur. Ella más que nadie lo entendería. También se había quedado huérfana.

Un personaje pierde a su autor

Eladio Monroy entró, como casi siempre, a las doce, en el bar Casablanca. Pidió un cortado y se sentó a leer el periódico. En la portada estaba la noticia: Ha muerto a los 51 años el escritor Alexis Ravelo...

Eladio compró un ventilador en la ferretería, donde había de todo; no aguantaba ese calor asfixiante cascando en la azotea: “hay mi madre, -dijo para si-, no se ni como los peninsulares aguantan” y, siguió con la caja del ventilador caminando- ”yos, lo que pesa la jodí.

Lo primero que hizo al llegar al bar con fatigas, fue tomarse el cortadito, -me supo- . Lo dijo tan alto, que la clientela no tenía a donde mirar. Mientras, ajeno, pudo leer al fin los titulares, y fue consciente al momento, de el porqué de los parroquianos, al no reparar su presencia.

Un personaje pierde a su autor,

Eladio Monroy entró, como casi siempre, a las doce, en el bar Casablanca. Pidió un cortado y se sentó a leer el periódico. En la portada estaba la noticia: Ha muerto a los 51 años el escritor Alexis Ravelo...

En ese momento yo entraba en el Casablanca y vi la expresión que tenía Eladio, me sorprendió porque es una persona muy optimista. Los tres, Eladio, Alexis y yo eramos caminantes empedernidos, virtud que nos había contagiado a mí y a Alexis. Entonces decidimos hacerle un homenaje para que su un nombre y su fama como escritor canario y conocedor de cada rincón de nuestras islas, sus gentes y culturas. A Eladio se le ocurrió subir a lo más ato de muestro padre Teide y ponerle una placa conmemorativa para que todas las personas conocieran su trabajo.

Un personaje pierde a su autor

Eladio Monroy entró, como casi siempre, a las doce, en el bar Casablanca. Pidió un cortado y se sentó a leer el periódico. En la portada estaba la noticia: Ha muerto a los 51 años el escritor Alexis Ravelo...

Él no sabía en absoluto quién era, pero sintió un escalofrío, un vacío tremendo al leer ese articulo. Intentando encontrar un vínculo preguntó a Casi si él sabía quién era. Casi le contestó que era un famoso escritor de novela negra en Las Palmas de Gran Canaria y le parecía raro que no lo conociera. A Eladio se le congelaron las manos como si le faltara el alma, la sangre o la vida al oír decir eso a Casi. Inmediatamente el propietario del bar prosiguió diciéndole, mientras su arte y su esencia esté en nuestros pensamientos Alexis Ravelo nunca morirá.

Un personaje pierde a su autor

Eladio Monroy entró, como casi siempre, a las doce, en el bar Casablanca. Pidió un cortado y se sentó a leer el periódico. En la portada estaba la noticia: Ha muerto a los 51 años el escritor Alexis Ravelo...

¡Por fin! Soy libre. Ya no tendré que realizar más trabajos siniestros y tediosos y podré cumplir la promesa que le hice a Gloria hace un tiempo atrás, dijo Eladio a los cuatro vientos mientras todos le miraban y salió corriendo del bar, se montó en su Naranjito, fue en busca a Gloria y le dijo no tengo tiempo de explicártelo todo ahora, pero a partir de hoy cumpliré mi promesa, solo necesito que sigas vendiendo los libros de nuestras historias para seguir siempre vivos en nuestros lectores

Un personaje pierde a su autor

Eladio Monroy entró, como casi siempre, a las doce, en el bar Casablanca. Pidió un cortado y se sentó a leer el periódico. En la portada estaba la noticia: Ha muerto a los 51 años el escritor Alexis Ravelo...

¿Qué cabrón! Dijo Eladio en alto. Sacó su bolígrafo del bolsillo de la cazadora y tachó la palabra muerto en el periódico. Cuando Dudú entró por la puerta le guiñó el ojo, pagó la cuenta y salió. Se subió al Naranjito y se dirigió a la calle Pérez Galdós en Chamman. Allí en el mural al escritor, en pequeño, vio escrita la señal acordada con Alexis. Lo había conseguido.

No había resultado fácil lo del cadáver. Pero parece que la prensa se lo había tragado. Ahora Ravelo podía ser lo que quería. Un escritor fantasma.

Un personaje pierde a su autor

Eladio Monroy entró, como casi siempre, a las doce, en el bar Casablanca. Pidió un cortado y se sentó a leer el periódico. En la portada estaba la noticia: Ha muerto a los 51 años el escritor Alexis Ravelo...

Joder Ravelo no puedo ni tomarme un cortado tranquilo con todas las historias que nos quedaba por contar, tantas cosas por vivir haber como le cuento esto a Gloria y a la asamblea y a mis niñas bueno hermano imagino que donde nos veamos también tengamos muchas más historias tanta paz te lleves como tranquilidad me dejes descansa en paz hermano.

Un personaje pierde a su autor

Eladio Monroy entró, como casi siempre, a las doce, en el bar Casablanca. Pidió un cortado y se sentó a leer el periódico. En la portada estaba la noticia: Ha muerto a los 51 años el escritor Alexis Ravelo...

Eladio llamó a Gloria para preguntarle donde estaba, al no contestar supo que estaría en el trabajo, se subió al naranjito y se dirigió a la librería, cuando vio a Gloria gritó por fin libre, por fin a partir de hoy podré cumplir lo que te prometí no más trabajos arriesgado ya no más, eso sí, ahora tú tienes una misión muy importante que es vender los libros de nuestras historias para nosotros seguir vivo en las personas.

Un personaje pierde a su autor

Eladio Monroy entró, como casi siempre, a las doce, en el bar Casablanca. Pidió un cortado y se sentó a leer el periódico. En la portada estaba la noticia: Ha muerto a los 51 años el escritor Alexis Ravelo...

-No es posible, Casimiro ¿Cómo conseguiré ahora encaminar mi vida? No concibo mi realidad sin su fantasía, mis acciones sin su prosa ni mi sangre sin su tinta.

-Tú fuiste, querido Eladio, su personaje estrella. ¿Acaso no sobrevive, durante siglos don Quijote a Cervantes? ¿No es cierto que D’Artagnan, blandiendo la espada forjada por la pluma de Dumas, mantiene vivo el recuerdo de su creador?

Lloremos, como Canarias entera llora, su pérdida, pero disfruta después del cariño y la admiración de sus lectores que son, a la postre, quienes inmortalizan a los grandes escritores: a Cervantes, a Dumas, a Ravelo…

Un personaje pierde a su autor,

Eladio Monroy entró, como casi siempre, a las doce, en el bar Casablanca. Pidió un cortado y se sentó a leer el periódico. En la portada estaba la noticia: Ha muerto a los 51 años el escritor Alexis Ravelo...

Lejos de venirse abajo, encajó el golpe con entereza al tratarse de una eventualidad con la que ya había contado. Desde su alumbramiento, a una edad ya madura, tenía muy presente que todo personaje de ficción termina sobreviviendo a su autor, en algún caso aunque hubiera aparecido en una sola obra (Hamlet, Don Quijote, El Principito o Alicia constituían buenos ejemplos). Y como no le cabía ninguna duda del enorme talento de Ravelo como novelista y creador de personajes, se dijo animoso: “Aunque no podré protagonizar nuevas historias, ¡yo no voy a ser menos que cualquiera de ellos!”.

Un personaje pierde a su autor,

Eladio Monroy entró, como casi siempre, a las doce, en el bar Casablanca. Pidió un cortado y se sentó a leer el periódico. En la portada estaba la noticia: Ha muerto a los 51 años el escritor Alexis Ravelo...

La taza se quedó a mitad de camino. Tenía la mandíbula inferior caída por el impacto de la noticia. En los ojos, una mirada entre asombro y espanto, mostraban claramente que algo gordo había pasado y más cuando pudo reaccionar y dejando la taza, sin probar el café sobre la mesa, de un golpe seco, soltó: “La hostia, menuda faena”.

Un personaje pierde a su autor,

Eladio Monroy entró, como casi siempre, a las doce, en el bar Casablanca. Pidió un cortado y se sentó a leer el periódico. En la portada estaba la noticia: Ha muerto a los 51 años el escritor Alexis Ravelo...

Eladio no sabía cómo gestionar sus sentimientos. Por una parte, la muerte de su creador lo apenaba muchísimo y más siendo tan joven. Le estaba muy agradecido, por todos los encargos, poco ortodoxos, con los que engordar su magra pensión de la marina; por otro y precisamente por lo mismo, estaba muy cabreado por haberlo dejado con el culo al aire.

Un personaje pierde a su autor,

Eladio Monroy entró, como casi siempre, a las doce, en el bar Casablanca. Pidió un cortado y se sentó a leer el periódico. En la portada estaba la noticia: Ha muerto a los 51 años el escritor Alexis Ravelo...

Bueno amigo, ya que no es posible que me sigas pluriempleando, me apetece recordar los tres primeros casos y hacerte algún comentario: Asunto: “Ex Ana María”, de las hostias que me llevé, aún tengo moratones.

El caso de Héctor Fuentes me vino grande desde el principio.

El jodido librito de poemas del tercer encargo, casi me cuesta el pellejo, me desangraba sin tener la más mínima puñetera idea de qué había sucedido.

La verdad es que para no ser detective, poli ni periodista, no lo hice tan mal, ¿no crees? No hace falta que contestes

Un personaje pierde a su autor,

Eladio Monroy entró, como casi siempre, a las doce, en el bar Casablanca. Pidió un cortado y se sentó a leer el periódico. En la portada estaba la noticia: Ha muerto a los 51 años el escritor Alexis Ravelo...

Menuda jugada tu muerte. Más para ti que para mí, que en el fondo es un descanso de tantos peligros, tanto remover avisperos y pisar juanetes. Quiero decirte que en los casos de sentimientos y familia, fueron en los que me sentí más humano, como si por un milagro, pudiera escapar de la novela y convertirme en ese policía, detective o periodista fisgón que tú creaste como Eladio Monroy que, cual Clark Kent, a través de tu escritura, pasaba de ser un ser anodino a un héroe, vapuleado y machacado en mi caso, pero un héroe al fin.

 

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