El debut de Pastora Soler en Lanzarote, cantando con su banda en la plaza del pueblo de Yaiza, fue "realmente espectacular"; la respuesta del público y la conexión de cientos de personas disfrutando al unísono con una pedazo de artista de personalidad arrolladora durante todo el concierto, resume la magia que engalanó, y de qué manera, el epílogo de las celebraciones sureñas de honra a la Virgen de Los Remedios.
Con un repertorio cuidadosamente escogido, Pastora narró de forma cronológica la historia de su vida artística, con sus momentos más dulces y los más tristes también, y el público empatizó con ella, por su talento, por su chorro de voz, por su impecable interpretación y por el contenido de las letras.
La primera parte tuvo su punto de reivindicación a través del arte, un brindis por la vida, un guiño al colectivo LGTBI y el recuerdo en voz alta a las mujeres que son víctimas de la violencia cegadas por el amor. No tardó Pastora en calentar el ambiente y atrapar del todo a la asistencia, no lo hizo sola, lo consiguió acompañada de sus músicos: dos guitarras, un bajo, un batería y un piano, este último responsable de la dirección musical, pura fuerza y ritmo a un directo de campanillas.
Sonó ‘Trinia’ que refleja su niñez metida en la copla, a los 14 añitos ya subía a los escenarios de Andalucía. Pastora tenía ambición por descubrir nuevos sonidos, quería evolucionar y así fue como probó con la balada. En Yaiza interpretó en acústico ‘Un ramito violetas’, allí el público la siguió con los coros para ser cómplice del canto de su rebelde adolescencia.
Sin embargo, el mundo de la música hace parte de este mundo de números y no de otro de sueños y anhelos. Conclusión, la mandaron al paro. Optó entonces por música con un poquito más de “soniquete” y a partir de los 20 llegaron sus primeros éxitos.
“Para mí esta letra es dulce, es un pastel”, se refiere a la canción ‘Y qué pequeña soy yo’, que interpretó en Yaiza acompañada solo del piano. En su momento, logró producirla musicalmente “pero luego otra vez me dieron la carta de libertad. Soy de las que pienso que hay que creer en los sueños y seguí adelante”.
Esa fue su última gran decepción porque después vendrían los éxitos que la mantienen como una artista de primer nivel en España cantando lo que quiere porque se lo ha ganado. ‘Solo tú’, es uno de sus éxitos que compartió en Yaiza, como compartió ‘La mala costumbre’, un tema que le cuesta cantar porque le remueve sentimientos familiares, pero lo cantó en Yaiza bajando del escenario, a pie de público, al lado de las cientos de personas que la aclamaron.
Pastora no podía irse de Yaiza sin regalar su canción emblemática ‘Quédate conmigo’, con la que representó a España en Eurovisión 2012. Antes de su primera despedida cantó ‘Qué será de nadie’ y ‘Qué no daría yo’, y por supuesto, la ovación del público la hizo regresar, y con mucha marcha, un popurrí de temas rítmicos con el que Pastora Soler dijo definitivamente su hasta luego a Yaiza y Lanzarote, agradecida por la invitación del Ayuntamiento de Yaiza y del Cabildo de Lanzarote a través de los Centros de Arte, Cultura y Turismo. Todavía con el buen sabor de boca del concierto, gran parte del público permaneció unos minutos más en la plaza y sus alrededores para ver los fuegos artificiales, así terminó la noche mágica sureña que abrió antes de Pastora Soler el joven cantante del municipio de Yaiza, Elieser Betancort, un artista muy querido y con una proyección increíble.