Yo apuesto por la educación

Por Emma Cabrera Toribio Vivimos tiempos difíciles y el ámbito de la educación está sufriendo especialmente esta crisis. Desde el inicio de la recesión, estamos viendo cómo cientos de docentes pierden sus puestos de trabajo, cómo miles de niños ...

11 de enero de 2013 (17:24 CET)
Por Emma Cabrera Toribio
Vivimos tiempos difíciles y el ámbito de la educación está sufriendo especialmente esta crisis. Desde el inicio de la recesión, estamos viendo cómo cientos de docentes pierden sus puestos de trabajo, cómo miles de niños ...

Vivimos tiempos difíciles y el ámbito de la educación está sufriendo especialmente esta crisis. Desde el inicio de la recesión, estamos viendo cómo cientos de docentes pierden sus puestos de trabajo, cómo miles de niños ven mermadas las condiciones en que reciben su formación... Y cómo, y esto es lo más decepcionante, algunos de los cambios que vienen camuflados en la crisis, disfrazados de recortes, son de carácter ideológico.

Reformas en las que se tiene más en cuenta la economía de cada familia que las necesidades del alumnado. Que sesgan las oportunidades en función de intereses empresariales para, supuestamente, lograr una educación más útil... ¿Útil para quién o quiénes? Que atacan la educación pública para beneficiar claramente a la concertada, fundamentalmente religiosa. Que suben el coste de las tasas universitarias a niveles inaccesibles para muchas personas, obligándolas a abandonar sus estudios, rompiendo en pedazos sus sueños y levantando un muro delante de sus aspiraciones de futuro. En definitiva, que están aprovechando la crisis para acabar con la educación como un derecho de los ciudadanos y quieren convertirla en un negocio más, en un privilegio.

Yo apuesto por la educación. Por una educación que forme y no adoctrine. Una educación que no discrimine ni separe a niños y niñas en las aulas. Una educación que prepare a nuestros hijos en el presente y para el futuro en lugar de hacernos retroceder más de 30 años. Una educación integral que forme a personas con valores, con aptitudes y con actitudes que les haga capaces de resolver cualquier situación que la vida les plantee. Que nos dote de profesionales cualificados, no de obediente y barata mano de obra.

Por eso creo que el Cabildo tiene el deber moral de ayudar a los estudiantes lanzaroteños y esta es la razón por la que cada año se abre una convocatoria de becas al estudio y otra de ayudas al transporte. La insularidad y la doble insularidad suponen una dificultad extra que, cuando aprietan las tuercas en otros conceptos como están haciendo, puede llegar a convertirse en una barrera insalvable para muchas familias. Cada vez más... Con las becas tratamos de facilitarles una escalera.

Estamos en un momento en el que hay que contrarrestar estas medidas retrógradas, rancias y contraproducentes porque, de salir adelante, su efecto sería dejarnos a unas generaciones privadas del derecho a la educación y eso no lo recuperarían ni el tiempo ni el dinero. No tenemos derecho a privar de educación a toda una generación de chicos y jóvenes.

*Emma Cabrera Toribio, consejera de Educación y Cultura del Cabildo de Lanzarote.

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