Nadie pone en duda que el nuevo Plan Insular de Ordenación de Lanzarote (PIOL) requiere un amplio consenso. Para conseguirlo es necesario identificar y, llegado el caso, compartir y acordar sus contenidos básicos. Entre ellos, y de cara al inminente debate que está por llegar, subrayo tres: reforzar la visión insular, reconvertir la oferta turística y diversificar la economía.
En los últimos años, la visión municipalista ha dominado el escenario insular en detrimento de una visión de conjunto. Así, por ejemplo, distintos municipios ansían el Palacio de Congresos, la nueva Ciudad Deportiva o el Campus Universitario. Vaya por delante la legitimidad de dichas aspiraciones, pero llegaremos más lejos si las complementamos con una visión insular. Hemos de acordar qué cosas realizar, con transcendencia insular y en qué sitios. Necesitamos sumar lo municipal a lo insular, y no al revés, de tal forma que todos nos sintamos partícipes de proceso. En este asunto, el nuevo PIOL puede y debe aclarar el mapa de infraestructuras y equipamientos insulares, con el acuerdo de los municipios y la máxima de la solidaridad interterritorial. Juntos somos más fuertes, sencillamente.
En segundo lugar, si el PIOL de 1991 reconocía el fenómeno turístico y sus efectos, la Revisión del PIOL en tramitación debe sentar las bases para el inicio de un proceso de transformación de la industria turística. Hace poco, el presidente de AC Hotels by Marriots, Antonio Catalán, afirmaba en referencia a Lanzarote: "A esta isla vienen 2 millones de turistas al año, sin embargo hay un 30% por ciento de paro, algo deben estar haciendo mal" (sesión inaugural Foro Global Sur 2014)*. El tiempo sigue dándole la razón, pues superados ampliamente los 2 millones de visitantes en 2014, el paro y la precariedad laboral siguen siendo insoportables (31,26 por ciento de desempleo según la EPA correspondiente al segundo trimestre de 2015). Por esta razón, el nuevo PIOL debe ayudarnos a superar dicha realidad. Para ello, es irrenunciable cualificar la oferta y la experiencia turística, con el objetivo de incrementar el gasto en destino de quienes nos visitan.
Sólo con una oferta de más calidad, por la que se pague más, será posible incrementar el empleo y la mejora de sus condiciones. Recordemos que el gasto por turista y día en Lanzarote está por debajo de la media canaria (121 € frente a 127 €) y que la mayor parte del gasto se produce en el país de origen, ya que sólo el 29,8 por ciento del gasto se realiza en la isla**.
Alguno dirá que parte de la precariedad y el desempleo obedece al abuso de algunos empresarios. Sin generalizar, no dudo que algunos se estén aprovechando, pero, frente a estos casos, sólo queda inspección, sanción y reproche social. Lo que sostengo es que con menús en primera línea de playa por sólo 9,95 €, o con una semana de vacaciones pagada a precio de saldo, difícilmente puede aumentarse las plantillas o mejorar las condiciones laborales.
Esta situación hay que revertirla, lo que implica una transformación de muchos de los negocios turísticos y los entornos urbanos donde se desarrollan. Ello exigirá tiempo y el empleo de recursos, tanto privados en la renovación de la planta alojativa antigua y obsoleta y de los negocios vinculados; como públicos en la cualificación del espacio turístico.
Además, no se puede soslayar la necesidad de incidir en la disminución del techo alojativo insular, continuando con la política de reducir el número potencial de camas turísticas: menos, pero de más calidad. Ello ayudaría al proceso de reconversión enunciado, y parece que hay margen. ¿Cuánto? Dependerá de lo ambiciosos que seamos y lo dispuestos que estemos, pero la historia reciente de la isla nos demuestra que con visión, ambición e ilusión es posible hacer realidad los sueños colectivos.
Por último, es manifiesto que la economía insular pivota sobre el turismo y que lo seguirá haciendo en las próximas décadas. Nuestra isla reúne unos atractivos inigualables y no podemos renunciar a una industria con semejante potencial, porque además sabemos hacer bien muchas cosas en este sector. Sin embargo, desde una visión realista, parece necesario facilitar que actividades económicas ligadas al sector primario y las energías renovables, al menos, se desarrollen en los próximos años. Tanto por las oportunidades de empleo que generan, como por el mantenimiento del paisaje o la sostenibilidad del medio.
En estos temas, el nuevo PIOL debe ofrecer respuestas identificando los espacios adecuados para el desarrollo de tales actividades, con la ambición de quien lleva un retraso acumulado de décadas y quiere honrar el galardón de Reserva de la Biosfera.
Otras muchas cuestiones y aspiraciones debe contener el nuevo PIOL, sin duda. Pongámoslas sobre la mesa, argumentemos, debatamos y acordemos.
*https://www.youtube.com/watch?v=YMDHB_Mf5Tw, sesión inaugural Global Sur a cargo de Antonio Catalán.
**Encuesta de Temas Insulares 2014 del Centro de Datos, Cabildo de Lanzarote.
Por Marcos Bergaz, consejero del PSOE en el Cabildo