En el campo y en la ciudad, que ya vale de tanta sequía. Entre los caprichos de la naturaleza y Canal Gestión, el agua vuelve a ser un problema para el campo y una isla que la necesita como el respirar. Con la naturaleza mejor no meterse, por inútil, más en tiempos de cambio climático. Lo de Canal, es otra cosa, pues la revolución que prometieron parece quedar en agua de borrajas.
No me extraña que recojan firmas en Tinajo en señal de protesta, o que pongan el grito en el cielo Ayuntamientos como San Bartolomé o Haría, e incluso, que desde el Consorcio del Agua se hable de expedientes sancionadores por el incumplimiento del contrato firmado por la mercantil que gestiona el ciclo integral del agua en Lanzarote. Como tampoco me sorprende el silencio de Teguise, quizás todavía condicionado su alcalde por las loas que, el anterior presidente del Cabildo, Pedro San Ginés, dedicara constantemente a Canal.
Un alcalde al que invitamos, desde el grupo socialista municipal teguiseño, a que alce la voz, reivindicando un mejor servicio, porque pueden darlo, y de paso que se dé más prisa a la hora de autorizar determinadas inversiones en materia de agua, que esa es otra.
Las quejas con Canal vienen de lejos. Empezaron afectando al agua agrícola que reclaman nuestros héroes del campo y las negativas a facilitar nuevos contadores, así como la insuficiente presión o cortes de suministro que padecen los afortunados que ya contaban con uno. ¡Qué se lo pregunten a los agricultores y campesinas de la Vega de San José, que me lo recuerdan en cada una de mis carreras por la zona!
Y siguieron, en tiempos de turismo cuasi cero, con las dificultades que afectan al agua de abastos, volviendo a sonar aquello de “hoy no hay agua”, lo que obliga a recurrir a los tanques, aljibes y el necesario hidro. Una situación agravada recientemente por una avería que afectó a gran parte de la zona norte de la isla, Teguise bien lo sabe, y las eternas y cuantiosas pérdidas de la red de distribución, pese a las inversiones “millonarias” prometidas.
El milagro de Canal Gestión está convirtiéndose en los lamentos de numerosos vecinos, los últimos de Costa Teguise, que denuncian la magia para convertir aire en agua facturada, en consumos domésticos de cientos de euros o en un oro líquido que desaparece del campo como el conejo de la chistera. Como también desapareció la figura de un interlocutor por la mercantil, siempre necesario, que explique a la opinión pública los pormenores o dificultades por los que puede estar pasando un servicio estratégico, vital, más en la isla de los volcanes.
Esas tenemos y parece que no mejorará la cosa, a tenor de las voces que nos llegan de los “madriles”, donde radica la sede social de la accionista única de Canal Gestión: la mercantil Canal Isabel II. Allí, extrañados por distintas operaciones que la empresa realizara en el exterior, entre ellas en Lanzarote, apuestan ahora por un plan de desinversión de la compañía que pasaría por ceñir su actuación al ámbito de la capital de España.
Lo más preocupante es que la relación que nos une es por treinta años, restando más de veinte en la actualidad. Ojalá me equivoque y se reconduzca la situación, pero a la vista de los precedentes temo que continuarán las dificultades en una relación abocada a tomar decisiones, por mucho que en tiempos pasados nos hablaran de una relación idílica.
Mientras esto ocurre, Juan Luis, que bien pudiera ser agricultor de La Villa, Nazaret o Tiagua, espera a que llueva café, y bien cargadito, que lo del agua y Canal parece más complicado.
Marcos Bergaz