Todo son quejas de sueldos bajos, de un mercado laboral infernal, de insoportables impuestos, de terribles listas de espera sanitarias, de vergonzosa inacción judicial, de incertidumbre en las pensiones, de inseguridad ciudadana y de un gravísimo riesgo para la unidad nacional en virtud del golpe de estado separatista. Los españoles estamos perplejos ante los privilegios que obtiene quien entra en nuestro país de manera ilegal e incluso violenta, privilegios de los que no disfrutan españoles que han cotizado a la Seguridad Social durante décadas. Nadie se explica la tolerancia judicial que tiene quien delinque y el apoyo institucional del que goza quien okupa una propiedad privada. Hay indignación por la desigualdad entre españoles a la hora de opositar en función de en qué parte de España se oposite, hartazgo en cuanto a la desigualdad educativa y altísima crispación provocada por la diferencia fiscal entre territorios. Existe enorme inquietud tanto por la deuda pública, que no cesa de incrementar, como por el déficit, que no logra bajar del 2,5%; esa inquietud es la que sienten los españoles precisamente por la inviabilidad e insostenibilidad de España. También hay un rechazo generalizado a la sobredimensión de las administraciones públicas y al incompresible número de políticos inútiles que elevan el gasto y obligan al anual ajuste al alza fiscal. Y, por último, hago breve alusión al nivel de hartazgo que hay respecto de la corrupción y del ya clásico "y tú más", nivel que alcanza proporciones bíblicas, proporciones que ponen en grave riesgo la confianza de los españoles en nuestro sistema democrático. España está en una perversa espiral autodestructiva percibida tristemente por la inmensa mayoría de españoles.
El PP y el PSOE, que son las fuerzas políticas que han gobernado en la presente etapa democrática, tienen una responsabilidad directa en la insostenible situación en la que está España. Ciudadanos está en modo cambio de chaqueta, dispuesto a pactar con los dos, y con quien haga falta, con tal de cogobernar. Mientras, Unidas Podemos y sus Círculos ni están ni se les espera porque no salen de la absurdez de sus planteamientos chavistas-marxistas-antisistema, los cuales han demostrado ser fatales durante los últimos 100 años.
Bien, pues después de la descripción sociológica de los dos párrafos anteriores, sorprendentemente hay quienes se presentan en listas de PP, PSOE, Ciudadanos y Unidas Podemos, que son las personas a las que dedico este artículo de opinión. Morro, jeta, caradura, sinvergüenza, oportunista, vividor, aprovechado, chupón, chupóptero, gorrón, sacacuartos, parásito, ¡qué rico y diverso es el español! Podría seguir escribiendo sinónimos, pero sería demasiado tedioso. En todo caso, calificativos todos ellos para quienes se presentan en las listas de esos partidos políticos que han gobernado España, o que han ayudado a gobernar a quienes lo han hecho. Esos partidos políticos culpables directa o indirectamente del marrón al que nos enfrentamos.
Hay que ser un mogrollo como la copa de un pino para presentarse a unas elecciones y prometer en campaña, bajo las siglas de las fuerzas políticas que han causado el caos descrito porque han gobernado o pactado con quienes han gobernado, soluciones para la situación económica, social y territorial que padecemos los españoles. Repito, hay que tener más cara que un buey con paperas para, siendo el pirómano, disfrazarse de bombero y asegurar poder extinguir el fuego provocado previamente. Pero, precisamente esto es lo que vamos a castigar los millones de españoles que votaremos próximamente.
Hablando en positivo, y no solo por hablar sino porque lo que expongo es realmente plausible, el voto va a ser masivo para quien jamás ha gobernado ni ha pactado gobiernos y, por tanto, no tiene la más mínima responsabilidad en la situación límite de la que nos quejamos todos. El voto va a ser para quien va a minimizar el Estado y lo hará más barato, por lo que a su vez desplomará los impuestos. Para quien intervendrá menos en todo, por lo que incrementará la libertad de cada uno. Para quien priorizará los derechos de los españoles, anteponiéndolos a los derechos del resto de la Humanidad, (que en la mayoría de aspectos dicha Humanidad ni siquiera tiene derechos en España). Para quien igualará realmente a los españoles y acabará con absurdas desigualdades de género, territoriales, lingüísticas, sanitarias, educativas, de seguridad, fiscales y económicas. Y, en definitiva, para quien viene a viabilizar a España.
El voto para VOX es imparable y los caraduras se están quedando impávidos.
Por Sigfrid Soria