Lanzarote, isla sostenible

Silvano Corujo
11 de mayo de 2020 (17:49 CET)

Hace 20 años, y ante un público diverso, en los salones del Arrecife Gran Hotel, expuse una ponencia titulada: "¿ Lanzarote,  Isla Insostenible ?".

En dicha charla, traté de convencer a los asistentes de que la Isla de Lanzarote tenía que reorientarse hacia la sostenibilidad, es decir, que tenía que plantearse como objetivo el poder satisfacer las necesidades de las generaciones presentes, pero, sin comprometer las posibilidades de las del futuro.

Exponía que la Isla, para que fuera sostenible,  debía ser capaz de absorber los propios residuos. En otras palabras, que tenía que darse el hecho de que los residuos generados en Lanzarote, habrían de ser absorbidos por el propio entorno.

Las leyes de la Naturaleza requieren, y dado nuestro comportamiento humano, siempre orientado a mejorar nuestro confort,  que para alcanzar tal meta sea necesario disponer, por cada habitante de nuestro Planeta, unas 2 Ha de tierra verde, la que se encargaría de absorber todos los residuos y los desperdicios derivados de las actividades humanas.

Si hiciéramos, en relación a este requisito material, un cálculo para la Isla de Lanzarote, el resultado estaría lejos del valor deseado (Muy por debajo de las 0,30 Ha de tierra verde/persona), habida cuenta de que, en régimen normal, cada día duermen en la Isla de los conejeros más de 150 Mil personas.

El problema se puede explicar integrando todos los  dichos residuos y desperdicios humanos, en un solo efecto negativo, el cual consiste en la emisión hacia la atmósfera, de unas cantidades de CO2 muy superiores a las que las dichas Hectáreas de tierra verde podrían absorber, con lo que la densidad de CO2 en el medio ambiente, con el tiempo, haría inviable la vida humana en la Tierra.

El CO2, como se sabe, es el mayor causante del calentamiento global, y por dos razones. Ya, por causar el efecto invernadero, o, ya, porque su emisión va acompañada siempre de procesos exotérmicos.

Y, también, es sabido, por contra, que un árbol es el arma natural más efectiva contra el referido calentamiento global, ya que una gran parte del alimento natural de las plantas es el CO2.

 La mencionada actividad humana, la que causa las emisiones,  se puede dividir en dos componentes. De un lado, las emisiones directamente producidas por las personas, y, de otro, las generadas por la producción y el manejo de la Energía en enormes cantidades.

El control del  segundo componente, va a depender de la futura evolución de los tipos de producción de energía, o sea, de que las fuentes de ésta vayan siendo sustituidas, poco a poco, por las del tipo renovable, y, en consecuencia, este componente de las emisiones de CO2 va a estar, durante largo tiempo, fuera del alcance de nuestro control.

Sin embargo, el control del primer componente de las emisiones de CO2,  el directamente producido por las personas, sí estaría en el ámbito de nuestras voluntades, y dentro del alcance de nuestro quehacer personal. Veamos.

Dicho primer componente viene a suponer el 10% del total de las emisiones de CO2 por causa humana, cuya totalidad se cifra en 6 Toneladas de CO2/persona y año. Es decir, que las emisiones derivadas directamente de los humanos vendrían a ser 600 Kilogramos de CO2/persona y año.

Estos largos días del confinamiento, impuestos a consecuencia de la Pandemia del Covid-19, a muchas personas de la Isla de Lanzarote, nos han hecho redirigir la mirada hacia el tan olvidado sector primario, y, en consecuencia, a que las mentes se nos hayan focalizado hacia la singular agricultura conejera. En mi caso personal, tales reflexiones han orientado mi pensamiento hacia la búsqueda de un cómo, con una fácil y sencilla tarea, se podría mejorar nuestro entorno isleño combatiendo las anteriormente mencionadas emisiones de CO2.

He pasado muchos ratos haciendo los pertinentes cálculos, a lo largo de estos días, y, finalmente, he concluido en que, en Canarias, disponemos de árboles frutales que son capaces de consumir los dichos 600 Kg. de CO2, que se insuflan hacia la atmósfera por persona y año.

En concreto, una  Platanera y una Tunera, como promedio, y tanto una planta como la otra, consumen 1/3 de los dichos 600 Kg. Es decir, que cada unidad de dichos árboles elimina de la atmósfera alrededor de 200 Kg. de CO2, por año. De esta manera, se podría aseverar que 3 Plataneras, o 3 Tuneras, absorberían en total, y como parte del alimento natural, los 600 Kg. de CO2, los que, como antes se indicaba, cada habitante de la Isla de Lanzarote, a consecuencia de su sola actividad personal, inyecta anualmente en el entorno que le rodea.

Se concluiría, por lo dicho, que los habitantes de Lanzarote, unos 150.000, para no estar endeudados, de forma directa, con su hábitat natural, deberíamos hacernos cargo de plantar, al menos, 3 Tuneras, o 3 Plataneras, per cápita. Personalmente, y considerando el ancestral problema de la escasez del agua en la Isla, me inclinaría por la Tunera, que apenas necesita el riego, produce alimento para personas y animales, amén de aportar otras significativas ventajas, entre las que destacan la protección del suelo, la compatibilidad con otros cultivos de la Isla, y el ser habitáculo para diversas especies animales, como los conejeros sabemos. 

En definitiva, considerando el número de habitantes que residen en la Isla de Lanzarote, unos 150 Mil, y teniendo como objetivos, el rendir justicia al entorno, el buscar el equilibrio con éste, y el estar en paz, y sin deuda personal alguna, con el Medio Ambiente, sería razonable, bajo mi sincero punto de vista, que, con la colaboración de entidades, familias y particulares, se procurase el que fuesen cultivadas las correspondientes 450 Mil Tuneras, o lo que es lo mismo, que cada habitante de la Isla de Lanzarote, se hiciera cargo de plantar, y de cuidar, sus debidas 3 Tuneras. 

 

 

Silvano Corujo Rodríguez

Presidente de la AC "Majadas de Mina"

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