La educación: el gran paradigma de la estupidez

Por Lidia Martín Machín Cuesta pensar que el pleno siglo XXI, donde la tecnología forma parte del día a día, la educación se convierta en una palabra banal y vacía. No sólo los padres nos empeñamos en poner barreras a nuestros hijos en su búsqueda del ...

20 de junio de 2011 (17:07 CET)
Por Lidia Martín Machín
Cuesta pensar que el pleno siglo XXI, donde la tecnología forma parte del día a día, la educación se convierta en una palabra banal y vacía. No sólo los padres nos empeñamos en poner barreras a nuestros hijos en su búsqueda del ...

Cuesta pensar que el pleno siglo XXI, donde la tecnología forma parte del día a día, la educación se convierta en una palabra banal y vacía. No sólo los padres nos empeñamos en poner barreras a nuestros hijos en su búsqueda del conocimiento, inculpando a sus profesores de sus fracasos escolares; méritos de los cuales, sin duda no son ajenos, sino que ahora la propia Consejería de Educación parece querer ayudarnos a levantar unas murallas más altas que separen a los jóvenes del saber y el conocimiento.

Evidentemente bajar el nivel de estudio no es ya suficiente, además hemos de limitar el número de personas encargadas de ello. Si fuera buena persona pensaría que es por nuestro bien, pero me temo que veo en ello algo maléfico, si se me permite la expresión. No está bien que ponga ideas en otras mentes, así que mejor deberíamos limitarnos a los hechos.

En los colegios de primaria y secundaria se han reducido año tras año las sustituciones de profesores, como en el caso del Colegio Antonio Zerolo por poner un ejemplo. Aquí aún estando tres profesores de baja laboral, nuestra querida Consejería de Educación se ha negado a poner sustitutos hasta que los padres se han quejado de tal hecho. Entonces haciendo un enorme esfuerzo se han limitado a incorporar una persona (para aquellos carentes de toda maldad, nótese que es una ironía).

¡Ah, esto no es todo! Dado que el país lleva unos cuantos años en crisis y nuestros "ediles" tienen unos gastos desmesurados que atender, se debe suprimir puestos laborales en la enseñanza, lo que traducido viene a ser, masificación en las aulas o reducción de las opciones de estudio de nuestros hijos, suprimiendo asignaturas, como en el Conservatorio de Música, o negando optativas durante el tránsito de la ESO y Bachiller para la elección de la carrera universitaria o simplemente en opciones de formación profesional.

Probablemente, aún no entendamos lo que esto implica. Sin embargo, empiezo a pensar que a nuestros hijos, de una forma muy sutil, se les está empezando a negar un derecho primordial que recoge La Constitución, el derecho a la educación. Es algo tan simple, como que si no hay personal suficiente, no hay plazas suficientes para los alumnos. Ello implica un número de jóvenes que tienen sus opciones limitadas.

¡Qué curioso! "Si no tengo opción a estudiar lo que deseo, por qué esforzarme". Es una frase simple que conlleva una premisa que cada vez se hace más patente: nuestros hijos reniegan de una sed de conocimientos que en el fondo nunca han sentido, bien creada por nosotros o por el entorno social.

Entonces, parece que la Consejería tendría la razón disminuyendo la oferta educacional disminuyendo a los profesionales de la enseñanza. Sin duda, es lo que nos induciría a pensar, no obstante me preocupa un hecho irrefutable: el conocimiento es poder.

No sería más acertado pensar que están limitando la educación de nuestros hijos para crear borregos que no sepan pensar por sí mismos y, por lo tanto, sean más manejables como masas para sus caprichos.

Ah, pero es que no sólo están limitando nuestro derecho a una educación, además están incrementando el número de parados al disminuir plazas laborales, cuando una de las premisas para salir de está crisis económica es fomentar el empleo, particularmente el empleo público. Luego, si aumentamos el número de profesores, fomentamos el empleo, con ello el consumo que a su vez se verá reflejado en pequeños comercios.

Al aumentar el nivel de gasto, a más población activa real, es decir, personas con capacidad de consumo, más se ve reactivada la economía y con ello los pequeños comercios que a su vez podrán reactivar el empleo privado. Como vemos es un enlace en cadena, que además lleva incorporado una diversificación en la oferta de opciones para el estudiante y una mejor enseñanza al evitarse la masificación.

Parece que todo son mejoras. Entonces, ¿por qué la Consejería de Educación realiza todo lo contrario?, ¿Por qué se ven los presupuestos para la educación reducidos?, ¿Cómo se distribuyen estos presupuestos?, ¿Acaso no debería tener prioridad la educación y la sanidad, sobre lo demás? Sin duda, se compran materiales que después no son usados, como ordenadores o pizarras electrónicas. Objetos que sin duda quedan muy bien en la foto de turno, pero que son inservibles sin el personal adecuado para que el alumno verdaderamente obtenga un rendimiento de ello.

Desearía que pudiésemos poder ofertarles a nuestros hijos un abanico de posibilidades que faciliten su acercamiento a la vida adulta, pero en realidad limitamos sus opciones, y la duda que me carcome es: ¿Por qué?

LO MAS LEÍDO