Un nuevo naufragio en la ruta canaria deja, al menos, 40 muertos en las costas de Mauritania.
La ONG española #CaminandoFronteras asegura que en la embarcación viajaban 144 personas.
Yo siento vergüenza.
Seguimos reviviendo naufragios, una y otra vez, en la cercanía a nuestras costas canarias mientras en la península ibérica continúan hablando de repartos, como si no fuesen seres humanos esos niños y niñas que se juegan la vida en cada trayecto migratorio, repartos. Como si se hablara de paquetería y no de menores con derechos reconocidos, como si hablaran de ruedas, televisores o cajas de medicamentos.
Vergüenza. Yo siento vergüenza cada día, cada hora, cada minuto.
Escuchar decir a un tipo con aspecto de cacique algodonero, que deberían hundir el barco de la ONG de salvamento marítimo Open Arms a los que bautiza como barcos negreros... Vergüenza.
Intentar digerir que las comunidades de la derecha rancia siguen hablando de NO aceptar la recepción de menores en las comunidades que gobiernan, junto a la extrema derecha, cuando estamos hablando de 33 menores por 100.000 habitantes, 33 menores, por favor... Ahora, eso sí, se dan golpes en el pecho en Semana Santa porque son muy cristianos, contraen matrimonio por la iglesia católica, comulgan cada domingo y entregan sus bolsas de ropa usada a Cáritas diocesana, no sea que Padre Dios les ponga impedimento para entrar en su cielo, probablemente un cielo blanco, impoluto, aséptico, sin migrantes que empañen ese cuadro celestial.
Vergüenza. Yo, personalmente, siento vergüenza, cada día, cada hora, cada minuto de mi existencia.









