El horizonte es Canarias

30 de septiembre de 2022 (10:52 CET)

En el año 2019 se inició un ciclo de renovación de las instituciones en todos los niveles del archipiélago. Una oleada de movilización progresista permitió desalojar de ayuntamientos, cabildos y del Gobierno de Canarias a una formación autodenominada “nacionalista” que dejaba una herencia de destrozo, precariedad y corrupción a la que nuestra gente ponía fin a través del noble mecanismo de la democracia.

La gente votó y la aritmética parlamentaria puso las bases para el consenso entre 4 fuerzas políticas que accedían a diversas áreas de gestión con el objetivo de cumplir con el mandato de la ciudadanía: ofrecer al archipiélago nuevas recetas, repensarlo, reimaginarlo y convertir esa ilusión en cambios.

Tres años después, es indudable la transformación que opera en nuestras instituciones y en la conciencia de nuestra gente. Tan cierta como esta transformación es la evidencia de que, conviviendo con el compromiso y la lealtad institucional, existen legítimas diferencias entre las fuerzas que hoy gobernamos las islas, y que día a día tomamos decisiones guiadas por criterios e intereses que beben de fuentes distintas.

Como es sabido, en 2019 Podemos Canarias obtuvo de la ciudadanía el mandato de entrar en el Gobierno de Canarias, donde hoy gestiona la Consejería de Derechos Sociales, Igualdad, Diversidad y Juventud, así como la Viceconsejería de Cultura y Patrimonio Cultural, áreas en las que diariamente se dejan la piel nuestra consejera Noemí Santana, nuestro viceconsejero Juan Márquez y sus respectivos equipos.

No obstante, el debate público de las islas trasciende con mucho lo que pueda enmarcarse dentro de un área de gobierno. Muchas veces, trasciende incluso lo que pueda enmarcarse dentro de un gabinete autonómico al completo, siendo esto indicador de que las islas están vivas, de que vibran y demandan a sus instituciones continuamente ajustarse a lo que se vive, se dice y se escucha fuera de los edificios oficiales. La sociedad civil cumple un papel fundamental en la vida política diaria que, más que necesario, es imprescindible.

A las voces de la ciudadanía, que últimamente se han hecho sentir con mucha fuerza, debe estar atenta cualquier formación que aspire a ofrecer a la gente un proyecto de archipiélago ajustado a sus necesidades, a sus anhelos, a sus sueños. Esta fue la intuición que dió lugar a Podemos Canarias y es el combustible que permite a una formación como la nuestra seguir imaginando diariamente unas islas en las que la vida sea feliz y más digna para todas y todos. No solo se trata de vivir o de sobrevivir. Se trata de vivir bien. De tener una buena vida y por ello seguimos trabajando a diario. Para construir una Canarias mejor.

Esto implica que no existe ni un solo aspecto de la vida en el archipiélago a cuyo debate vayamos a renunciar. Ni uno solo.

Algunos, absurdamente, creen que es posible un Podemos Canarias que solo hable de sus áreas de gestión. Un Podemos que no señale las deficiencias del actual modelo turístico, que no proponga alternativas ante una ciudadanía que nos las exige diariamente (y con razón) a quienes ocupamos puestos de representación pública. Algunos encuentran motivo para el enfado en el hecho evidente de que no nos quedemos en una esquinita, hablando de igualdad y feminismos, de cosas bonitas. 

Algunos creen posible un Podemos Canarias que no reflexione en términos económicos profundos, tras acostumbrarse a vernos ocupadas en políticas de cuidados, en políticas de juventud o diversidad (¡sin darse cuenta de que ambas cuestiones van de la mano!). Algunos se niegan a escuchar que es necesario superar el modelo del destrozo, diversificar el modelo productivo, acabar para siempre con la precariedad que tanto dificulta avanzar. No se acostumbran a escucharnos plantear, llamándonos gobierno, que no podemos, ni queremos, ni vamos a conformarnos. 

Que la Agenda 2030 y el Desarrollo Sostenible son compromisos de primer orden, y no pines de quita y pon. Que no es posible la coherencia política sin la valentía. Que es posible hacer política de otra forma y librar a nuestra tierra de las herencias de quienes la vendieron. 

Que nuestro futuro no pasa por más macroproyectos. Que nuestro patrimonio natural, cultural e histórico se protege, no se destruye. Que vamos a seguir dando pasos adelante para que nuestra tierra tenga una ecotasa y que esta servirá para aliviar el impacto de un turismo que debemos repensar con urgencia. Que el progreso del archipiélago no se mide en millones de turistas, sino en plazas sanitarias públicas, en escuelas, en recursos para salud mental, en protección de nuestros entornos naturales. Que es hora de acabar con un “low cost” que daña a un destino que es de enorme calidad y que toca apostar por la sostenibilidad en serio. Que toca cuidar de nuestro medioambiente, de nuestra gente, de los salarios que se cobran en nuestra tierra. Porque si no, lo demás, a la mayoría no nos sirve para nada y solo enriquece a los de siempre.

Que vamos a seguir mejorando la Prestación Canaria de Inserción, sí, pero también vamos a pedir que se revise la capacidad de carga de las islas, y que se regule la vivienda vacacional. Que vamos a seguir recordando que el camino no pasa por más cemento, sino por la rehabilitación de nuestra planta hotelera y de aquellos alojamientos que se hubiesen quedado obsoletos. 

Que queremos una empresa eléctrica pública para Canarias que reduzca la factura de nuestra gente y contribuya a reducir emisiones contaminantes. 

Que ningún gobierno progresista puede permitirse no avanzar en materia de vivienda social, porque la propia ciudadanía es la que espera y necesita acciones rápidas, contundentes, visibles para creer en la política, en sus representantes y en un pacto de progreso que debe estar a la altura de la ilusión de quienes, votando, lo hicieron posible.

Y que, a pesar de haberlo tenido todo en contra (pandemia, erupción volcánica, guerra), prevalece el compromiso y el amor a nuestra tierra. Prevalece la creencia en un futuro para Canarias, en uno de mejora de las condiciones de vida de la gente, de su situación material y sus derechos.

Y, sobre todo, que todo esto lo queremos hacer de la única forma posible: sentándonos a hablar con todo el mundo. Sindicatos, empresariado, tercer sector, partidos políticos, gobiernos, instituciones insulares y municipales. Dialogar, dialogar y dialogar, para poder empezar a hacer políticas acordes con lo que se oye en la calle, con lo que dicen las personas expertas, con lo que se habla en la universidad, con los estudios que con tanto esfuerzo elaboramos desde los gobiernos, con lo que pide la juventud para tener futuro, en los bares y también en las manifestaciones.

¿Recuerdan eso de mejor pedir perdón que permiso? A veces la política tiene estas contradicciones. A veces, toca remover conciencias para seguir avanzando.

Algunos se han acostumbrado a un Podemos Canarias circunscrito al área de los Derechos Sociales.

Harían bien en recordar que es tan amplio nuestro proyecto como lo es la realidad del archipiélago y como lo son sus gentes. Tan compleja, integral y ambiciosa es nuestra propuesta para las islas como lo son sus problemáticas, oportunidades y desafíos, y vamos a dejarnos la piel para ofrecer un horizonte a Canarias a la altura de nuestro compromiso con quienes la habitan. 

Nuestro horizonte es Canarias. No lo olviden. Nosotras no lo olvidamos.

 

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