El futuro monumento “Pescador con marlín”, una señal de la baja democratización del arte público

David Machado
5 de julio de 2021 (14:28 CET)

Recientemente en los medios locales de Lanzarote ha aparecido una noticia interesante para lo que es el embellecimiento de nuestra urbe

Desde este artículo vamos a analizar cómo se ha procedido, las distintas problemáticas asociadas a la realización de una escultura de este tipo en una rotonda y también distintas propuestas que podrían solucionar los errores advertidos.

En primer lugar, quiero aclarar que este artículo no va a ejercer una crítica al autor de la pieza ni a la calidad artística de la misma, sino a las cuestiones metodológicas, procesuales y políticas que han llevado al anuncio de este proyecto. A través de una serie de puntos iremos desgranando paso a paso los problemas que a mi parecer se detectan en esta iniciativa.

Rotondismo, un amargo destino para las esculturas

En Lanzarote tenemos muchos ejemplos de lo que denomino “rotondismo escultórico”, fue un fenómeno de decoración de las rotondas que llenó entre los años 70 y hasta principios de los 2000 este tipo de estructuras. Fue una medida para una cultura y sociedad volcada al automóvil, en la que el espacio público no era una prioridad y lejos de hacer ciudades y pueblos más humanos, se llenaron de aparcamientos, vías de dobles sentido por calle y pocos árboles. Con la llegada de la consciencia ecológica a través de las conclusiones científicas sobre el calentamiento global, el urbanismo, paisajismo, arquitectura y en general todas las ramas del conocimiento que se especializan en la vida humana, establecieron consejos, normativas, proyectos y textos donde se evidencia la importancia de un urbanismo sostenible e inclusivo. “Se trata por ende, de crear un espacio público más democrático y accesible, no segregativo ni jerarquizado.”

Las esculturas forman parte del patrimonio público, es una forma en la que los impuestos de todos los ciudadanos se invierten en la mejora estética de una localidad, al igual que un mural o cualquier intervención artística. Establecer una pieza de arte público en una glorieta jerarquiza su percepción y apreciación, estableciendo prioridad de observación a aquellos ciudadanos que disponen o se mueven en automóvil. Este tipo de acciones estaban bien cuando no se tenía en cuenta la democratización del espacio público o la accesibilidad, pero a día de hoy se convierten en desiciones anacrónicas y totalmente fuera de los tiempos que corren. Así es el caso del complejo escultórico “Homenaje al Camello” situado en la rotonda de Uga, un monumento al que decenas de turistas intentan acceder a través del paso por una carretera general para tomar instantáneas o apreciar la obra, ya que esta tiene un claro interés artístico, ¿no sería más correcto qué este monumento estuviera situado en una zona donde no supusiera su observación un peligro?. Por lo tanto, una escultura ha de estar en una zona a la que se pueda acceder, transitar, disfrutar y observar.

 

Faraonismo vs democracia digital

 

Durante mucho tiempo, la política en la isla de Lanzarote ha sido entendida con lo que denomino el “complejo del faraón”, con esto quiero decir el proceso por el cual un político empieza a creer solamente en su criterio sin tener en cuenta la decisión de la ciudadanía, un consejo o comité de expertos. Es cierto que muchas veces la gestión es complicada y la retórica de las discusiones plenarias muchas veces obnubilan los dos objetivos principales que ha de perseguir un político demócrata: tener excelencia en el arte del gobierno y promover la participación de los ciudadanos para alcanzar el bien común. ¿Se ha procedido de manera democrática y participativa con el encargo de la escultura “Pescador con marlín”, ¿hay una atmósfera de elitismo al disponer de todos los elementos escultóricos en el centro y no invertir en la adecuación y belleza de los barrios por medio de este tipo de monumentos?

Es cierto que las designaciones a dedo son muy atractivas y utilizar el poder de una manera autoritaria también lo es. Lanzarote quiere dejar atrás a faraones y faraonas. ¿Pero es posible abrir procesos participativos en torno al arte público? Por supuesto que sí. En la era digital Arrecife parece que quiere quedarse a mediados de los años 90. Existe la tecnología necesaria para realizar procesos participativos entre la ciudadanía. A su vez existen mecanismos muy asentados en la cultura española como es el del concurso público para hacer más abierto y participativo un proceso como el que ha desembocado en la designación del proyecto y la rotonda frente al marina Arrecife. Solo espero y deseo poder vivir en una ciudad más democrática y participativa.

 

Medidas propuestas

 

Creación de una ordenanza municipal contra el rotondismo escultórico y decorar las mismas con vegetación nativa de la isla de Lanzarote.
Creación de un marco regulador para la adecuación de los espacios públicos en los que se pueden instalar monumentos escultóricos primando el principio de accesibilidad y percepción.
Creación y puesta en funcionamiento de una app municipal donde se puedan no solo reportar las necesidades y accidentes de la ciudad, sino que haya un menú específicamente diseñado para alentar a la ciudadanía a participar en procesos democráticos, con el fin de que los habitantes de Arrecife puedan sentir que forman parte del desarrollo de la misma.
Realizar concursos públicos que mediante jurados formados por profesionales en la materia puedan elegir de manera transparente a la mejor propuesta.

Fuera de la crítica y la discrepancia en lo que a la gestión de todo este proyecto se refiere, quiero felicitar al artista Jorge Isaac Medina por la técnica y la monumentalidad conseguida en el diseño de la escultura al que este artículo hace alusión.

 

J. David Machado Gutiérrez

Experto en Cultura Contemporánea

 

 

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