Los españoles somos duales. O creyentes o ateos. O de carne o de pescado. O de siesta o de acostarse prontito. O de caña o de chato.
La política no se libra de esa característica, de tal manera que somos de derechas o de izquierdas y así hemos funcionado en esta última etapa de nuestra historia, la etapa de alternancia democrática que comenzó en 1979
PSOE y PP-UCD han sido los polos que han dirigido políticamente España desde hace 40 años, el primero 21 años y los segundos 19. Esta dualidad ha hecho progresar a España de una manera como jamás antes había ocurrido, lo que concluye que la antagónica dualidad política de la sociedad española, funciona más o menos bien.
Y digo más o menos porque una cosa es la espectacularidad en el cambio de los indicadores socio-económicos desde los que había en 1979 hasta los que hay en 2018, sobre todo en la reducción del diferencial de dichos indicadores que teníamos y que ahora tenemos con los que había y hay en la actualidad en los países más avanzados del mundo, y otra cosa es que la situación actual de España sea viable, o no lo sea.
En cualquier caso, no es objeto de este artículo de opinión la viabilidad de la España de 2018 y sí pulsar la salud de los partidos políticos que han sido protagonistas de 40 años de alternancia, el PSOE y el PP. Si recurrimos a la demoscopia, vemos claramente que ambas fuerzas políticas están desplomándose y tienden a la irrelevancia electoral. Este irrefutable hecho demoscópico me lleva a pensar que a los españoles les pesan más los errores cometidos por el PSOE y por el PP que su indudable contribución al cambio, respecto de los países de nuestro entorno, operado en España en las cuatro últimas décadas.
¿Qué errores son los que están hundiendo al PSOE y al PP? Resumiendo mucho, el imperdonable error del primero es haber arruinado a España las dos veces que ha gobernado. Tanto Felipe González como José Luis Rodríguez Zapatero dejaron la economía española devastada y condenaron a millones de españoles a largos períodos de sufrimiento. El inasumible error del PP ha sido dar la espalda a su ideario político y dejar por ello a millones de huérfanos ideológicos sin saber a quién votar.
Ante esta lamentable realidad, hay nuevas fuerzas políticas que emergen con el objetivo directo o indirecto, consciente o inconsciente, de ocupar los espacios electorales que paulatinamente van dejando vacíos PSOE y PP. Ciudadanos nace en 2006 y en 2008 Albert Rivera lo define como "socialdemócrata ocupando un espacio de centro izquierda", ¡exactamente igual que el PSOE! Ver: https://www.youtube.com/watch?v=3exMYQVP5A4
Desde esas declaraciones del líder de Ciudadanos en 2008, ese partido ha ido maniobrando específicamente según cada circunstancia con el objetivo de ir ocupando no sabía qué espacio electoral, es decir, como pollo sin cabeza. Es hora de que diseñe correctamente su estrategia porque, como he expuesto al principio, los españoles somos duales y no cabemos todos en el mismo espacio; no reconocer esto es cometer un grave error apriorístico. Lógicamente, el espacio a ocupar por Ciudadanos es el derivado de lo que Albert Rivera definió hace ya 10 años, el mismo espacio que deja el PSOE
En cuanto al PP y al espacio que está dejando libre, siendo obvio que no puede ser ocupado por un partido como Ciudadanos que se define como "socialdemócrata ocupando un espacio de centro izquierda", solo un partido como VOX puede ocuparlo. Y solo VOX puede ocupar el espacio que dio 11 millones de votos al PP en 2011 porque solo VOX detenta la esencia ideológica que tenía el PP al que acudieron los españoles para salvar a España de la segunda ruina del PSOE
No puedo evitar referirme al factor común que, definitivamente, produce que tanto PSOE como PP no puedan, aunque quieran, zafarse del panorama que auguro, ese panorama bipartidista Ciudadanos-VOX: La corrupción.
Es tan brutal la corrupción que ha afectado al PSOE y al PP, de hecho, ningún otro partido político en Europa ha sido protagonista de la corrupción que han protagonizado los dos partidos españoles, que ambos están condenados a su desaparición como precio mínimo moral que pagar. Los españoles vamos a seguir siendo duales y, en lo político, pondremos nuestro futuro más inmediato en manos de Ciudadanos y de VOX, siendo fundamental para que esto ocurra que Albert Rivera no intente comerse todo el pastel, porque puede atragantarse.