Escuchando y disfrutando el último CD de Tego Calderón (está acabadito de salir y se nombra "The Underdog" -"El Subestimado"-) sentí la necesidad de plasmar en unas letras un alegato en defensa del reguetón. El CD que tomo como fuente de" inspiración" tiene números de reguetón bastante decentes junto a temas de rap boricua, reggaee muy bien hecho y dos temas de salsa, uno de ellos de salsa cubana -cuyo el principio número suena puro Van Van- y el otro una versión en reguetón que del tema clásico de la salsa "Llorarás" hace con el mismo [Oscar->http://oscars-awards.com] de León.
No es la primera vez ni mucho menos que raperos-reguetoneros versionean otros temas míticos de la salsa. Entre estos destaco los versionados por Tego o por Julio Voltio junto a salseros como Jerry Rivera (en su homenaje al desaparecido Frankie Ruiz) o Papo Lucca y La Sonora Ponceña. No hay que olvidar que estos artistas son raperos boricuas que llevan desde bastante antes de la aparición del reguetón como género musical rapeando e improvisando y que tienen una clara y definida formación sonera (sin ir más lejos Tego fue discípulo nada menos que del mítico sonero puertorriqueño Ismael Rivera "Maelo", al que nombra siempre como una de sus principales fuentes de inspiración en medio de sus temas). Hay que tener en cuenta que si no fuera así dificilmente podrían improvisar en tiempo de salsa aunque sea con su particular estilo.
El reguetón ha venido a configurarse en un corpus musical en el que el rap puertorriqueño y latino ha encontrado un edificio perfecto para establecerse y desarrollarse.
Así mismo hay que destacar que los raperos latinos, básicamente boricuas y cubanos, poseen un riquísimo legado de improvisación y formación sonera (directa o indirecta) de la que adolecen los raperos norteamericanos. De esta manera no es raro escuchar en sus improvisaciones hacer menciones e incluso utilizar montunos y expresiones características de los clásicos de la salsa y de la música tradicional de Cuba y Puerto Rico.
Del mismo modo hay que reseñar que, en los últimos tiempos, salseros-soneros de calidad indiscutible y que se encuentran entre los más grandes de la música afro-latina bailable contemporánea, no han dudado en realizar colaboraciones musicales con destacados reguetoneros, cuando no han incursionado ellos mismos en el género, nacido en Panamá y desarrollado en Puerto Rico, reguetón. Entre estos destacan los mencionados con anterioridad Jerry Rivera, La Sonora Ponceña y [Oscar->http://oscars-awards.com] de León, además de otros artistas de la talla de Tito Nieves (el Pavarotti de la salsa), La India o Gilberto Santa Rosa. Esta comunión se debe, sin lugar a dudas y entre otros aspectos, a que ambas expresiones musicales poseen nítidas raíces comunes, claro está, con sus características particulares.
Hace unos días, precisamente cuando compré el CD mencionado de Tego Calderón, me encontré que, a la hora de pasar por caja había adquirido el mentado álbum junto al último trabajo del trovador cubano Pablo Milanés, titulado "Un campo de maíz". Estos dos CD's, de artistas aparentemente tan disímiles, encerraban, sorprendentemente para los prejuiciados o desconocedores, más coincidencias que diferencias. Los dos artistas son músicos caribeños, provenientes de tierras hermanas con una profundísima tradición sonera (Cuba y Puerto Rico) y han jugado y juegan el papel de cronistas de su tiempo y realidad inmediata. Además de esto, estos dos mulatos han sido discípulos directos de dos de los más grandes soneros que ha dado la música del Caribe: de Miguelito Cuní en el caso de Pablito Milanés y de Ismael Rivera "Maelo" en el de Tego.
En esta tierra canaria tan cargada de prejuicios identitarios, los públicos de la Nueva Trova Cubana y del reguetón están separados por un abismo aparentemente insalvable. Este extremo parecería ridículo en una tierra como Cuba donde el disfrute de la música y del baile está definitivamente por encima de edades, credos, colores, etc. En este sentido, no ha de extrañar que en latitudes caribeñas, el reguetón sea disfrutado por jóvenes, maduros y casi ancianos.
Entiendo que los amantes del son, la salsa y la buena música del Caribe no podemos pasar por alto el fenómeno del reguetón. Particularmente considero que es un género interesantísimo aunque limitado (como puede ocurrirle al merengue sin ir más lejos) y si se hace con rigor y buen hacer por buenos músicos e improvisadores los resultados pueden ser más que aceptables.
Merengueros hay muchísimos pero muy pocos han sido perdurables en el tiempo. Juan Luis Guerra sólo hay uno. Esta misma lógica yo la aplico al caso de grandes artistas como Tego Calderón o Julio Voltio (por lo tanto queda claro que no meto a todos los reguetoneros en un mismo saco ni mucho menos, como tampoco meto en el mismo saco a todos los merengueros o incluso salseros).
Junto a las características netamente musicales (musicólogos cubanos han identificado elementos de la música bantú -la misma que dio origen al son- en el reguetón) raperos de la talla de Tego o Voltio juegan sin duda el papel de cronistas de este tiempo del latino (fundamentalmente del caribeño), papel que en su momento jugaron los salseros. Por este motivo considero también que esta temática tiene una aceptación y reflejo en las clases populares canarias. Sus temas están cargados de la vida diaria del barrio, sus protagonistas son casi siempre lo más marginado de éste y no están exentos de fuerte crítica social (además de las connotaciones sexuales que tanto a escandalizado a algunos). El orgullo del latino, boricua y, fundamentalmente, del negro latinoamericano -e incluso antiimperialista-, era un tema necesario que estaba ausente hace bastante tiempo de las producciones latinas (salvo honrosas excepciones).
Volviendo a las características musicales del reguetón (bien hecho) se puede identificar claramente (sin ser músico) que la métrica del buen reguetón es la misma que la de la salsa, con la clave absolutamente definida. De esta forma nos damos cuenta, sin profundizar mucho, que el tempo "un, dos, tres, silencio" con el que se baila la salsa (el casino cubano) es perfectamente aplicable al reguetón, con la diferencia que este movimiento, en vez de desarrollarse en los pies, lo hace el la pelvis, dando como resultado el famoso "perreo" que tanto escandaliza a muchos bienpensantes occidentales.
Si la timba cubana desarrolló en los años 90 fundamentalmente esa cultura pélvica, el reguetón la ha vuelto a potenciar de una forma especialmente delirante. En todo caso nunca debemos perder la perspectiva que se trata de la misma métrica y que la cuestión consiste simplemente es subir y concentrar los pasos de la salsa (un, dos tres, silencio) al movimiento de la pelvis con el mismo tempo.
En cuanto a la temática sexual tan polémica y denostada por muchos europeos, hay que hacer varias aclaraciones:
1º Hay que diferenciar entre los diferentes cantantes de reguetón y no meterlos a todos/as en el mismo saco.
2º No se tiene que entender que, porque se utilice temática y estética con connotaciones claramente sexuales, que todas estas son sexistas o denigrantes para la mujer.
3º Es necesario situarse en la estética y "moralidad" sexual que existe en el Caribe, teniendo claro que en muchas ocasiones en este tema, la urgencia es la fisiológica y el activismo en este sentido, en hombres y mujeres, no tiene las connotaciones negativas de otras latitudes haciendo que este tema se asuma de forma mucho más naturalizada.
4º El uso de estética explicitamente sexual es común y habitual en todo tipo de músicas (entre ellas la salsa y la latina en general), publicidades y productos dirigidos fundamentalmente a la población juvenil (basta con ver la MTV). Habría que traducir los temas de música bailable norteamericana que ponen en la MTV para ver lo que dicen (no hay que olvidar que el rap no fue admitido por inmoral en esa cadena hasta que las ventas y éxitos demostraron que su aceptación era ampliamente mayoritaria).
5º El ataque sufrido por el reguetón responde en muchos casos a visiones occidentales que desprecian lo latino y que tienen un claro componente de desprecio cultural y hasta racial. En este sentido considero una gran equivocación que a esta ofensiva protagonizada por los sectores más conservadores se le hayan sumado sin profundizar en ello, por miedo o desconocimiento, organizaciones y sectores progresistas.
A mí personalmente, aparte del gusto puramente musical, y como individuo perteneciente a las clases populares canarias reconozco, sin pudor, que me siento fuertemente atraído por la estética de la música latina en general y del reguetón en particular y, por supuesto, entiendo perfectamente como esta música y su estética han tenido inmediata acogida en estas clases en Canarias, América Latina y comunidad latina en EEUU. Nos guste o no, la cosmovisión de las clases más populares canarias, para lo bueno y no tan bueno, se siente fuertemente identificada con la de América Latina y, fundamentalmente con la del Caribe.
Definitivamente considero que los amantes de la música afro-latina en Canarias debemos alejarnos definidamente de las corrientes occidentales conservadoras (e incluso progresistas) que desdeñan el reguetón generalizando sin entrar o profundizar en cuestiones culturales o puramente musicales. Considero que se debe hacer un llamamiento especial a las fuerzas y sectores progresistas que rechazan esta expresión de las clases populares latinas (entre las que se encuentran las canarias) y se sitúen en su estado normalizado, esto es, acepten este género e incluso se conviertan en defensores de los valores culturales, musicales y estéticos defendibles, no dejando de criticar para ello los aspectos denunciables, que no niego, pueda tener el reguetón en determinados casos. Del mismo modo, me gustaría que estos aspectos criticables que se pueden ver nítidamente en otras expresiones musicales, artísticas y publicitarias se condenaran con la misma inquina y vehemencia como se hace (con razón) a algunas letras de reguetón.
El maestro Juan Formell, director de la prestigiosa orquesta cubana "Los Van Van", al ser preguntado por su opinión del reguetón dijo: "el tiempo dirá si será un género perdurable o no, si realmente tiene importancia perdurará". Efectivamente el tiempo será el que quitará o dará razones, aunque yo personalmente me inclino a pensar que el reguetón, el buen reguetón, tendrá sin duda una continuidad en el futuro.
Antonio Javier Rodríguez Gutiérrez