La izquierda española es la más sectaria y radical de cuantas existen en el mundo. Me valgo para hacer esta rotunda afirmación dado su enfoque respecto al mausoleo del dictador Francisco Franco, pese a que el tirano aplicó claras políticas socialistas.
Siempre que se analiza algo, como hago yo con este asunto en este artículo, se debe hacer tomando distintas referencias, siendo las referencias que he usado en esta ocasión los mausoleos de dictadores socialistas en otros países.
La momia de Lenin está en un mausoleo en la Plaza Roja de Moscú, los restos de Stalin están cerca del mausoleo de Lenin, en la necrópolis de la muralla del Kremlin. La momia de Mao Zedong está en el mausoleo de la Plaza de Tiananmen de Pekín y la de Kim II-Sung está en el Palacio del Sol de Kumsusan, en Pyonyang. El cadáver de Hugo Chávez yace en la "Flor de los Cuatro Elementos", en el Cuartel de la Montaña de Caracas. El Che Guevara está en el mausoleo de Santa Clara y Fidel Castro en Santa Ifigenia, Santiago de Cuba, donde cada 30 minutos se produce un respetuoso y ceremonioso cambio de guardia. Y Napoleón Bonaparte, el de la "Libertad, Igualdad, Fraternidad", está en un formidable sarcófago en el Palacio de los Inválidos de París.
Los megalómanos, admirados por la izquierda española, nombrados en el párrafo anterior tienen los denominadores comunes de haber sido genocidas, dictadores, golpistas, populistas y, en principio, inspirados todos por ideas socialistas. Sus mausoleos y tumbas son objeto de culto, peregrinación y reconocimiento, así como constituyen símbolos inequívocos de la izquierda local y mundial, incluida por supuesto la española. Es más, esos lugares son puntos turísticos calientes y se gestionan con orgullo nacional por los países que los albergan, hasta el punto de que a nadie se le ocurriría eliminarlos por causa de una hipotética revisión histórica que resaltara las atrocidades que cometieron en su día los monstruos que dieron vida a los cadáveres que, incluso, se muestran en ellos.
En España, la izquierda cae en una profunda incoherencia pues a la misma vez que glorifica y admira los mausoleos de esos grandes genocidas nombrados, y con los que se identifica sin lugar a dudas, denuesta el Valle de los Caídos. José Antonio Primo de Rivera, socialista convencido, y Francisco Franco, dictador cuyas políticas estuvieron impregnadas de socialismo, yacen en ese inmenso mausoleo de la Sierra de Guadarrama en el municipio de San Lorenzo de El Escorial junto a otros 33.833 muertos de ambos bandos de la guerra civil, ya que el monumento se erigió en memoria de todos. Mientras la izquierda española se queja de lo poco que hay para todo, su absurda propuesta sobre la clausura del Valle de los Caídos costaría cientos de millones de euros.
Ojalá la fanática y obtusa izquierda española respetara el Valle de los Caídos como respeta cualquiera de los otros mausoleos de dictadores socialistas, todos ellos a cuál peor que Francisco Franco, de Rusia, China, Corea del Norte, Cuba, Venezuela o Francia, cuando embelasada y emocionada los visita.
Por Sigfrid Soria