Todo marcha sensacional. O eso podría percibir un extraterrestre si aterrizase hoy en Lanzarote. Le bastaría con crearse un simple perfil en las redes sociales y empezar a seguir a muchos de los altos cargos que nos dirigen en la actualidad.
La situación de nuestra isla está llegando a un punto insostenible en una tierra que, paradójicamente, defiende a capa y espada su sostenibilidad. Eso sí; en otra esfera social, pero lo mismo da. Sin equilibrio concordante entre las diferentes áreas de nuestra vida la balanza se descompensa.
Las pateras llegan a destajo y la gente sigue muriendo en nuestras costas, amén de la preocupación y sensibilidad que siempre ha mostrado el Gobierno del PSOE desde sus confortables butacas. Y esa defensa a ultranza de los derechos fundamentales de cualquier ser humano es absolutamente creíble.
Por lo menos yo la compro y la comparto. Sin embargo, chirrían las actuaciones que acompañan a esos eslóganes tan bien elaborados en las redes sociales. Porque la ecuación es sencilla. Si realmente uno está preocupado por algo, pone todo lo que está un su mano para solucionarlo; y si no lo consigue porque erra o no puede llegar más allá, se le puede hasta reconocer el esfuerzo.
Ahora bien, la sumisión y el silencio del Gobierno evidencian una falta total de tacto, de valentía en un tema escabroso y de arresto para poner los puntos sobre las íes.
Pero las fotos y los vídeos son perfectos. Armónicos y editados para mandar un mensaje que está tan vacío como las propuestas escritas en la casilla de “soluciones a la crisis migratoria”.
Del paro ya casi que no me atrevo ni a escribir pero lo haré en un futuro no muy lejano. Sólo me gustaría aportarle al lector un pequeño dato. Con el 64,2% de tasa de desempleo juvenil, Lanzarote se sitúa a la cola no sólo en España sino también en Europa. Eso sí, el gobierno socialista nos ofrece unos bonos para ir al cine y comer palomitas que a buen seguro le sirven a la isla para salir adelante.