El camino trazado por el actual grupo de gobierno va dando sus frutos. El objetivo de transformar una institución pública que ha representado lo mejor de esta isla en una cantina se constata día a día, sentencia a sentencia, pleno a pleno. Convertir la primera institución en una gerencia insular con un descarado tono rosa palo es el viejo sueño de un cacique tan satisfecho y pagado de sí mismo que su gozo ya no cabe en Canarias y se expande a Cabo Verde.
Los sainetes al más puro estilo Pimpinela que representan el PSOE y CC en el salón de plenos no son más que una distracción dirigida a un público que estiman ignorante y sometido. No es creíble que el PSOE del Plan Insular rebaje tan profundamente su intelecto hasta convertirse en comparsa de la nada, salvo que participe voluntaria y conscientemente de la fiesta de la ignominia. El objetivo de transformar la primera institución insular en una cantina que dirige todos sus esfuerzos a satisfacer la incontenible sed del "cacicote" local se muestra cada día con mayor nitidez, hasta el punto que algunos de sus efectos son ya de muy difícil reparación.
El cantinero lo expuso claramente en su discurso de toma de posesión y no se ha despistado de su objetivo, ni le van a permitir distracción alguna. Da muestras a diario de que la tarea de servir le viene como anillo al dedo. Tal y como ocurrió en Arrecife o en Yaiza, basta con poner en manos de la familia, en el sentido más siciliano del término, el centro de decisión de las políticas insulares para que automáticamente el interés general pierda en pro del interés particular. Pronto tendrán la oportunidad de demostrar la capacidad de sacrificio de la familia en sede judicial, donde antes nadaban plácidamente y ahora a duras penas mantienen la cabeza fuera del agua.
El desmantelamiento de la oficina del PIOT, la manipulación del departamento de Patrimonio, el silencio cómplice de la consejería de Medio Ambiente, el manejo de los fondos públicos y la utilización torticera de la Reserva de la Biosfera acreditan que los partidos gobernantes han entregado sus armas para rendir pleitesía al poder del dinero. Apartar a los funcionarios públicos a manotazos, despreciando la formación, capacidad e independencia de que están revestidos para colocar en su lugar a personal designado a dedo es el modus operandi de aquel que presumió de su capacidad para servir copas en el acto de su toma de posesión.
Del manotazo a la vergüenza colectiva sólo hacen falta dos requisitos: un socio de gobierno que retoza alegremente en su inutilidad y un director o gerente sediento de dinero fácil y gozoso de practicar el seguidismo infantil de la cohorte de atemorizados consejeros y asesores. La libertad no se pierde en la cárcel, se pierde mucho antes, la primera vez que entregas tu firma.
Así, Coalición Canaria, Partido Socialista y Partido de Independientes de Lanzarote visten al santo salvador de la isla, al gran hacedor, al que sueña con ser el heredero de César mientras cavan su propia tumba, satisfechos de llevarse un sueldo a casa a cambio de traicionar a su propio pueblo y manchar las siglas de lo que antaño fuera una ilusión colectiva.
Sin embargo, ese Rey ya pasea desnudo por Lanzarote. Los pasillos del palacio de Justicia son el escenario de su desnudez. Denostado por sus amigos más íntimos, señalado por la traición a su propia sangre, rodeado de mediocridad y vacuidad.
La realidad es tozuda al representar sus vergüenzas en público.