Tiene razón el alcalde de Arrecife cuando dice que hay "temas más importantes en la ciudad" que el enfrentamiento protagonizado por la concejal Isabel Martinón con dos agentes de la Policía Local. Sin embargo, eso no ...
Tiene razón el alcalde de Arrecife cuando dice que hay "temas más importantes en la ciudad" que el enfrentamiento protagonizado por la concejal Isabel Martinón con dos agentes de la Policía Local. Sin embargo, eso no puede servir de excusa para ignorar un episodio que va mucho más allá de una discusión por una multa de tráfico. La cuestión no es que a una concejal se le llevó el coche la grúa, sino que, según los agentes, intentó evitar que éstos hicieran su trabajo aludiendo a su condición de edil del Consistorio, y después se enfrentó a ellos, negándose a retirar el vehículo.
La noticia de este altercado fue la más leída del día en lavozdelanzarote.com y la segunda que más visitas acumuló de toda la semana, y semejante interés ciudadano también es algo sobre lo que los políticos deberían reflexionar. Porque a veces, la sensación de impunidad o de privilegios de los representantes públicos genera más indignación ciudadana que cualquier otro asunto.
A lo mejor es cierto que el caso de Martinón no supone una novedad, y otros cargos públicos del Ayuntamiento capitalino o de otras instituciones de la isla hacen lo mismo, pensando que un acta de edil o de consejero da más derechos que al resto de los ciudadanos. Pero si realmente algunos están acostumbrados a eso, lo mejor que puede pasar es que la policía empiece a actuar y a medir a todo el mundo por el mismo rasero.
Si un agente le pide a cualquier ciudadano que retire el coche de un lugar de estacionamiento prohibido, éste obedecerá y hasta dará gracias por haberse evitado que la grúa se llevara su vehículo hasta el depósito municipal. Porque aunque se suplique, se proteste o se presente un recurso frente a una multa, ante una orden policial, la inmensa mayoría del común de los mortales se limita a cumplir, y más si los agentes tienen razón y el coche está aparcado donde no debe.
Y si realmente lo que pretende decir Isabel Martinón es que los policías locales de Arrecife ponen multas que no corresponden, actúan arbitrariamente o se ensañan con algún particular, habría aún más motivo para que el grupo de gobierno del Ayuntamiento se tomara este tema en serio. Máxime cuando, además, es el segundo episodio en poco más de un mes que enfrenta a un concejal del gobierno capitalino y a miembros de la Policía Local.
En la anterior ocasión, el protagonista fue el edil del PP Joel Delgado, y los hechos se produjeron en Nochevieja. Según un agente, él estaba haciendo una ronda rutinaria en un local cuando el concejal le increpó y le dijo que se marchara, blandiendo "una chapita" para dejar claro que no estaba hablando con cualquiera, sino con un edil del Ayuntamiento, y diciéndole que "ya se iba a enterar el lunes de quién era él".
En su momento, Joel Delgado dio una versión bien distinta, y aseguró que lo que hizo fue llamar la atención a este agente por estar de madrugada dentro de un bar, insinuando que podría estar bebiendo y disfrutando de la fiesta en lugar de hacer su trabajo, y que el testimonio del agente sólo respondía a una venganza por aquello.
Sin embargo, si lo que dice el edil es cierto, lo que habría que haber hecho es actuar de inmediato contra el policía. Y es que la cuestión no es que un concejal se lo encuentre por la noche y le llame la atención, sino que se abra un expediente disciplinario si es cierto lo que plantea.
Porque los concejales del Ayuntamiento de Arrecife son simplemente eso, concejales. Y no están para plantar cara a los policías en las calles o locales de la ciudad. En todo caso, si consideran que se están produciendo comportamientos improcedentes, su obligación sería dar parte e iniciar los trámites oportunos contra el agente en cuestión.
Y lo mismo debería aplicarse al caso de Isabel Martinón. Porque si intentan insinuar que hay algún tipo de persecución de la Policía Local de Arrecife o de determinados agentes contra concejales del grupo de gobierno de Arrecife, también habría que actuar de inmediato como corresponda, porque el tema no tendría nada de trivial.
Sin embargo, la respuesta del grupo de gobierno ha sido minimizar los hechos, y fomentar que quede una sombra de duda sobre ambas partes. Y ésa, por anecdóticos que puedan parecer estos casos, es sin duda la peor opción.