Lanzarote, la isla pionera en sostenibilidad amenazada por la sobreexplotación turística

Los expertos alertan de los problemas inherentes al crecimiento turístico sin control

7 de abril de 2023 (09:46 CET)
Actualizado el 7 de abril de 2023 (10:25 CET)
Un grupo de turistas visita los Jameos del Agua, uno de los Centros Turísticos de César Manrique. Turismo. Foto: Andrea Domínguez.
Un grupo de turistas visita los Jameos del Agua, uno de los Centros Turísticos de César Manrique. Turismo. Foto: Andrea Domínguez.

¿Cuántas vacas pueden comer en un pasto asegurando que siga habiendo pasto al día siguiente?, esa es la pregunta que se planteaban en el siglo XVIII al hablar de capacidad de carga en la ganadería. El debate ya viejo vuelve a salir a la luz en pleno 2023 para hablar de turismo. ¿Tendrá Lanzarote espacio para mañana si siguen aumentando las llegadas de turistas?

En 2022, arribaron un total de 2,8 millones de turistas. Solo residen de forma permanente en la isla 156.189 habitantes. Por lo que, la población flotante, aquella que utiliza el territorio teniendo su residencia en otro lugar, es mucho mayor que la residente. Si partimos de los últimos datos publicados, anualmente hay cinco residentes por cada 100 turistas. Los expertos estiman que la población residente seguirá aumentando, mientras las cifras turísticas han regresado a datos anteriores a la crisis sanitaria derivada del coronavirus. 

"Esta es la pregunta del millón de euros", bromea el catedrático en Geografía e Historia de la Universidad de La Laguna Moisés Simancas. "Calcular el concepto de capacidad de carga es muy complejo y ahora se utiliza como una especie de varita mágica para medir". En esta línea, recalca que el concepto no solo se puede quedar en determinar cuál es la ocupación de la actividad en el espacio físico.

El fenómeno turístico va más allá de las llegadas. Para conocer su afección real hay que conocer cuántas personas llegan por avión, cuántas por puertos, cuál es la población flotante, cuál la residente, qué energía se gasta, dónde se hospedan, cuánta agua se consume, cuántos vertidos, cuánto se contamina o cuántas infraestructuras se utilizan y si el territorio tiene capacidad para afrontarlo todo con la menor repercusión ambiental posible. Además, Simancas añade un concepto más al debate: la capacidad de carga psicológica de la población residente.

Un crucero noruego atracado en el Puerto de Arrecife en esta Semana Santa (Foto: Andrea Domínguez).
Un crucero noruego atracado en el Puerto de Arrecife en esta Semana Santa (Foto: Andrea Domínguez).

Solo con los datos ofrecidos por el experto, en Canarias, el 1,8% del territorio está ocupado por los alojamientos turísticos. En ese espacio se concentran el 90% de los viajeros, el 85% de las tecnologías y el 83% de los establecimientos.

“En Canarias hace ya mucho tiempo que hemos superado la capacidad de carga", afirma la catedrática en Geografía e Historia de la Universidad de Las Palmas Emma Pérez Chachón

"Los impactos del turismo no son solamente directos, sino también indirectos inducidos", añade Simancas. “En Canarias hace ya mucho tiempo que hemos superado la capacidad de carga, ocurre cuando consumes más de lo que tienes disponible. Por ejemplo, si no puedes tratar los residuos, has superado la capacidad de carga”, continúa la catedrática en Geografía Física de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Emma Pérez Chacón.

Lanzarote, pionera en la lucha medioambiental

La lucha medioambiental encabezada por César Manrique se inició en la década de los 70 y tuvo como resultado un avance legislativo y teórico sin precedentes no solo en Lanzarote sino en el Archipiélago. A pesar de que en 2023 el crecimiento turístico sigue en alza, Lanzarote fue pionera en estudiar el término capacidad de carga en profundidad.

En 1991, se presentó en la isla el Plan Insular de Ordenación Territorial (PIOT) de la mano del presidente del Cabildo Enrique Pérez Parrilla, ya entonces se habían determinado los criterios para entender cómo se excedía la capacidad de la isla. En ese entonces se hablaron de muchas palabrejas que aún resuenan a día de hoy: población flotante, saturación turística, ecotasa o límite territorial

"La primera moratoria turística que se plantea en Canarias fue en Lanzarote. En los años 80 se había clasificado un exceso de suelo turístico por una expectativa que nunca se iba a cumplir", narra el catedrático en Geogragía e Historia de la Universidad de La Laguna.

Un año después de la muerte del artista multidisciplinar, en 1993, Lanzarote solicitó ser Reserva de la Biosfera.

El legado de Manrique y el equipo de gobierno insular que lo acompañó, dirigido entonces por Pepín Ramírez, se había inclinado por la armonía entre la naturaleza y la arquitectura frente a la construcción de nuevas infraestructuras para hacer frente al aumento de la población y a las llegadas de turistas.

Entre los proyectos promulgados estaban los Centros de Arte, Cultura y Turismo (CACT), donde César Manrique había creado espacios de reflexión en la naturaleza apoyado de un equipo de trabajo.

Entre 2001 y 2004, la búsqueda de nuevas líneas de actuación desde el Cabildo de Lanzarote llevó a crear el proyecto Life - Lanzarote Biosfera. En forma de libro, esta obra recogía encuestas a la ciudadanía y a los turistas. ¿Pagarían un euro por noche como parte de una ecotasa?, los encuestados respondieron que sí. En esa misma encuesta se preguntaba qué hacer con el dinero obtenido: no construir más hoteles y preservar el medioambiente.

“Lanzarote  ya se evaluó y creó un precedente”, añade Pérez Chacón. Sin embargo, a pesar de los avances teóricos, las imágenes de turistas bañándose en espacios protegidos donde está prohibido como los Jameos del Agua o el Charco Verde, las largas colas para acceder al Parque Nacional de Timanfaya o el crecimiento en los últimos años del turismo en La Graciosa, han despertado la alarma social. 

En este sentido, la catedrática de Geografía e Historia de la ULPGC Emma Pérez Chacón recalca que para atajar los problemas ambientales de la isla son fundamentales la planificación teórica, la legislación y la vigilancia. 

“En Lanzarote sabemos por qué nuestro proyecto de isla ha fracasado y por qué se ha superado la capacidad de carga”, revela la abogada de Transparencia Urbanística, la lanzaroteña Irma Ferrer. En esta línea, insiste en que el debate es mucho mayor: la crisis climática y cómo la supervivencia de Canarias y en particular, de Lanzarote, está “sobre las cuerdas”. 

¿Hacia dónde vamos?

De continuar con el consumo actual, Canarias necesitaría de 73 archipiélagos como este para poder sobrevivir, según las cifras ofrecidos por Pérez Cachón. En esta línea señala que, a pesar de que en las Islas "hay un 42% de espacio protegido, del resto se ha utilizado ya un 50% en solo dos décadas", recalca.

A pesar de los avances históricos y de la lucha de César Manrique desde los años 70 para diversificar la economía insular, en islas como Lanzarote, la dependencia del sector servicios supone casi un 60% del PIB. Según datos ofrecidos por la consejera de Turismo del Ejecutivo regional, Yaiza Castilla, en la última Comisión de Turismo celebrada en esta legislatura, el 35% del Producto Interior Bruto del Archipiélago depende del turismo.

Además de los problemas derivados del aumento de la población residente y los visitantes, las previsiones de cómo afectará el cambio climático a Canarias no auguran buenas noticias. Un estudio elaborado por el Gobierno de Canarias y difundido en mayo de 2022, alertó de que en Lanzarote se podrían perder en el peor escenario hasta 36 kilómetros de costa a causa del cambio climático en 2050. Puerto del Carmen, La Santa, Arrecife, Famara, Playa Honda, Arrieta, Costa Teguise, Las Caletas, El Golfo o La Graciosa son las localidades costeras que sufrirían un mayor impacto.

Entre los espacios afectados hay pueblos como Punta Mujeres, Arrieta o La Caleta de Famara, la central térmica de Las Caletas, playas y alojamientos turísticos que podrían desaparecer o sufrir inundaciones. "El debate ahora es la superviviencia", recalca Irma Ferrer.

La central
La central de Las Caletas, uno de los puntos afectados por la subida del nivel del mar (Foto: Andrea Domínguez).

"Olvidamos todos esos aprendizajes y fuimos hacia una un desarrollo masivo del turismo", relata el catedrático Simancas. Islas, hasta ahora más alejadas del turismo masivo, como La Graciosa o el Islote de Lobos se vieron afectadas por el aumento de la llegada de visitantes. En el caso de Lobos se ha establecido un limite de entrada de personas. Sin embargo, no se ha planteado en La Graciosa, donde los problemas por la gestión de residuos y la falta de agua se acrecientan. "En determinados momentos estamos olvidando el umbral de referencia", puntualiza Simancas.

La capacidad de carga se mide a raíz de dos condicionantes “recursos finitos en un territorio acotado”, explica la abogada experta en medioambiente y urbanismo Irma Ferrer.

Además, la falta de datos es uno de los grandes problemas para atajar la capacidad de carga de la isla. “Carecemos de datos nosotros y el pueblo canario en general sobre el impacto de la industria turística en las islas. Datos transparentes y que tengan un resultado vinculante”, exigió el diputado de Sí Podemos en el Parlamento de Canarias Paco Déniz sobre esta realidad durante su intervención en la Comisión de Turismo. 

La contaminación aérea

Entre los temas más debatidos en estos últimos años, se encuentra la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera a causa del uso del transporte aéreo, el más contaminante del mundo. El estudio la Huella de Carbono de la Aviación Turística en Canarias de la Universidad de La Laguna afirma que el turismo de sol y playa propio del Archipiélago “genera serios problemas medioambientales”.

Entre ellos el "aumento de residuos, la alta presión sobre espacios naturales frágiles o el agotamiento de recursos escasos como el agua”. La emisión de gases de efecto invernadero está estrechamente vinculada a los transportes. La quema de combustibles fósiles para conseguir la movilidad, también. 

“El sector aéreo es en el que se basa toda la estrategia turística canaria” y a la vez, “uno de los sectores con mayor impacto en el cambio climático”, resaltó la investigación académica. Con datos ofrecidos por la Consejería de Turismo del Gobierno de Canarias la huella de carbono de las islas, sin incluir tráfico aéreo ni marítimo, supera el millón de toneladas de dióxido de carbono al año. Solo el tráfico aéreo proporciona otros 5,4 millones de toneladas.

A pesar de ello, el Gobierno de Canarias ha pedido a la Unión Europea la excepción de las Islas en el impuesto verde, que pretende sancionar el uso del transporte aéreo y promocionar otros transportes menos contaminantes. Canarias ha solicitado que no se aplique este impuesto a los vuelos internacionales para no perjudicar a la llegada de turistas.

En esta línea se pronunció la consejera Yaiza Castilla: “Su relevancia económica no puede convertirse en una excusa para no actuar”, apuntó en la última comisión de Turismo de esta legislatura.

La afección de las construcciones en el hábitat

“Las próximas guerras ya no serán por el petróleo, sino por el agua”, añade la abogada ambientalista Irma Ferrer. La escasez de precipitaciones llevó en septiembre del año pasado al Cabildo de Lanzarote a instalar en Alegranza una balsa de plástico dedicada a que la avifauna pudiese beber. Además, Lanzarote y La Graciosa enfrentan graves problemas para abastecerse de agua.

“En conservación ambiental hablamos de amenazas”, narra el delegado de SEO/Birdlife en Canarias, Yarci Acosta. Entre las amenazas más frecuentes a las que se enfrentan las especies está la fragmentación y la destrucción del hábitat. Este punto es particularmente importante para este experto, tal es así que cualquier construcción, desde carreteras hasta edificios o tendidos eléctricos impiden la continuidad entre los espacios naturales. 

Para Acosta, doctorando en Conservación de la Biodiversidad en la Universidad de La Laguna, la pérdida de especies como la hubara, declaradas como estrictamente protegidas y en peligro de extinción, viene derivada de la degradación de los ambientes en los que se desarrolla su vida

“Cuando hablamos de una especie en peligro de extinción, hablamos de que si no hay intervención humana esa especie podría desaparecer”

“Cuando hablamos de una especie en peligro de extinción, hablamos de que si no hay intervención humana esa especie podría desaparecer”, puntualiza el experto en Conservación. En este punto, Lanzarote es una isla que brilla por ser un medio estepario. A grandes rasgos, los espacios esteparios son medios agrícolas y ganaderos abiertos, sin fuertes pendientes o con pocos árboles. En estos espacios las aves anidan en el suelo.

“La avifauna debe tener flujo, poder moverse entre espacios protegidos”, asevera. Para Acosta el modelo de desarrollo actual falla. “Zonas como Chinijo y El Jable son muy frágiles, pero la gestión brilla por su ausencia”

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