El simple hecho de estudiar un año en Estados Unidos puede ser clave no solo para adquirir un nivel bilingüe del idioma, sino también para enriquecer un currículo que será más atractivo a la hora de encontrar trabajo.
Pero estas dos no son las únicas ventajas de estudiar en el extranjero: las empresas especializadas en facilitar estas aventuras a los estudiantes reconocen que unos meses en países como EE. UU., Alemania, Italia, Suiza o cualquier nación del Sudeste Asiático puede cambiar completamente la vida de quien lo prueba.
Una oportunidad para crecer
Crecer como persona, adquirir valores, descubrir que el mundo no es solo de la manera que se presenta en nuestro entorno.
Estos son algunos de los primeros regalos que la experiencia de formación fuera de nuestras fronteras da a los estudiantes: “Viajar por un plazo de tiempo largo abre la mente y enseña que el mundo es mucho más complejo, rico e interesante de lo que pensamos”, explican desde International Experience, una empresa con sede en Minnesota que cada año acompaña a cientos de personas en este proceso.
Un momento clave para desarrollar la segunda lengua
En este caso, la posibilidad de estudiar durante un semestre o un año completo está pensada para chicos de entre 13 y 18 años. Es en esta etapa de secundaria donde mejor se pueden integrar los conocimientos de la segunda lengua y adquirir un altísimo nivel de inglés.
Además, los chicos, que tendrán que continuar sus estudios al regresar a España, adquieren un hábito de estudio y una capacidad de trabajo en sintonía con la cultura americana, un país donde la competencia es mucho más alta y, por tanto, el esfuerzo diario mayor.
En otras palabras, la experiencia fuera ayudará a que, a la vuelta, los estudiantes eleven su nota media del expediente y mejoren sus resultados de manera permanente, gracias al protocolo de estudio y trabajo interiorizado en América.
Nuevas materias
Más allá del aprendizaje del inglés, la formación fuera de España enfrenta al alumno a nuevas materias que no se dan en su país de origen y, por tanto, abre su mente a nuevos conocimientos.
Esto es muy relevante, puesto que de ese primer contacto con las materias distintas surge, a menudo, un interés que acaba por convertirse en vocación y por marcar el futuro profesional de estos jóvenes que se lanzan a la aventura de estudiar en el extranjero.
Recuerdos únicos
Por supuesto, la experiencia de vivir fuera, alejados de la familia y en un mundo tan distinto como el que ofrece América es una oportunidad única para adquirir una serie de recuerdos y experiencias que acompañarán al menor durante toda su vida y le harán consciente de que hay que aprovechar cada momento con este tipo de experiencias únicas.
Todas estas ventajas son las que mueven cada vez a más familias a mandar a sus chicos adolescentes a estudiar en centros públicos y privados de EE. UU. para aprender el inglés y meterse de lleno en la cultura americana.