Lanzarote ante la encrucijada de responder a la demanda de agua sin destruir sus fondos marinos

La salmuera que se produce tras la desalación del agua del mar se vierte al litoral generando "varios impactos" sobre el hábitat marino y poniendo en riesgo la supervivencia de 70 especies

29 de junio de 2025 (08:26 WEST)
Actualizado el 29 de junio de 2025 (12:21 WEST)
El doctor en Ciencias Del Mar y técnico, Fernando Espino. Foto: Juan Mateos.
El doctor en Ciencias Del Mar y técnico, Fernando Espino. Foto: Juan Mateos.

Lanzarote fue el primer territorio europeo donde se instaló una planta desalinizadora, una instalación que convierte el agua del mar en potable. Este hecho histórico se dio en los años sesenta del siglo pasado. Hasta 1965, la isla miraba al cielo con la esperanza de que la lluvia llenase sus aljibes y maretas, sacaba agua del Risco de Famara y esperaba a los correíllos, barcos cargados con agua desde las islas capitalinas, para abastecerse. 

Desde esta primera instalación, cuatro plantas de desalación públicas y otras decenas de pequeñas plantas privadas han ido salpicando el mapa de la isla para dar respuesta a una población en aumento y a un sector turístico en auge. A pesar de cumplir una función social fundamental, la desalación tiene un coste ambiental y económico muy alto, en una isla que perdió en 2021 el 61% del agua desalada en la red.

El doctor en Ciencias del Mar y técnico del Servicio de Impacto Ambiental del Gobierno de Canarias, Fernando Espino Rodríguez, participó esta semana en la Jornada de reflexión sobre el agua en Lanzarote, organizadas por Ecologistas en Acción.  "Los principales impactos de la desalación son el elevado consumo de energía, generalmente procedente de energías fósiles, y el vertido de salmuera al mar", apostilla el investigador. 

Además, señala que esta situación se agrava con el crecimiento poblacional y con la presión turística. "A medida que vienen más personas, hay mayor consumo de recursos hídricos. Cuantas más instalaciones operan, mayor demanda de recursos y eso implica aumentar la capacidad de instalación y que existan mayores caudales de salmuera al mar", continúa. 

 

El impacto de la salmuera en los fondos marinos

En Canarias, también en Lanzarote, el método de desalación utilizado es la ósmosis inversa, un sistema que de forma aproximada genera un litro de salmuera por cada litro de agua potable. La salmuera es una solución acuosa con alta salinidad. "Tiene el doble de salinidad que la del medio marino y cuando eso se vierte al mar, como es mucho más denso, se va al fondo", expone Espino.

Su llegada al fondo marino de las islas, "altera los ecosistemas y, en muchos casos, hace que se destruya la vegetación marina, las algas, las fanerógramas y los invertebrados sésiles, que son aquellos que están sujetos al suelo". De este modo, el experto aconseja que se estudie bien el fondo marino junto al que se va a instalar la desaladora para que ocasione el menor impacto ambiental posible.  

En concreto, la desalación en Canarias ya ha producido "varios impactos" sobre sebadales, que son praderas marinas que desempeñan funcionen fundamentales en los ecosistemas. Los sebadales son el hábitat de hasta 70 especies marinas en el archipiélago, donde crían 30 de ellas. "Cuando desaparecen las praderas, desaparece la capacidad de producción de peces, lo que afecta directamente, por ejemplo, al suministro de especies pesqueras", ejemplifica el doctor en Ciencias del Mar.

Los sebadales no solo son un lugar de cobijo para decenas de especies, sino que es un sumidero natural de dióxido de carbono, un espacio que absorbe más dióxido de carbono que el que libera y tiene un papel fundamental en la lucha contra el cambio climático. 

Espino expone que estas praderas marinas no solo se ven en peligro por la desalación de agua, sino que están afectadas por la mala depuración de las aguas residuales y por las obras en zonas costeras, como las ampliaciones de puertos, que se han realizado sobre la ruta de la pradera y "alteran la calidad del agua, los sedimentos y ocupan el fondo marino". 

 

¿Qué hacer con la salmuera?

El técnico del Servicio de Impacto Ambiental del Gobierno de Canarias y coautor de la Guía de Biodiversidad Marina de Canarias destaca la necesidad de compatibilizar la preservación medioambiental con el acceso al agua como bien básico. "Hay que mejorar las instalaciones y los vertidos para que causen el menor impacto posible", defiende el científico. 

Una investigación del Instituto Tecnológico de Canarias propuso alternativas para reutilizar la salmuera y avisaron de que podía convertise "en un recurso de alto valor". Espino expone que, aunque esta opción, a través de la mezcla de la salmuera y diferentes productos químicos se está estudiando para fabricar otras sustancias, aún no se está aplicando. 

Además, explica que en las grandes desaladoras pueden aplicarse medidas para mitigar los efectos que producen en el entorno marino. Por ejemplo, la difusión previa de la salmuera con agua de mar antes de verterla al litoral o la instalación de dispositivos que se colocan al final del proceso para diluirla y disminuir sus impactos.

En cuanto a las pequeñas plantas, expone que existen "dispositivos de dilución", que "mayormente son varias bocas de vertido para dividir el vertido en vertidos pequeños y se puedan mezclar mejor, pero no son tan efectivos".

De este modo, concluye que la mejor opción es construir grandes desaladoras, "bien localizadas y bien gestionadas", que aunque van a tener "un gran impacto, estará concentrado en un lugar controlado", frente a la opción de tener diez o veinte microdesaladoras repartidas en la costa de la isla que es más difícil de gestionar. 

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