El detenido, un varón cubano de 43 años de edad que está acusado de un delito de intrusismo profesional, fue socio de Navarre durante seis meses, desde febrero hasta agosto de 2005, y presuntamente carecía de titulación universitaria en odontología y no estaba colegiado. Además, según la Guardia Civil, supuestamente provocó lesiones graves por imprudencia a un total de 30 personas y ha sido acusado por delitos de estafa de una cantidad de 7.500 euros.
"Para abrir una clínica dental necesitas estar colegiado y te piden el título, además de tener que arreglar papeles con Sanidad y con Industria", asegura Oliver, recordando que fueron los pasos que tuvo que seguir él para abrir la consulta. Pero según explica, aunque "para trabajar como dentista es necesario ser colegiado, lo que requiere estar licenciado en la especialidad, no siempre se pregunta o se pide el título". En su caso, no se lo pidió. "Pequé de confiado al alquilarle la clínica sin pedirle los papeles", reconoce Oliver, quien dice sentirse "estafado" por el "falso dentista". Ahora, asegura que ha aprendido la lección y que en el futuro "si quiero trabajar con una persona llamaré al Colegio de Odontólogos para saber si está colegiado o no". En cualquier caso, también subraya que no hay inspecciones que controlen todas las clínicas y que si toma esta medida será "por iniciativa propia".
Cuando a finales de enero de 2005, el encausado se presentó en la consulta de Oliver, porque colegias del gremio le comentaron que éste estaba buscando una persona, no pensó que sus papeles no estaban en orden. "Es una persona muy extrovertida y tiene una manera de tratar a las personas que me dio confianza", dice. Además, según explica, "él estaba trabajando en una clínica en Playa Honda por lo que pensé que todo estaba en orden". El acuerdo de trabajo fue verbal, entre ambos.
Pequeñas anomalías
El trato al que llegaron cuando comenzaron a trabajar juntos delimitaba que, dado que Oliver debía ausentarse largos periodos de tiempo a Francia, su país de origen, el detenido se ocuparía de la consulta casi en su totalidad. Oliver sólo pasaba una semana al mes en la isla. "La semana que yo estaba aquí, trabajaba los días que él tenía libre, y atendía algunos pacientes". Aún así, Oliver no fue consciente de nada mientras duró la relación de trabajo entre ambos. "Durante esos seis meses, yo veía pequeñas cosas que no me gustaban, pero cada uno tiene su propia manera de hacer las cosas y no le di mayor importancia", asegura. Tampoco ningún paciente se quejó durante aquel periodo, "o si fue así lo debía resolver él porque yo no me enteré de nada".
Las primeras quejas
Los primeros indicios de que algo no había ido bien en la consulta empezaron un mes o dos después de que terminase la relación laboral con el detenido. Una ruptura que Oliver define de "brutal" porque según explica, tras exigirle el pago de una factura, el presunto estafador, le llamó por teléfono a Francia para decirle que "no continuaba y que fuese a recoger la llave". Días después, cuando Oliver volvió a Lanzarote, se encontró que todos los utensilios de la clínica habían desaparecido. "Empecé a buscarlo y preguntando a la gente comencé a escuchar quejas", asegura Oliver. Le fue imposible encontrarlo, y preguntando a los pacientes sobre su forma de trabajar se llevó la sorpresa de que "lo hacía todo demasiado rápido y lo cobraba caro", añade. Según explica "hay cosas que no se pueden hacer rápido porque tienen sus tiempos", pero Navarre cree que "el detenido es una persona que seguramente corre mucho detrás del dinero".
Cuando en el mes de septiembre, pacientes suyos comenzaron a pasar por la clínica para denunciar que algunas de las actuaciones de O.P.R. estaban defectuosas, Oliver fue consciente del todo de la presunta estafa. "Desde que estuvo aquí, han ido viniendo personas quejándose por los daños", asegura Oliver, quien lamenta haber perdido dinero, tiempo y materiales en "reparar los perjuicios ocasionados por el encausado a alrededor de treinta personas".
"Si una endodoncia no se practica correctamente, tarde o temprano se cae o da problemas de infección", explica Oliver, "pero no es una cosa que se dé uno cuenta de inmediato, pueden pasar meses para que esa pieza te de problemas". Éste es el caso de uno de los pacientes, que le contó cómo le había realizado un implante (que el propio Oliver no practica por seguridad),y que a su juicio "si todos los implantes los hizo así se caerán seguro todos antes o después". Según la Guardia Civil una treintena de pacientes han sido afectados, pero según la experiencia del dentista "pueden seguir saliendo casos todavía".
Sale a la luz
Casi dos años después la noticia sale a la luz. La denuncia de uno de los pacientes de la clínica de Playa Honda ha sido el comienzo de las investigaciones de la Guardia Civil en relación a las posibles irregularidades cometidas por el presunto estafador. La Guardia Civil se puso en contacto con Oliver el martes 12, para preguntarle si quería denunciarlo y aunque declara que al principio se lo pensó, para no meterse en más problemas antes de volver a Francia, al final pensó "que era lo más adecuado".
La detención, el pasado jueves 14 de junio, ha sido posible gracias a las denuncias de tres pacientes perjudicados, entre ellos un menor de 14 años, que padecieron lesiones graves producidas por implantes realizados por el "falso dentista" según datos de la Guardia Civil. Además, el encausado también ejercía en otra clínica dental en San Bartolomé, en la localidad de Playa Honda. Una vez declaró ante la autoridad judicial, el detenido fue puesto en libertad con cargos, a expensas de que próximamente comparezcan los perjudicados y denunciantes. No obstante, al día siguiente fue [detenido nuevamente->12584], esta vez acusado de un delito de apropiación indebida de un vehículo de una empresa de alquiler de coches.
Oliver Navarre. Dentista:"Con este tipo de casos aflora el racismo o la xenofobia de algunas personas"
¿Cree que esta noticia ha generado miedo no sólo hacia su clínica, sino en general hacia su profesión?
Seguramente, porque en esta especialidad, es muy importante la confianza que el paciente deposita y tiene por el médico. Ir al dentista parece como que siempre da miedo, porque es una parte sensible con dolores muy incómodos y se necesita tener mucho tacto.
¿Y hacia su clínica?
Ese es el miedo que tengo, que los vecinos de Tinajo crean que yo también soy un estafador, y que no tengo mi título o no estoy colegiado. Algunos conocidos me han llegado a decir que algunas personas se sorprenden de que la Clínica Dental continúe abierta. Yo ahora voy a volver para Francia con mi familia, y quiero traspasar la clínica a otra persona, pero aunque no he notado cambio en la afluencia de pacientes a la consulta, me da miedo que este caso repercuta a la próxima persona también.
¿Cree que ha generado otro tipo de sentimientos por el hecho de que el implicado sea extranjero?
Con este tipo de casos aflora el racismo o la xenofobia de algunas personas. Sólo hace falta leer los comentarios de la gente en internet a partir de la noticia. Y seguramente si un dentista cubano busca trabajo ahora no encuentre nada, porque la gente no se fíe y lo asocie. Pero de todos modos creo que no es bueno generalizar y al igual que se producen este tipo de casos también en doctores españoles, no todos los médicos españoles son negligentes.