Tenía que haber ingresado en prisión en julio

Emiten una orden de búsqueda y captura de un ex policía condenado por una agresión a un africano en Arrecife

La Audiencia Provincial de Las Palmas ha emitido una orden de búsqueda y captura de un ex agente de la Policía Nacional, que fue condenado junto a un compañero por el Supremo a cuatro años y medio de cárcel ...

29 de marzo de 2010 (20:01 CET)
Emiten una orden de búsqueda y captura de un ex policía condenado por una agresión a un africano en Arrecife
Emiten una orden de búsqueda y captura de un ex policía condenado por una agresión a un africano en Arrecife

La Audiencia Provincial de Las Palmas ha emitido una orden de búsqueda y captura de un ex agente de la Policía Nacional, que fue condenado junto a un compañero por el Supremo a cuatro años y medio de cárcel por delitos contra la integridad moral y detención ilegal. Este agente fue juzgado en noviembre de 2007 por reducir, detener y propinar una patada estando fuera de servicio al africano George Annan, en el bar arrecifeño "El Linde".

El policía Javier R.C. tenía que haberse presentado en julio para ingresar en la prisión de Tahíche. No obstante, no acudió a la cárcel y, por ello, se ha emitido una orden de búsqueda y captura, tal y como confirma el Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) desde su gabinete de prensa. Estas mismas fuentes afirman que esta orden, emitida por la Sección Sexta de la Audiencia Provincial, se ha enviado a toda España y, en el caso de que se localice a este ex policía, se procederá a su detención inmediata y a su ingreso en prisión.

En su momento, la Audiencia Provincial de Las Palmas, que le condenó en primera instancia, estimó probado que en la madrugada del 5 de noviembre de 2005, a la salida del bar de Arrecife "El Linde" Javier R.C. preguntó a George Annan, que estaba acompañado de otro compatriota, "¿Qué, vendes algo?", a lo que Annan le respondió "¡yo no vendo nada!, ¿quién es usted para decirme qué?". A partir de ahí el agente empujó al africano mientras que el otro acusado, Juan Carlos E., se ocupaba del amigo de Annan que logró huir.

Annan emprendió la huida pensando que quienes le perseguían eran "bandidos", pero finalmente fue alcanzado en la calle La Porra, donde Javier R. C. le tiró al suelo y le propinó una patada en el ojo que le causó hematomas y contusiones de las que no se curó hasta 30 días después.

Sin identificarse

Después de que Javier R. C. llamara a otro compañero del cuerpo que estaba dentro del bar, conocido como Pesi, para pedirle refuerzos y de que éste le dijera a los dos agentes que soltaran a Annan, finalmente Pesi llamó a la comisaría. Varias dotaciones policiales llegaron al lugar y, sin que los dos culpables se identificaran en ningún momento, ni le informaran de su detención o sus derechos, solicitaron unos grilletes a los compañeros recién llegados, que se llevaron a Annan a dependencias policiales.

Según explica la sentencia, continuaron las irregularidades porque fueron los propios policías condenados, pese a estar fuera de servicio y a que aseguraban que Javier R.C. había sido agredido por Annan, quienes se ocuparon de las gestiones propias de la detención. Y mientras tanto, según consideró probado la sentencia, no faltaron insultos, los que le dedicó Juan Carlos E. al detenido después de pedirle que le mirara. "Le dio dos manotazos para que la volviera a agachar (la cabeza) gritándole `ningún puto negro de mierda me ha hecho lo que tú me has hecho´, ´baja la cabeza, mono de mierda´".

El tribunal consideró probado también que a instancias del policía que se encargó del atestado del suceso, los agentes acudieron al médico para justificar una agresión previa del hombre que habían detenido ilegalmente. "Durante el trayecto en el vehículo policial, los acusados fueron riéndose, de broma e incluso golpeándose y empujándose con el fin de presentar alguna lesión, pero por el camino", explica el dictamen. Ya a la vuelta, el agente Juan Carlos E. discutió con el policía instructor del atestado al que dijo que no tenía "ni puta idea", cuando éste le solicitó detalles de lo ocurrido. Juan Carlos E., según la sentencia, obligó a su compañero a consignar los hechos tal como él se lo iba dictando.

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