María Olimpia se trasladó con sus tres hijos al barco de Alejo, padre de los niños. Piden ayuda porque no tienen ni agua corriente y los pequeños han dejado de ir al colegio

Una familia vive en un barco varado en La Santa tras incendiarse su casa en Valterra

FOTOS: JAVIER FUENTESAlejo Sánchez hace más de 20 años que vive solo en La Marisma, su barco de pesca. Pero desde hace una semana comparte los escasos seis metros cuadrados de su barco con sus tres hijos y María ...

24 de abril de 2006 (18:08 CET)
Una familia vive en un barco varado en La Santa tras incendiarse su casa en Valterra
Una familia vive en un barco varado en La Santa tras incendiarse su casa en Valterra

FOTOS: JAVIER FUENTES

Alejo Sánchez hace más de 20 años que vive solo en La Marisma, su barco de pesca. Pero desde hace una semana comparte los escasos seis metros cuadrados de su barco con sus tres hijos y María Olimpia, madre de los niños. El barco está situado en el puerto pesquero de Las Santa y al parecer es la casa eventual de la familia desde hace una semana.

"Mis hijos no tienen donde vivir porque la casa de María Olimpia en Valterra, se quemó en un incendio la semana pasada", apunta Alejo. El pescador, y padre de los tres niños, asegura que sus hijos están soportando condiciones de vida muy duras porque "a penas hay espacio y pasan mucho frío por las noches". Alejo asegura que ha pedido ayuda en el Ayuntamiento de Arrecife y en el Cabildo después de que se produjera el incendio para conseguir "una casa donde pueda vivir los niños con su madre, porque yo vivo en el barco". La familia está a la espera de una respuesta por parte de la presidenta del Cabildo, Inés Rojas, que según Alejo "nos prometió un apartamento para esta semana y todavía no tengo noticias del asunto", apunta.

Vivir en un barco

La vida en La Marisma, un pequeño barco pesquero, "está bien para mí porque estoy acostumbrado, pero los niños pasan frío", además de soportar condiciones muy duras ya que no tienen baños y duermen en un pequeño camarote de menos de dos metros cuadrados. La familia todas las noches debe ingeniárselas para retirar los aparejos de pesca para caber todos en el camarote, "aunque yo duermo en la trampilla donde están los motores".

Para la vida normal de un niño, el hecho de vivir en un barco en La Santa sólo tiene inconveniencias. La familia asegura tener que usar una manguera que hay en el puerto para asearse y lavar la ropa, que luego tienden en el mismo barco. Pero la higiene y el espacio no es el problema más preocupante de esta situación. Según Alejo, Christian, Acerina y Alejo, de siete, cinco y dos años respectivamente, hace unos cuantos días que no van al colegio porque no tiene medios para llevarlos hasta Arrecife y porque en la Santa no hay servicio de transporte público. Al respecto, el padre ha recriminado la falta de ayuda por parte de las administraciones de la Isla y "el rechazo a la gente que, como yo, también pagamos nuestros impuestos y nos tratan como a basura". Alejo quiso dejar claro que él necesita trabajar para vivir y que los Servicios Sociales deben hacer algo para solucionar su problema porque "si tengo que salir a la mar a faenar, lo haré incluso con mis hijos, así que está en sus manos".

Hasta que llegue alguna respuesta "seguiremos aquí pasando apuros y esperando a que nos den una solución", concluye Alejo. De esta manera un barco se ha convertido en un improvisado hogar donde los niños hacen su vida. Pero La Marisma no es lugar para una familia con dificultades que no piensa abandonarla hasta encontrar otra casa mejor.

La causa de los problemas: el incendio

Alejo y María Olimpia aseguran que todavía no conocen las causas del incendio que dejó la casa de Valterra sin posibilidades de habitarla. La vivienda del incendio está en el barrio marinero de Valterra, frente al centro de salud. Tras el fuego, que se inició por un cortocircuito que hizo prender fuego a un colchón, la vivienda, según Alejo, quedó destrozada. El incendio se produjo el pasado 13 de abril en el tercer piso de las 80 Viviendas y no tuvo consecuencias más drásticas porque todos los que allí estaban salieron ilesos.

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