La situación de las casas militares que se encuentran dentro del recinto del aeropuerto puede calificarse de abandono. Ante el problema, Luis Rego, un inquilino de estas viviendas que actualmente es civil aunque hasta el año pasado trabajó como militar, ha denunciado el estado que caracteriza la zona. De esta manera Luis Rego se ha erguido como portavoz de una denuncia de todos los vecinos "porque tengo libertad de expresión, no como los militares que tienen miedo a represalias".
El problema al que se enfrentan los inquilinos de estas casas es el siguiente. Las viviendas pertenecen al Ministerio de Defensa. Sin embargo, recientemente ha salido publicado en el Boletín Oficial del Estado la declaración de Interés General del aeropuerto de Lanzarote. Esto significa que para desarrollarse las obras que están previstas en el Plan Director de la base aérea es necesario desafectar la zona, esto es, declarar que este bien de dominio público quede desvinculado de su uso. De esta manera, las viviendas pasarían a ser propiedad del Ministerio de Fomento del que depende Aena. La impresión de los vecinos, según explicó Luis Rego, es que en cierta manera les fuerzan a irse a cualquier precio sin hacerse cargo del mantenimiento "que por ley les corresponde".
Consecuencias
Aunque la propiedad de estas viviendas pertenece al Ministerio de Defensa, desde 2001 el responsable de la gestión, administración y mantenimiento de las mismas es el Instituto Nacional de la Vivienda de las Fuerzas Armadas. Sin embargo, desde entonces la situación ha empeorado e incluso se ha agravado en los dos últimos años. Esto ha supuesto que los vecinos se enfrenten a problemas como la no recogida de basura o una iluminación en las calles que no funciona, por lo que durante las noches toda la zona se queda a oscuras. O se han encontrado con situaciones tan desagradables como la que vivió Luis Rego hace tres años cuando tuvo que hacer una denuncia penal cuando en su casa no pudieron utilizar el agua "debido a que el sistema de desagüe estaba roto". Afortunadamente pudieron arreglarlo con una pequeña infraestructura pero piensan "que nadie quiere asumir las responsabilidades".
Estas son algunas de las situaciones a las que se enfrentan las ocho familias que todavía habitan en el lugar, ya que el resto de las ocho casas están desocupadas. Por esto, piden una solución ante este problema que no les permite llevar una vida con las comodidades usuales de cualquier vivienda.