Mariano Tavío se ha convertido en el primer oficial de notaria en Lanzarote en alcanzar los 40 años en el ejercicio de su profesión.
“En estas 4 décadas, en la notaría hemos sido testigo del cambio brutal que ha vivido la isla y la sociedad en general”, señala el notario. “Cuando empecé a trabajar en el año 1982 lo hacíamos todo a máquina y con fotocopiadoras, la revolución digital también ayudó a las notarías a realizar su trabajo”, añade.
Tavío subraya que no sólo se circunscribe a lo técnico: “Era impensable que en una notaría se celebraran bodas o divorcios” apostilla.
Asimismo, el curso económico de la isla se reflejaba en la notaría de aquellos tiempos: “Se escrituraban parcelas en Puerto del Carmen, con compra-ventas de 5.000 pesetas el metro en segunda línea de playa, al cambio 30 euros metro. Es algo impensable, con ese dinero hoy no se llena ni un tanque de gasolina” recuerda Mariano Tavío.
Tavío recuerda que el propio César Manrique, mientras se le preparaba un documento, “miraba los dedos que tecleaban la antigua máquina de escribir, a la vez que se hablaba introduciendo datos”, y el propio Manrique reflexionó: “La verdadera máquina es el hombre, lo otro es un cacharro”. “Todavía hoy me emociona sentir las palabras del siempre ocurrente César Manrique”, recuerda Tavío.
Y es que en la profesión de notario, la confidencialidad es clave, ya que en el despacho pasan a diario multitud de familias, empresas y particulares, que preparan con los oficiales desde herencias, pasando por hipotecas, préstamos, constituciones de sociedades, etcétera. “Cada vez que se acerca alguien a nuestra oficina, de alguna manera compartes las vidas de tus clientes. La ilusión de un emprendedor cuando crea su empresa, la pareja que formaliza una hipoteca y une su vida formando una familia. Pero también los sinsabores de los fallecimientos, y las malas noticias, de alguna manera creo que ayudamos a las personas en su recorrido vital”, añade Tavío.
Ahora, celebra con sus compañeros la trayectoria de una vida entregada a su labor como oficial de notaría. “El tiempo pasa, y lo más bonito es ver que los que te aprecian siguen contigo pase lo que pase”, recuerda Tavío muy ilusionado.
