Tras cuarentaaños de labor en el Colegio Santa María de los Volcanes, las madresdominicas dejan Lanzarote para seguir su labor en otros lugares donde las necesitan. Durante su etapa de enseñanza, ofrecieron a la isla un estilo educativo diferente, integrando actividades que fueron pioneras en la época.Montañismo, música, ballet, gimnasia y pintura se convirtieron en susasignaturas cuando ningún otro colegio las impartía.
Cuando miran atrás, el balance generalque hacen de estos años es bastante satisfactorio, pues se sienten muy queridas por Lanzarote. "Me he sentido como en mi casa y me ha merecido la pena", afirma la madre Teresa, todavía directora del colegio. "Lanzarote tiene algo especial,a pesar de quela sociedad de hoy es muy distinta a la que yo conocí en el año ochenta, sigue siendo un sitiomuy querido por la congregación y por nosotras", afirma.
Muchas de sus alumnas quisieron darles la despedida que merecen, con un emotivo adiós en una fiesta en el propio colegio, así como con en una eucaristía que tuvo lugar en la Iglesia de San Ginés.
Alumnos, padres, amigos y todo aquel que quiso unirse, acudió auna "eucaristía normal",según dijo la madre Teresa, que finalizócon una emotiva "acción de gracias al Señor por estos cuarenta años", que leyó una de las religiosas.
El colegio Santa María de los Volcanes, quedará a partir de ahora "en muy buenas manos", según las dominicas, puesto quese hará cargo de él la Congregación de Nazaret, que tiene ya experiencia educativa en La Palma y en Tenerife.
Cuando finalice el mes de julio y tengan que marchar, cada una de las religiosas llegará a un sitio diferente, para continuar la labor que empezaron en Lanzarote y que continuará allí donde haga falta.
