La Asociación Protectora de Animales y Plantas Sara ha lanzado un "grito desesperado" dirigido a los ciudadanos de Lanzarote y a sus representantes públicos, "en un intento más por hacer de Lanzarote un lugar más digno para la vida animal".
Y es que según la protectora, "no se puede permitir el lujo de asistir impertérritos al lamentable espectáculo de ver cómo en las carreteras por donde transitamos aparecen continuamente animales atropellados. Animales domésticos, gatos y perros que, de manera irresponsable, son abandonados por sus dueños y que deambulan desorientados y perdidos por la geografía isleña". Porque según sostienen desde "Sara", "el macabro espectáculo, lejos de desaparecer, no para de aumentar".
En estas circunstancias, afirman que la asociación "se encuentra absolutamente desbordada para recoger más animales en la actual situación, ya que sus instalaciones se han quedado pequeñas y las cuantías económicas que en su día firmaron los distintos ayuntamientos de la Isla, en la mayoría de los casos, no se han hecho efectivas".
A lo largo del pasado año, en las instalciones de la asociación entraron 987 animales, de los que más de la mitad eran perros, aunque señalan que, "afortunadamente, 930 fueron adoptados por ciudadanos". Y en lo que respecta a la campaña de esterilización, en el 2008 llegó a 752 animales abandonados. "Esto implica un gasto en cada esterilización, una cantidad que en la suma total, nos resulta dificultoso soportar debido al continuo incremento del número de animales que llegan a la Protetora", señalan. Actualmente, en la protectora tienen acogidos unos 200 perros y 60 gatos.
Historia de la asociación
Esta asociación surgió en 1986 y actualmente congrega a 215 socios que donan 60 euros anuales para la manutención de los mejores amigos del hombre. Pero a pesar de estas ayudas económicas, desde la protectora aseguran que la cuantía no es suficiente. Esto es porque el gasto generado por la asociación asciende a 16.000 euros al mes, lo que equivale a 500 euros al día.
El Ayuntamiento de Arrecife y el Cabildo también colaboran con los gastos de la protectora. No obstante, según explica una colaboradora de la Asociación, Flavia Baridón, "en el 2002 se firmaron unos convenios con todos los Ayuntamientos de la isla y con el Cabildo por los que se adquirían unos compromisos económicos con la protectora", pero ahora sólo el Consistorio de Arrecife y la primera institución insular han mantenido su compromiso con la protectora.
Problemas y soluciones
Uno de los mayores problemas a los que se enfrenta actualmente la protectora es precisamente el gasto que conlleva. "Necesitamos ayuda económica porque es una causa social en la que todos estamos implicados", asegura Baridón. Por eso, pide apoyo a las instituciones ya que, según afirma, "se ignoran las propuestas de la protectora".
Algunas de las soluciones propuestas desde Sara son estudiar la puesta en marcha de una campaña insular de concienciación ciudadana para evitar el abandono de animales; la retirada de animales de la vía pública y su identificación y posterior castración; y que los Ayuntamientos tramiten y sancionen con dureza a los propietarios de animales abandonados que puedan ser identificados.
Un futuro mejor
Sus instalaciones, ubicadas en la carretera que une Tahíche con San Bartolomé, acogen animales abandonados que los trabajadores y voluntarios de la asociación recogen por la isla para atender sus cuidados en las instalaciones de la protectora. Allí, una veterinaria y dos auxiliares se encargan de cuidar a los animales abandonados.
La función de esta asociación es la de ocuparse de las necesidades que presenten los animales encontrados e intentar buscarles un hogar responsable. Las mascotas suelen llegar a la protectora bien porque sus dueños los depositan allí o bien porque los miembros de la asociación los recogen en la calle, en ocasiones avisados por algún vecino de la isla.
Así, en la protectora les vacunan, desparasitan y se encargan de velar por su salud. Una vez los gatos y perros están curados de las enfermedades que presentaban al llegar, comienza la tarea de buscar a unos futuros dueños que no vayan a abandonarlos como hicieron los anteriores.
Desde la protectora se colabora con distintas asociaciones alemanas a las que se envía fotografías de las mascotas para intentar reubicarlas y es habitual que desde la protectora Sara se manden los animales a ese país en avión.